"El centro derecha sigue en la confusi¨®n neoliberal"
ENVIADO ESPECIALEl despacho de Anthony Giddens, que esta semana llega a Madrid para participar en un coloquio en la Fundaci¨®n FAES del Partido Popular y mantener entrevistas con los dirigentes del PSOE, est¨¢ en la sexta planta de uno de los edificios de la London School of Economics (LSE). Es una estancia serena. Dos paredes blancas sostienen sendas librer¨ªas de media docena de baldas repletas de libros. Cuando uno aproxima la vista, advierte que son obras de un solo autor, traducidos a las lenguas m¨¢s diversas. El autor es Anthony Giddens. Sus veinte libros han conocido un gran ¨¦xito en todo el mundo. Ah¨ª, en las librer¨ªas est¨¢ expuesto el triunfo. Giddens, soci¨®logo de 60 a?os, es un hombre afable que habla en tono sedado. Ha estado en Barcelona hace poco tiempo y ha llegado a la conclusi¨®n de que antes de emprender viaje a Madrid, organizado por la Embajada brit¨¢nica, tiene que profundizar en la Espa?a de las autonom¨ªas.
Pregunta. ?Qu¨¦ d¨ªa llega usted?
Respuesta. El mi¨¦rcoles 25.
P. El mismo d¨ªa que los jueces lores van a anunciar a la c¨¢mara su decisi¨®n sobre el general Pinochet...
R. Ah, s¨ª...Yo creo que deber¨ªa cumplirse la ley internacional y dadas las acusaciones que hay contra ¨¦l entregarlo a la justicia espa?ola para que lo juzgue. Est¨¢ en juego la ley internacional y esto es importante para el futuro, para otros dictadores.
P. Viene usted a un pa¨ªs donde todos los grandes partidos est¨¢n comprando la tercera v¨ªa.
R. No me sorprende... He utilizado el t¨¦rmino durante los ¨²ltimos dos a?os. Comenc¨¦ a hacerlo porque se convirti¨® en una moneda fuerte, era una manera de ponerle nombre a una cosa que estaba ganando terreno. Pero soy consciente, y estoy seguro de que todos lo somos, de que tiene una larga y tortuosa historia. Es una cosa diferente en cada pa¨ªs. Es como una especie de juego para m¨ª. ?Qu¨¦ haces? ?C¨®mo resuelves, de una parte, problemas relacionados con el gobierno y, de la otra, con el mercado, cuando ninguno de los dos funciona? La pol¨ªtica de la tercera v¨ªa busca c¨®mo reaccionar ante tal situaci¨®n. Yo lo veo como un debate, un di¨¢logo, sobre alg¨²n tipo de f¨®rmula m¨¢gica que de alguna forma puede resolver los problemas de mundo. Pero lo que usted menciona sobre muchos partidos no me sorprende. Desean legitimarse a trav¨¦s de la tercera v¨ªa. No le dir¨¦ que soy feliz con la marca, no. De lo que hablamos, para m¨ª, no es del centro derecha sino del centro izquierda. El tema es c¨®mo se moderniza la socialdemocracia para responder a la globalizaci¨®n.
P. Felipe Gonz¨¢lez, sin embargo, ha criticado la tercera v¨ªa...
R. S¨ª, en efecto, y no comprendo bien por qu¨¦. En realidad, Gonz¨¢lez est¨¢ intentando adaptar la socialdemocracia a la nueva situaci¨®n. Probablemente haya cierta confusi¨®n. Ahora, en este viaje hablar¨¦ con los principales partidos, de modo que ver¨¦ qu¨¦ es lo que hay.
P. Ahora tenemos a Oskar Lafontaine y a Gerhard Schr?der... despu¨¦s de Tony Blair y Lionel Jospin.
R. Bueno yo no creo que sea cuesti¨®n de Lafontaine, no hay que exagerar el papel del individuo. En casi todas partes, la gente est¨¢ aceptando ahora que el equilibrio de riesgos se ha desplazado hacia una situaci¨®n en la que es necesario hacer algo m¨¢s. Muchas econom¨ªas tienen necesidad de colocar en el centro de su actividad la lucha contra el desempleo. No dir¨ªa, por tanto, que se trata s¨®lo de Lafontaine. Con los partidos de centro izquierda pasa lo mismo. Ahora la cosa se est¨¢ moviendo y hay un debate estructural m¨¢s interesante. Lo esencial: definir la desigualdad y qu¨¦ papel central puede tener. Usted puede tener una versi¨®n m¨¢s liberal de la pol¨ªtica de la tercera v¨ªa, o m¨¢s socialdem¨®crata o izquierdista, con la que yo me identifico y trato de impulsar. Porque, vea usted, la versi¨®n liberal dir¨¢ simplemente que la desigualdad puede ser la misma tanto si hay igualdad como desigualdad de oportunidades. El problema de la desigualdad como fen¨®meno estructural compete a la socialdemocracia. C¨®mo haces para contener la desigualdad. Ah¨ª est¨¢ el problema.
