Laura Esquivel defiende la fraternidad en torno a los fogones
La escritora mexicana publica los cuentos '?ntimas suculencias'
Laura Esquivel sostiene que las grandes revoluciones han fracasado y que la ¨²nica salida son las soluciones individuales. En ?ntimas suculencias, una recopilaci¨®n de cuentos que acompa?a a recetas de cocina publicada en Espa?a por Ollero & Ramos en una cuidada edici¨®n, la autora retoma muchas de las ideas apuntadas en Como agua para chocolate: "Uno es lo que come, con qui¨¦n lo come y c¨®mo lo come".
La consigna de la escritora mexicana, que a primera hora de la ma?ana luce perfectamente maquillada y un traje de chaqueta de ante negro con tachuelas plateadas en las solapas, es que desde la cocina se puede transformar el mundo. La p¨¦rdida de valores nos lleva, seg¨²n esta autora, a potenciar cada vez m¨¢s la producci¨®n exterior en detrimento de los espacios dom¨¦sticos.Cuando Esquivel era una ni?a el lugar de reuni¨®n en la casa era la cocina; al calor de los fogones "la familia hablaba y se transmit¨ªan todos los ritos de la tribu". Ese espacio del hogar ha ido perdiendo importancia en favor del cuarto donde se ubica la televisi¨®n, "un lugar donde todo est¨¢ preparado para que no se hable".
S¨®lo las mujeres somos capaces todav¨ªa de utilizar ese espacio para sincerarnos sin que nadie se entere". Su filosof¨ªa es que la fraternidad de los fogones es una de las m¨¢s fuertes porque en el reconocimiento de un olor o de un sabor se recuperan muchas emociones. La escritora mexicana sugiere que en la cocina y el amor no hay fronteras. "En las reuniones cada vez se habla menos de los sentimientos. Parecemos muy preocupados por las cuestiones econ¨®micas, la bajada del yen o las corrupciones pol¨ªticas, cuando habr¨ªa que tender a potenciar el sentimiento amoroso, el ¨²nico capaz de derrumbar fronteras y salvar al ser humano".
La idea de esta escritora es que mientras removemos un caldo para que no se formen grumos no s¨®lo recuperamos ritos que se est¨¢n perdiendo, sino que "celebramos una ceremonia de uni¨®n con el universo y nos comportamos como aut¨¦nticas alquimistas o sacerdotisas". La autora de Como agua para chocolate deplora esa costumbre, cada vez m¨¢s habitual, de sacar un envase precocinado y congelado y ponerlo en el microondas para ingerirlo a los pocos minutos. "Eso no puede reportar nada bueno. De hecho, nos unimos a algo que no somos. No es lo mismo comerse ese producto industrial que algo que t¨² has manipulado en la cocina y donde has puesto toda tu energ¨ªa".
Esquivel aprovech¨® su estancia en Madrid para rebuscar, ayudada por su editor espa?ol, por las librer¨ªas de viejo documentaci¨®n sobre afrodisiacos para su pr¨®ximo trabajo literario. Est¨¢ a punto de ponerle el punto final a una novela sobre los sentimientos y conf¨ªa en sacar adelante un proyecto cinematogr¨¢fico, basado en una ciudad donde sus habitantes sobreviven a base de peque?as industrias hogare?as como la fabricaci¨®n de mermeladas o de vinagres.
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