?M¨¢s democracia!
Seg¨²n el autor, es imprescindible que el PSOE d¨¦ un paso m¨¢s y permita a sus afiliados participar no s¨®lo en la elecci¨®n del cabeza de candidatura, sino tambi¨¦n en la de todos los integrantes de las listas
El proceso de elecciones primarias que el PSOE llev¨® a cabo hace unos meses constituy¨®, sin duda, un revulsivo no s¨®lo para los militantes socialistas, entre los cuales provoc¨® una extraordinaria reacci¨®n de entusiasmo, sino para toda la sociedad espa?ola, cuya atenci¨®n sobre este asunto fue inusualmente elevada.Este notable incremento del inter¨¦s frente a un hecho pol¨ªtico es algo sobre lo que resulta imprescindible detenerse y reflexionar: ?cu¨¢les pueden ser las causas de que un proceso como el desarrollado entonces sea seguido con tanta atenci¨®n y genere tales expectativas dentro y fuera del partido socialista? Desde mi punto de vista, tanto los ciudadanos como los militantes socialistas -y seguramente los de otras formaciones pol¨ªticas- han llegado a tener la sensaci¨®n de que los partidos, para seleccionar a los representantes en las instituciones democr¨¢ticas, toman m¨¢s en consideraci¨®n las fidelidades personales a los dirigentes y los intereses de los grupos de poder existentes en cada partido que la representatividad, tanto interna como social, la coherencia pol¨ªtica e ideol¨®gica o la capacidad personal.
Lo grave es que esta negativa sensaci¨®n no es del todo ajena a la realidad. Porque si bien es cierto, y es preciso reafirmarlo, que la democracia se articula a trav¨¦s de los partidos pol¨ªticos y que ¨¦stos han sido y siguen siendo instrumentos ¨²tiles e indispensables para representar intereses y valores colectivamente compartidos, es preciso reconocer, precisamente para mejorar la democracia, que las formas de actuaci¨®n de los partidos pol¨ªticos tienen bastante que ver con el alejamiento y el escepticismo ciudadanos frente a la pol¨ªtica y con el bajo nivel asociativo y de participaci¨®n pol¨ªtica activa en relaci¨®n con otros pa¨ªses de nuestro entorno.
El partido socialista no es ajeno a esta situaci¨®n. Y no puede servir de consuelo que los ciudadanos contemplen con el mismo descreimiento a la derecha que a la izquierda. Precisamente porque la derecha, que procedi¨® inmediatamente a restar importancia al proceso de primarias, no necesita, al contrario, intenta evitar, toda posible din¨¢mica de profundizaci¨®n democr¨¢tica y de participaci¨®n social, pretendiendo que la democracia es s¨®lo delegaci¨®n y representaci¨®n. Y por ello concibe las organizaciones pol¨ªticas como estructuras piramidales, jerarquizadas y separadas de la sociedad, en las que los afiliados son s¨®lo figurantes en escenograf¨ªas electorales de dise?o.
La izquierda, en cambio, convoca al ciudadano a la participaci¨®n en la definici¨®n y soluci¨®n de los problemas, a la vinculaci¨®n activa y solidaria en los procesos de mejora de la sociedad y de construcci¨®n cotidiana de la justicia y la igualdad. El PSOE forma parte de esa tradici¨®n de la izquierda. Por ello, para los socialistas debe ser fundamental la participaci¨®n tambi¨¦n en el interior del partido. Estoy convencido de que el enorme inter¨¦s y expectaci¨®n de los ciudadanos y la respuesta entusiasta de los afiliados socialistas ante el proceso de primarias se debi¨® al incremento de la democracia que aqu¨¦llas representaban. Ello demuestra que la ampliaci¨®n de los procedimientos participativos y la extensi¨®n de las pr¨¢cticas democr¨¢ticas son una demanda real cuya satisfacci¨®n fue entonces positivamente apreciada, puesto que permit¨ªa a los afiliados jugar un papel m¨¢s activo en la designaci¨®n de quienes no s¨®lo tienen que conocer la propuesta pol¨ªtica y program¨¢tica del PSOE, sino tambi¨¦n saber representarla y llevarla a la pr¨¢ctica con rigor y coherencia.
Pero, al tiempo, ese incremento en la participaci¨®n democr¨¢tica de los afiliados se revela como un buen ant¨ªdoto, aunque sea s¨®lo parcial, ante la desconfianza existente entre los ciudadanos acerca del funcionamiento interno y el comportamiento clientelar de los partidos: cuanto mayor sea el incremento en la capacidad de decisi¨®n de los afiliados, m¨¢s f¨¢cil ser¨¢ superar esa desconfianza, estimulando no s¨®lo el voto para desplazar a la derecha gobernante, sino tambi¨¦n la integraci¨®n en el partido de personas identificadas con las ideas y propuestas socialistas y que, sin embargo, son reticentes a incorporarse al PSOE por temor a que sus opiniones no tengan un marco de expresi¨®n e influencia adecuados.
Por ello considero imprescindible dar un paso m¨¢s en el camino emprendido. ?Por qu¨¦ elegir s¨®lo al cabeza de candidatura mediante el voto de los afiliados y reservar la selecci¨®n del resto de los candidatos a un ¨®rgano restringido, elegido en segundo grado? Estoy seguro de que el nivel de informaci¨®n, de formaci¨®n y de conocimiento de los posibles candidatos que tienen los afiliados es m¨¢s que suficiente como para que resulte de todo punto innecesaria cualquier estructura "superior" que sustituya la directa voluntad del afiliado a la hora de llevar a cabo dicha selecci¨®n.
Nadie puede discutir, tambi¨¦n yo as¨ª lo creo, que es necesaria una cierta estructura de delegaci¨®n que garantice la ejecuci¨®n cotidiana de las pol¨ªticas compartidas por el conjunto del partido, cuyos afiliados no pueden intervenir diariamente de manera directa en la toma de decisiones en un marco de realidad pol¨ªtica r¨¢pidamente cambiante. Pero tampoco puede ignorarse la exigencia, m¨¢s o menos velada, de los afiliados de participar directamente, siempre que ello sea posible, en las grandes decisiones. La designaci¨®n de los candidatos del PSOE a las instituciones democr¨¢ticas puede y debe llevarse a cabo de este modo, mediante el voto libre, directo y secreto de todos los afiliados, evitando que sea en ¨¢mbitos restringidos y necesariamente menos transparentes donde se lleve a cabo esa selecci¨®n.
Los dirigentes socialistas no pueden creer que su posici¨®n de dirigentes se debe a su superior informaci¨®n y formaci¨®n -hoy ya, afortunadamente, muy socializadas-, ni tampoco que esa posici¨®n se pueda mantener reserv¨¢ndose espacios para la realizaci¨®n de consensos internos de escasa transparencia. La estima y el reconocimiento de su importante funci¨®n se han de ganar con el prestigio que da saber desarrollar las armas de la izquierda del futuro, la comunicaci¨®n y la cooperaci¨®n. Y eso s¨®lo tiene un camino: m¨¢s democracia.
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