P. ?Cree usted que ha habido un avance, cierto desarrollo, en lo que se puede hacer?
R. S¨ª, creo que s¨ª. Ha habido un debate en la socialdemocracia durante 15 a?os sobre c¨®mo deben reaccionar a los cambios en el mundo. No s¨®lo me refiero a la globalizaci¨®n, sino a la estructura de clase media de nuestras sociedades, los movimientos hacia la sociedad de consumo, expansi¨®n del individualismo y cambios fant¨¢sticos que han afectado a la familia y al matrimonio. Creo que algunas de las pol¨ªticas aplicadas son tanto norteamericanas como europeas. Los europeos pueden aprender, por ejemplo, de ciertos experimentos realizados en EEUU con la reducci¨®n del crimen. No se ha conseguido reducir a cero, pero ha habido avances. Hay otras experiencias en materia de degradaci¨®n de las ciudades, el asociacionismo p¨²blico y privado de distinto tipo y otros. Todos estamos bajo el mismo volc¨¢n. Usted dice que los partidos compran la idea de la tercera v¨ªa. Son los electores quienes han enviado el mensaje. Primero, han rechazado las pol¨ªticas vigentes. No quieren ser abandonados a solas en el mercado global. Es un voto contra el neoliberalismo. Y segundo, vivimos en una sociedad de valores diversificados, en la cual, por ejemplo, debe haber tolerancia sexual como parte de la tolerancia general. Hay una simetr¨ªa entre los recientes resultados en las elecciones de EEUU y el renacimiento del centro izquierda de Europa. Yo lo veo as¨ª.
P. Se refiere usted al caso Lewinsky. Por cierto, en uno de los peores momentos, el mismo d¨ªa, el 10 de septiembre, en el que se difund¨ªa por televisi¨®n la declaraci¨®n de Clinton ante el Gran Jurado, usted ech¨® una mano en la Universidad de Nueva York a su esposa Hillary, en el debate sobre la tercera v¨ªa.
R. S¨ª, estuvo bien, estuvo muy divertido, yo disfrut¨¦ mucho.
P. Fue bastante surrealista. Ustedes debat¨ªan sobre la tercera v¨ªa y el capitalismo y por la televisi¨®n s¨®lo una cosa: el caso Lewinsky.
R. S¨ª exacto (ja, ja, ja). Fue surrealista.
P. Su simpat¨ªa por Clinton contrasta con cr¨ªticas muy fuertes de gente que estuvo con ¨¦l al comienzo, como Robert Reich, ex secretario de Trabajo, por ejemplo, por abandonar su programa electoral.
R. Lo que subrayo al hablar de Clinton es alguna similitud en el diagn¨®stico estructural de la situaci¨®n mundial. Yo no suscribo las pol¨ªticas de Clinton. Su posici¨®n ha estado fuertemente influenciada por dos cosas. Una, el fracaso del plan de reforma de la sanidad p¨²blica; y, segundo, los problemas derivados de un congreso republicano hostil. Su margen de acci¨®n, creo, se redujo. Ahora bien, los puntos de vista personales de Clinton son m¨¢s pr¨®ximos a los de la socialdemocracia europea. No suscribo la pol¨ªtica de Clinton, s¨ª su diagn¨®stico.
P. ?Se refiere a la formulaci¨®n del problema de la desigualdad y de las responsabilidades sociales?
R. Claro. La pregunta es: ?c¨®mo encuentras una sociedad que es m¨¢s igualitaria y que ofrece protecci¨®n a la gente vulnerable, cuando necesitas una econom¨ªa din¨¢mica con un alto nivel de cambio tecnol¨®gico, cuando tienes enormes cantidades de capital fluctuando en el mundo? La principal l¨ªnea divisoria entre los partidos, creo, est¨¢ en cu¨¢n lejos hay que ir en el uso, la intervenci¨®n, del Estado tradicional. Respecto a este punto crucial se sit¨²a la diferencia entre centro derecha y centro izquierda.
P. Pero el centro derecha en Espa?a, por ejemplo, proclama formalmente su modernizaci¨®n, como hicieran los socialistas.
R. El centro derecha sigue en una desafortunada confusi¨®n neoliberal, que consiste en desear un mercado abierto y libre, combinado con una moral tradicional, familia tradicional, naci¨®n tradicional. Esto es todo un l¨ªo, pienso. Dicho esto, le se?alo que yo no soy un pol¨ªtico, soy un intelectual. Mi objectivo principal es defender qu¨¦ puede hacer una pol¨ªtica de centro izquierda en nuestra era.
P. Hablemos de casa. ?Ha avanzado Blair en el ataque a la desigualdad en el Reino Unido?
R. Bueno yo creo que ha hecho un comienzo decente. Si de verdad se quiere atacar la desigualdad, hay que invertir en capital humano. Si usted consigue un estado de bienestar decente y construye instituciones de protecci¨®n para los necesitados de verdad, eso funciona.
P. ?La resistencia ser¨¢ dura?
R. No creo que lo sea especialmente en el Reino Unido. En cualquier pa¨ªs el estado de bienestar crea una red de intereses. La resistencia est¨¢ garantizada.
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