?ndices
Nikkei tiene nombre de estrella. Nuestros economistas liberales la confunden con el lucero del alba que brilla anunciando el d¨ªa, pero Nikkei s¨®lo es el ¨ªndice de la Bolsa de Tokio, que resplandece cuando abren los mercados europeos; en cambio, Dow Jones tiene nombre de m¨²sico de jazz y muchos liberales de pajarita creen que este saxofonista act¨²a en un lugar de Manhattan hasta altas horas de la madrugada, pero Dow Jones no es un artista negro, sino el ¨ªndice que marca las cotizaciones de la Bolsa de Nueva York. Algunos modernos llaman Dow Jones a su perro, otros prefieren ponerle Nikkei al gato. Existen salidas m¨¢s rom¨¢nticas. La Tierra acaba de atravesar estos d¨ªas una nube de basura c¨®smica abandonada en la constelaci¨®n de Leo por el rabo de alg¨²n cometa. Este detritus celeste ha producido en nuestro planeta una noche muy hermosa y, sin duda, un gran n¨²mero de amantes habr¨¢ formulado muchos deseos contemplando esa lluvia de estrellas fugaces, llamadas le¨®nidas. Si cualquier carne es bella a la luz de la Luna, la de tibur¨®n lo es mucho m¨¢s bajo el resplandor de este polvo sideral. Esa noche una pareja de brokers neoyorquinos vivi¨® una historia de amor. Al cierre de Wall Street se olvid¨® de todos los valores y esta vez ni ¨¦l ni ella pusieron la CNN para saber qu¨¦ inminente bombardeo influir¨ªa en el mercado ma?ana. Se fueron a o¨ªr al saxofonista Dow Jones, que tocaba en un antro abarrotado de Chelsea y mientras Venus era la primera en colgarse de la Luna en el crep¨²sculo de la ciudad, Dow Jones arrancaba del saxo un sonido de fuego al Blues for Yolanda. Despu¨¦s de una larga noche de jazz, ellos se olvidaron de que eran una pareja de tiburones y, cogidos de la mano por las calles de Nueva York, finalmente se sentaron en un banco como Woody Allen y su novia frente al puente de Brooklyn a esperar la madrugada. Venus y la CNN ya hab¨ªan dado la vuelta al mundo. Amor m¨ªo, le dijo ¨¦l, esa estrella que ves, la ¨²ltima de la noche, es la estrella matutina, y se llama Nikkei. Bajo su influencia, esta vez la pareja de tiburones se bes¨® tiernamente en vez de arrancarse el brazo de una dentellada. Estrella matutina, estrella vespertina eran nombres atribuidos a Venus por los cl¨¢sicos. Luego pasaron a ser letan¨ªas a la Virgen de los cristianos. Hoy s¨®lo es una estrella que al posarse sobre la Bolsa hace so?ar a los marrajos.
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