Aumentan en HB los partidarios de entrar en el Gobierno de Vitoria
Las posturas posibilistas destacan mayoritariamente en el intenso debate en el que se halla inmersa Herri Batasuna (HB) sobre c¨®mo formalizar su apoyo a un Gobierno vasco integrado por el PNV y Eusko Alkartasuna (EA). Junto a la l¨ªnea oficial, dispuesta a firmar un pacto de legislatura que implicar¨ªa la participaci¨®n estable de los electos de Euskal Herritarrok (EH), plataforma electoral de HB, en el Parlamento de Vitoria, ha surgido una nueva corriente de simpatizantes partidarios de que la izquierda abertzale entre en un Ejecutivo nacionalista tras las elecciones municipales de junio.
La creaci¨®n de la Asamblea Nacional de Municipios Vascos antes de las elecciones de junio de 1999, como superaci¨®n simb¨®lica de la divisi¨®n del territorio en dos realidades estatales y otras tantas auton¨®micas, se perfila como un elemento clave en la negociaci¨®n para formar el Gobierno de Vitoria. M¨¢xime, cuando las posturas mayoritarias en HB y EH, partidarias del pacto de legislatura o incluso de entrar a formar parte de un Ejecutivo nacionalista -Julen Madariaga, cofundador de ETA, insisti¨® ayer en que EH debe "mojarse" en ese sentido- conviven con las de un sector cr¨ªtico, aunque minoritario, que se muestra reacio a unos cambios tan r¨¢pidos.Tras el ¨¦xito de la plataforma electoral EH, que ha conseguido aumentar la representaci¨®n que ten¨ªa HB en tres esca?os -los mismos que han perdido el PNV y EA-, los estrategas de la coalici¨®n abertzale han considerado prioritario en este momento facilitar la gobernabilidad en Euskadi para que el PNV y EA gestionen en solitario, sin el concurso del PSE-EE, la Declaraci¨®n de Lizarra.
En este dise?o juega un papel esencial la anunciada Asamblea de Municipios, auspiciada por la izquierda abertzale. Se trata de una nueva plataforma en la que se pretende integrar a los de Euskadi, los de Navarra y los del Pa¨ªs Vasco franc¨¦s. La misma entronca con una tradici¨®n municipalista que tanto vale como recordatorio del protagonismo de los ayuntamientos vascos y navarros en el frustrado Estatuto de Estella, en 1931, como para cuestionar desde una perspectiva nacionalista la divisi¨®n institucional de Euskal Herria.
En este engarce con el precedente hist¨®rico, EH pretende resolver simb¨®licamente la cuesti¨®n de la unidad territorial con un organismo que integrar¨ªa a los representantes municipales vascos de un lado y otro de la frontera y navarros. Si los ayuntamientos que la integraran representasen a m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n vasca y navarra, las decisiones de esta instituci¨®n ser¨ªan la expresi¨®n p¨²blica de una nueva mayor¨ªa m¨¢s amplia desde el punto de vista territorial.
Seg¨²n el dise?o de HB, ser¨ªa un nuevo foro unitario para el an¨¢lisis de los problemas comunes y el ¨¢mbito de decisi¨®n de acuerdos puntuales relativos al desarrollo del euskera, la educaci¨®n y aspectos socioecon¨®micos y deportivos. En definitiva, una instituci¨®n alternativa que restituir¨ªa a los independentistas el protagonismo perdido tras el cese de la violencia. "Los ciudadanos vascos no tenemos un ¨¢mbito com¨²n para hablar sobre nuestros problemas, debatir, realizar diagn¨®sticos o adoptar decisiones", dicen los dirigentes de HB, en la ponencia que se est¨¢ debatiendo en las bases, al explicar la necesidad de esta nueva instituci¨®n "nacional vasca".
Seg¨²n HB, la actual situaci¨®n de divisi¨®n entre Euskadi, Navarra y el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s lleva consigo una p¨¦rdida de conocimiento y de perspectiva nacional: "Por ejemplo, nos resulta absolutamente normal que sean las instancias de Madrid y Par¨ªs las que resuelvan los conflictos existentes entre los arrantzales (pescadores) de Donibane (San Juan de Luz) y Pasaia. Asimismo, en lo referente al euskera, es totalmente il¨®gico que existan diferencias en las pol¨ªticas ling¨¹¨ªsticas".
PNV y EA, cautelosos
Sin embargo, para constituir esta nueva plataforma, HB necesita el apoyo de EA y, sobre todo, del PNV, firmantes de la Declaraci¨®n de Lizarra, que ten¨ªa impl¨ªcito este compromiso. Pero estos dos partidos han estado hasta ahora cautelosos y no han mostrado especial entusiasmo respecto a la iniciativa.Mientras tanto, los dirigentes abertzales han reconocido ya que la constituci¨®n de esta asamblea se debe hacer en el actual marco pol¨ªtico y requiere una "transici¨®n", lo que viene a corroborar su posici¨®n pragm¨¢tica y posibilista frente a antiguos maximalismos.
"Durante un tiempo, la Asamblea de Municipios de Euskal Herria y los Parlamentos de Gasteiz y Nafarroa van a tener que convivir. Tenemos que planificar desde ahora c¨®mo debe ser este periodo de convivencia", han afirmado refiri¨¦ndose a la futura negociaci¨®n.
En el PNV y EA se admite que esta instituci¨®n, consecuencia de Lizarra, ser¨¢ el punto clave de la negociaci¨®n que vaya a darse sobre la constituci¨®n del nuevo Gobierno de Vitoria y admiten que la impulsar¨¢n o no dependiendo del car¨¢cter que HB pretenda darle.
Fuentes de la direcci¨®n del PNV han restado importancia a la asamblea argumentando que se trata de un resorte de HB para justificar internamente su giro hacia el pragmatismo. En otras instancias del partido de Xabier Arzalluz, sin embargo, se teme que, de la misma forma que el Foro de Irlanda termin¨® en la Declaraci¨®n de Lizarra, HB trate de embarcar al PNV en la asamblea con el chantaje emocional de que es necesario para que ETA abandone definitivamente las armas. As¨ª, recelan de que esa instituci¨®n suponga conceder a HB la iniciativa de las reivindicaciones nacionalistas, lo que forzar¨ªa una mayor radicalizaci¨®n del mensaje peneuvista y desprestigiar¨ªa a los ¨®rganos auton¨®micos.
Son unos temores compartidos por EA. "Creemos que [la asamblea] se debe mover en el campo simb¨®lico, pero no aceptaremos que sea una instituci¨®n alternativa", declaraba la semana pasada el portavoz de EA ratificando as¨ª otras manifestaciones de su propio presidente, Carlos Garaikoetxea.
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