Sobre la movida
Carmen Molina (diputada del PSOE por Granada) y Nicol¨¢s N¨²?ez (miembro de la Comisi¨®n de Drogas del PSOE-A) ejecutaron un curioso art¨ªculo en el que se declaraban defensores de la movida. Parecen confundir (como en el proverbio zen) a la luna con el dedo que la se?ala y, en su intento de atacar a D¨ªaz Berbel, olvidan toda compostura y, si lo ten¨ªan, todo el conocimiento. Cuando no se tiene la costumbre de escribir, es frecuente que se busquen arranques luminosos. Y la diputada y el miembro de la Comisi¨®n, juntos, silenciosos, buscando ideas y enrojeciendo del esfuerzo, se dicen el uno al otro: "Ya lo tenemos". Encantados, escriben: "Todos los fascistas del mundo..." Ese comienzo y la lectura obligada de los peri¨®dicos que se les supone a los pol¨ªticos, les hace incluir a Pinochet aliviando sus inquietas noches londinenses con lo que ellos llaman "la represi¨®n de la movida". A partir de aqu¨ª, parecen abandonarse en el tobog¨¢n del desprop¨®sito y mezclan los espadones con el bullicio que llena de vida a las calles y con los carcamales incapaces de entender a la juventud. Y afirman que un trabajador cuya jornada laboral comienza a las ocho del s¨¢bado es un ignorante cuando se exaspera porque no puede dormir hasta una hora antes de levantarse. .." Afortunadamente, los autores reconocen que no tienen la soluci¨®n. No es poca cosa. Su entusiasmo, sin embargo, hace sospechar que s¨ª la tienen; no la de la movida pero s¨ª las suyas personales: es probable que sus domicilios no se encuentren en las zonas en las que la sana juventud inunda las plazas de botellas, no bebe alcohol, canta a coro y esparce sus ¨ªmpetus juveniles hacia las ventanas de los vecinos. Como era de esperar, sus propuestas son clericales: que aprendan la moderaci¨®n con el alcohol. ?Pues qu¨¦ bien! Y ?qu¨¦ hacen los que viven en las zonas afectadas mientras los cursillos de moderaci¨®n comienzan a producir efecto? ?C¨®mo se atreven los autores del engendro a pedir ideas imaginativas cuando el art¨ªculo, que a duras penas han conseguido terminar, demuestra que carecen en absoluto de imaginaci¨®n? La mayor¨ªa de los ciudadanos creemos que hay que dar una soluci¨®n a la movida y estamos en desacuerdo con los m¨¦todos utilizados por D¨ªaz Berbel en Granada. Creemos que la derecha se mostrar¨¢ proclive a sacar la pistola del polic¨ªa y que algunos diputados y miembros de Comisiones varias de la izquierda centrada en el centro, se dedicar¨¢n a proponer soluciones untuosas cuando se acerquen las elecciones. - Isidro Gonz¨¢lez Olivera. Mairena del Aljarafe (Sevilla). La lectura del art¨ªculo aparecido el s¨¢bado 14 en su peri¨®dico bajo el t¨ªtulo de La represi¨®n de la movida con las firmas de Carmen Molina y Nicol¨¢s N¨²?ez ha provocado en m¨ª reacciones de diferente signo y me ha impelido a responder. Me gustar¨ªa atraer su atenci¨®n sobre un concepto t¨ªpico en la acci¨®n pol¨ªtica (al parecer los dos firmantes se dedican a ella) y que empacha cada frase del referido art¨ªculo: la demagogia. Desde la primera y contundente afirmaci¨®n: "Todos los fascistas del mundo...", hasta el ¨²ltimo e infructuoso p¨¢rrafo que reclama como "aut¨¦nticos protagonistas" del problema a los j¨®venes, el art¨ªculo rezuma demagogia por los cuatro costados. Fascistas, carcamales o envidiosos son algunas de las lindezas que los autores dedican a los pol¨ªticos y al conjunto de ciudadanos que apoyan las medidas que el gobierno municipal granadino ha adoptado para la soluci¨®n del problema de la movida en las calles de su ciudad (problema que comparten muchos otros municipios andaluces); no dudan un ¨¢pice en usar la oportunista figura del ex dictador chileno para reforzar sus reflexiones. Todos ellos intentan acabar con lo que ellos califican de "bullicio que llena de vida las calles". Pareciera como si las calles de nuestras ciudades necesitaran del ruido estruendoso, de los desperdicios, de las botellas y vasos rotos, de las bolsas de pl¨¢stico por los suelos, de los orines nauseabundos... para cobrar vida. Las referencias a la evidente despreocupaci¨®n de los responsables granadinos por la "salud o el riesgo de accidentes de tr¨¢fico" de los j¨®venes; la descripci¨®n de sus penurias econ¨®micas; el deseo de ver integrados a sus protagonistas estelares, los j¨®venes, "felizmente a la sociedad civil", me huelen insistentemente a pura y simple demagogia pol¨ªtica. La alusi¨®n final a esas otras personas (ni?os, j¨®venes, ancianos...) que sufren molestias y que "a veces protestan con raz¨®n", se me antoja un lapsus sem¨¢ntico. Es curioso que dicha referencia se haga al final del art¨ªculo, como intentando ocultar lo que en el fondo, incluso ellos mismos consideran como una de las cuestiones m¨¢s importantes del asunto.- .
Igualdad, ?seguro?
Estamos acostumbrados a ver la gran pol¨¦mica que acompa?a a los anuncios de Benetton donde se evoca la igualdad. En sus fotos aparecen gentes de distintas razas, religiones, enfermos o v¨ªctimas de cat¨¢strofes. Benetton nos vende la imagen de que su ropa es para todos. Pero lo que resulta realmente llamativo es el hecho de que ninguno de sus modelos sea para personas con unos kilos de m¨¢s. El otro d¨ªa entr¨¦ en una de sus tiendas y cuando pregunt¨¦ por mi talla, me respondieron que all¨ª no hab¨ªa ropa "como para m¨ª". Puede que mi piel o mi religi¨®n sean aceptadas por Benetton, pero mi cuerpo no. ?Igualdad? Quiz¨¢s s¨ª, pero s¨®lo hasta la talla 42.-
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