Un valenciano de Segovia
El PP valenciano anda de trajines preelectorales y aprovecha todo lo que se le pone a tiro o le viene a mientes. Puede ser una multitudinaria merienda gerontol¨®gica con muerto y desaparecidos o un homenaje necrol¨®gico. Como el previsto para ma?ana en el sal¨®n de Cortes del Palau de la Generalitat y a un caballero de controvertido itinerario pol¨ªtico y recientemente fallecido. Ellos sabr¨¢n, aunque lo dudo, pero filigranas ret¨®ricas tendr¨¢n que hacer para convencernos de que es un tributo justo a quien nunca confi¨® en nuestra autonom¨ªa y dej¨® por todo legado una discordia civil, que se prolonga. Por otra parte, y con el mismo tino, hubo esta semana quien confundi¨® el diario Egin con un heraldo de las libertades.
La Generalitat valenciana, y el Molt Honorable en su nombre, ha convocado para ma?ana un homenaje al extinto y probablemente malogrado pol¨ªtico Fernando Abril Martorell, quien fuera poderoso vicepresidente, "vicetodo" y "omnipotente apoderado" de los gobiernos de Adolfo Su¨¢rez desde 1977 a 1980, en palabras del cronista y notario de UCD, Emilio Attard. Entre los m¨¦ritos que se aducen para rendirle este tributo figura el amor que como valenciano "siempre expres¨® por esta su tierra", lo que quiz¨¢ sea aval bastante a juicio de los promotores para justificar este fasto, sobre todo si, adem¨¢s, hubiera sido cierto, debidamente proclamado y de alguna utilidad espec¨ªfica para este pa¨ªs o reino que, por arbitrio de tan ilustre personaje, se troc¨® en la as¨¦ptica e hist¨®ricamente desconnotada intitulaci¨®n de Comunidad. Nada podemos objetar a que sus deudos y tributarios evoquen la figura de este paisano, que obviamente lo es. Naci¨® en Picassent, estudi¨® en los escolapios, trab¨® amistades con algunos condisc¨ªpulos, gust¨® de la paella y hasta se expresaba en la lengua aut¨®ctona, de la que conserv¨® sus m¨¢s elementales recursos verbales. Es un detalle que le honra, pues bien pudo haber perdido la memoria de sus ra¨ªces, ya que su vida y biograf¨ªa cuajaron en otras latitudes y al amor de otras vivencias como revela el hecho de que cuando irrumpe y arrolla en la vida p¨²blica de la mano de Su¨¢rez se le tiene por estos lares como segoviano, pues no en balde hab¨ªa presidido aquella Diputaci¨®n y no exist¨ªa por estas tierras valencianas el menor rastro de sus antecedentes y proyecci¨®n pol¨ªtica. Cruces me hago de c¨®mo conseguir¨¢ su panegerista de ma?ana colmar ese vac¨ªo y desarraigo. Confieso que el personaje me sedujo, tanto en sus momentos de gloria como de ostracismo, que result¨® definitivo. De su praxis pol¨ªtica -que se dec¨ªa entonces- m¨¢s ostentosa, como de las cuotas del entorno, se desprend¨ªa un talante pragm¨¢tico, soberbio, apasionado por el poder, al tiempo que leal -en tanto lo fue, que no fue siempre- con su patr¨®n, el inquilino de la Moncloa, para quien ejerci¨® de pararrayos y c¨®mitre de barones y notables ucedeos. Dicen que era implacable, negociador roque?o e inasequible al sue?o, al tiempo que t¨ªmido y comunicativo. Con Alfonso Guerra, que compart¨ªa id¨¦nticas funciones de doberman, enlazaba la noche con el d¨ªa destilando humoradas, versos y agudezas rehogadas con escoc¨¦s. A su modo, los guerreros reposaban juntos y redim¨ªan el Estado hilvanando los Pactos de la Moncloa, las entretelas de la Constituci¨®n o el r¨¦gimen de las autonom¨ªas que uno ni otro trasegaban. Para la fauna pol¨ªtica ind¨ªgena de aquellas calendas, Abril Martorell signific¨® una novedad inclasificable, y aludo tanto a sus adversarios como a sus parciales. A todos los llev¨® como cagarruta por acequia, hasta conseguir el dislocamiento y derrota final de su propio partido a la par que la suya propia. Pero lo m¨¢s lamentable, puesto que todav¨ªa purgamos, es que insensato y presuntamente maquiav¨¦lico, alent¨® la peste blava, esa facci¨®n chauvinista y analfabeta que quiso convertir en el mascar¨®n de proa de la derecha del cap i casal. Y urd¨ªa esa canallada mientras confesaba, entre cuita y cuita, que valencianos y catalanes en armon¨ªa pod¨ªamos ser la Suiza del milenio que apunta. "Est¨¢is ciegos", exclamaba, cuando era ¨¦l mismo quien avivaba la discordia imaginaria. Ni siquiera puede beneficiarle, pues, el atenuante de la ignorancia. Hac¨ªa le?a para chamuscar al enemigo y nos inmol¨® a todos, a sabiendas. Es posible que alguien, con m¨¢s tiento y talento, pespuntee un d¨ªa el perfil humano y pol¨ªtico de este tipo singular, relatando sus proezas y derrumbamiento. A lo mejor nos cuenta c¨®mo acab¨® sin apenas amigos entre la ancha grey de sus damnificados. Con una pard¨®jica excepci¨®n: s¨®lo le fue fiel sin fisuras, y acaso ins¨®litamente, Paco