"La madurez es necesaria si se quiere escribir para los ni?os"
Madrid Tras m¨¢s de una d¨¦cada escribiendo regularmente y con toda su producci¨®n a¨²n in¨¦dita, Carlos Lape?a Mor¨®n (Cuenca, 1962) acaba de recibir el primer premio literario de su vida, el Ala Delta 1998, y le resulta una paradoja haberlo conseguido con un texto para ni?os, Eugenio, el de la botella, cuando la mayor parte de su obra est¨¢ destinada a p¨²blico adulto. Tres novelas cortas, tant¨ªsimos relatos cortos ("la medida de dos o tres folios es una cosa que me priva") que no se atreve a aventurar una cifra, varios cuentos, un libro de poemas acabado y otro en gestaci¨®n constitu¨ªan su obra completa, hasta que el nacimiento de su primer hijo, hace algo m¨¢s de dos a?os, puso en marcha el acercamiento a la literatura infantil. Desde entonces ha escrito tres textos para ni?os; con el tercero ha cumplido un viejo anhelo: alcanzar la gloria de la publicaci¨®n.Pregunta. ?Qu¨¦ le impuls¨® a escribir para el lector infantil?
Respuesta. La necesidad de contar algo. La manera de contarlo, el punto de vista o el tono es lo que te hace ver si va a ser para ni?os o adultos, la verdad es que no lo tengo claro. Parece que lo pide la propia historia, la idea de la que partes, quiz¨¢ el personaje.
P. Es un¨¢nime la opini¨®n de que la literatura infantil vive un excelente momento.
R. Es cierto, hay much¨ªsimas colecciones y se publica bastante, pero yo veo una diferenciaci¨®n peligrosa entre el escritor de adultos y el de ni?os. El encasillamiento no es bueno y, a veces, parecer¨ªa que la literatura para adultos requiere m¨¢s preparaci¨®n y m¨¢s arte que la escrita para ni?os. No estoy de acuerdo, a m¨ª me cuesta mucho m¨¢s escribir para ni?os.
P. ?Por qu¨¦?
R. Yo podr¨ªa pensar que, despu¨¦s de muchos a?os escribiendo para adultos, he alcanzado la madurez necesaria para escribir para ni?os.
P. ?Cu¨¢ndo empez¨® su inter¨¦s literario?
R. Al final de la carrera , cuando ten¨ªa 20 o 21 a?os. En los ¨²ltimos cinco o seis a?os, el ritmo ha ido creciendo y las crisis de preguntarme ?qu¨¦ hago yo aqu¨ª?, ?alguna vez conseguir¨¦ algo?, tambi¨¦n.
P. En su infancia sali¨® de Cuenca para venirse a Madrid, ?cambio brusco?
R. En realidad nos vinimos a Pinto, que en el 68 era un pueblo-pueblo, a media hora de Madrid, es decir, ten¨ªamos la seguridad y la tranquilidad del pueblo y la oferta bestial de la capital; me parece un buen esquema vital, sobre todo teniendo cr¨ªos. De todos modos, Madrid y Cuenca se parecen por antag¨®nicas, Madrid es movimiento puro y duro y Cuenca es el inmovilismo casi absoluto. Por Madrid pasa todo lo que ocurre; por Cuenca ni siquiera pasa la historia.
Eugenio, el de la botella. Editorial Edelvives. 805 pesetas.
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