Por m¨¦ritos propios

La fidelidad de los electores socialistas ha sido realmente excepcional. Hasta en las condiciones m¨¢s adversas, como han sido las que han presidido pr¨¢cticamente todas las consultas de los a?os noventa, el electorado socialista ha mantenido su apoyo al PSOE y hasta ha llegado a tirar de ¨¦l cuando ve¨ªa que flaqueaba, como ocurri¨® en las elecciones generales de 1996.Dicha fidelidad se ha mantenido incluso despu¨¦s de la derrota. A pesar de que a lo largo de toda la legislatura el viento ha soplado a favor del PP y en contra del PSOE, ¨¦ste ¨²ltimo sigue manteniendo pr¨¢cticamente intacto su apoyo electoral a tenor de lo que dicen todos los sondeos.

Esto no le ha ocurrido hasta ahora a ning¨²n otro partido de ¨¢mbito estatal. Los errores de UCD, AP, PCE o CDS han pasado factura de manera inmediata. Y el coste ha sido, por lo general, muy alto. Tanto que han desaparecido o han dejado de concurrir a las elecciones bajo esa denominaci¨®n. ?nicamente el PSOE ha mantenido b¨¢sicamente su apoyo electoral, incluso despu¨¦s de cometer errores graves.

Ahora bien, el que no le haya pasado hasta ahora, no quiere decir que no le puede pasar. La direcci¨®n socialista m¨¢s bien deber¨ªa pensar lo contrario. Que, justamente porque no le ha ocurrido en el pasado, es probable que le ocurra en el futuro. Una fidelidad como la que ha demostrado el electorado socialista no puede ser defraudada sin que tenga un coste no s¨®lo alto sino adem¨¢s prolongado en el tiempo.

Sobre esto ¨²ltimo me parece que ser¨ªa oportuno que reflexionara la direcci¨®n socialista en general y Joaqu¨ªn Almunia y Jos¨¦ Borrell en particular. El tiempo corre en su contra, y si no son capaces de dar una soluci¨®n al problema de liderazgo en el interior del PSOE, es pr¨¢cticamente toda la direcci¨®n actual la que va a ser jubilada anticipadamente.

La direcci¨®n actual socialista est¨¢ integrada por gente todav¨ªa joven. Pero quienes integran el Gobierno de la naci¨®n lo son todav¨ªa m¨¢s. Si en las pr¨®ximas elecciones generales la direcci¨®n socialista no es capaz de competir con el PP, no va a disponer de otra oportunidad. Y cuando digo competir no me refiero a concurrir, sino a competir de verdad. Ello no quiere decir que tenga que ganar las elecciones, pero s¨ª que tiene que convencer a la sociedad espa?ola de que est¨¢ en condiciones de poder ganarlas. Si la direcci¨®n socialista no demuestra su capacidad para competir en las pr¨®ximas elecciones, no va a obtener de la sociedad ox¨ªgeno para seguir compitiendo. Simplemente dejar¨¢ de ser relevante a efectos de la direcci¨®n pol¨ªtica del pa¨ªs. Ya le ocurri¨® a la direcci¨®n de UCD a comienzo de los ochenta. S¨¦ que no es lo mismo desde la perspectiva del partido, pero s¨ª puede ser muy parecido desde la perspectiva individual.

No s¨¦ si son conscientes de ello. Ni Almunia, ni Borrell, ni los dem¨¢s dirigentes socialistas disponen de tiempo para equivocarse. El desconcierto en el que est¨¢n inmersos, si lo prolongan, les va a llevar directamente al ostracismo pol¨ªtico. Y adem¨¢s, con toda justicia. El capital que se les ha confiado ha sido enorme. Si lo ¨²nico que son capaces de hacer es dilapidarlo, es evidente que nadie les va a confiar ni una peseta ni un euro m¨¢s.

El PSOE y la izquierda espa?ola en general se juegan bastante en la forma en que se resuelva el desconcierto socialista. Pero la direcci¨®n socialista se juega todav¨ªa m¨¢s. El PSOE acabar¨¢ recuper¨¢ndose. Pero de esa recuperaci¨®n no ser¨¢n protagonistas ni Almunia, ni Borrell, ni ninguno de los actuales dirigentes. Y adem¨¢s, por m¨¦ritos propios.