Roig, el ex presidente arrebatacapas del Valencia CF. A fin de cuentas, esta rara obsecuencia resulta m¨¢s conmovedora que el precio pagado, que evidentemente fue pagado mediante un primerizo y opulento tr¨¢fico de informaciones e influencias. Eso s¨ª: el vicetodo transit¨® por el poder sin meter la mano en ninguna caja. Aflor¨® millones y prebendas que reparti¨® sin mancharse, dado que le bastaba estar subido en la peana. Cuando cay¨®, y vaya sarcasmo, fue amparado por los socialistas que le habilitaron un buen pasar en Uni¨®n de Levante y Aguas de Valencia, esa firma que empieza a exhibir visos de haber sido concebida en Sicilia. En su derecho est¨¢ el PP valenciano de cantar las excelencias de quien le plazca, siendo as¨ª que anda ligero de ingenios y raigambre. Abril Martorell o la pintamonas de su hermana, tanto vale, siendo as¨ª que sienten alergia hacia cuantos amaron de verdad y aqu¨ª estando esta tierra, como Enric Valor, Mart¨ªn Dom¨ªnguez o Joan Fuster. No los quieren para s¨ª y prefieren a un se?or de Segovia. Como gusten, pero sin trampas. Ensaimada mental La Facultad de Derecho y su decano han hospedado esta semana un debate sobre la libertad de expresi¨®n organizado por los estudiantes nacionalistas. Plausible iniciativa. S¨®lo que tiene un inconveniente: el haber confundido el diario Egin -objeto de la reflexi¨®n acad¨¦mica- con un ¨®rgano informativo de expresi¨®n libre y democr¨¢tica parejo a cualquier otro. No lo es, ni de broma, por m¨¢s que once decanos de facultades universitarias hayan convalidado el acto. Ese peri¨®dico, que no debi¨® clausurarse -pero eso es otra cosa- siempre ha sido un mensajero del terror y clama al cielo que se le convierta en heraldo de las libertades que sus redactores y clientes asesinaban cada d¨ªa. Los ilustres docentes y los progres a la margarita no deben pensar que todos nos chupamos el dedo o estamos obligados a consentir. Para mansos, ellos.
Federico F¨¦lix, presidente de la Asociaci¨®n Valenciana de Empresarios (AVE), se ha convertido en el adalid del Tren de Alta Velocidad que enlazar¨¢ Madrid con el Pa¨ªs Valenciano. Lo quiere ya, sin demoras, y pagando a tocateja la parte que el Estado nos escatima. "?Ser¨¢ por dinero?", exclama con el tes¨®n del cruzado. Su fe mueve monta?as e incluso al mismo ministerio llamado de Fomento.
Gran contento el de la clase pol¨ªtica y del p¨²blico en general: el Pa¨ªs Valenciano seguir¨¢ benefici¨¢ndose del man¨¢ de los fondos estructurales europeos porque en el per¨ªodo comprendido entre 1994 y 1996 no hab¨ªa superado el 75% de la renta promedio comunitaria. Nos quedamos en el 74,37 y esas pocas d¨¦cimas nos otorgan franqu¨ªa para seguir chupando del bote como una m¨¢s de las regiones m¨¢s menestorosas y subsidiadas. El presidente Zaplana estaba seguro de que la estad¨ªstica nos era propicia, siquiera fuera por los pelos. Los socialistas ya estaban montando el sarao porque el Ejecutivo auton¨®mico no mov¨ªa convenientemente los hilos en Bruselas, aparentemente reacia a revalidar un ejercicio m¨¢s nuestra condici¨®n mendicante. Al fin, euf¨®ricos o contrariados, todos celebran que gocemos de tan opulenta pobreza. Menuda panda de ganapanes. En vez de lamentar este triste estatuto de pa¨ªs socorrido, anclado todav¨ªa en la cola de tan penoso pelot¨®n, y analizar las causas que han ralentizado o frenado nuestro crecimiento, comulgan por igual en la satisfacci¨®n de que no ha de faltarles la sopa boba. Y eso, al mismo tiempo que se enhebran discursos triunfalistas acerca de la bonanza econ¨®mica que sopla, las capacidades gestoras del Gobierno o la excelente salud de nuestro tramado productivo. Algo que, aun siendo cierto, se compadece mal con la renta citada, que sigue estando cuatro puntos largos por debajo de la media espa?ola. Claro que hay que luchar por esta opulenta d¨¢diva si as¨ª lo autorizan los tratados y reglamentos. Nadie puede renunciar a tan suculento bocado. Pero sin olvidar que se trata de una ortopedia necesaria debido a nuestras particulares incompetencias, indolencias y deberes incumplidos. De ah¨ª que alargar la mano se nos antoje un ejercicio m¨¢s propio para la mortificaci¨®n que el alborozo. Tanto m¨¢s cuando puede ser cuestionable que se tenga derecho a esas ayudas. Pero la autocr¨ªtica y el golpe de pecho no es una virtud de la fauna pol¨ªtica, avezada a convertir el vicio en virtud y el pecado en verbena. Para la tal, el llamado Objetivo I consiste en poner la mano en los foros comunitarios en vez de movilizar los medios para no haber tenido que ponerla. Y eso cuenta tanto para la derecha como para la izquierda, o lo que de ella quede.
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