Una nueva reca¨ªda fuerza a Bor¨ªs Yeltsin a recibir al presidente chino en el hospital
Extra?a cumbre la que celebraron ayer en Mosc¨² Jiang Zemin y Bor¨ªs Yeltsin, presidentes del pa¨ªs m¨¢s poblado del mundo (China) y del m¨¢s extenso (Rusia), respectivamente. No fue en el Kremlin, como en los encuentros oficiales al m¨¢s alto nivel, ni en una residencia campestre, como ambos l¨ªderes quer¨ªan. Al final, la cita se produjo en el hospital Central de Mosc¨² y, aunque Yeltsin recibi¨® a su hu¨¦sped vestido informalmente, casi habr¨ªa sido m¨¢s l¨®gico que lo hiciese en pijama, ya que, horas antes, hab¨ªa sido internado con fiebre alta (casi 39 grados) y neumon¨ªa.
El resultado de la ins¨®lita cumbre de ayer fue que en Rusia y fuera de ella se habl¨® muy poco de la cumbre y mucho de si Yeltsin podr¨¢ agotar su mandato, en julio del 2000. Los portavoces del Kremlin han ocultado sistem¨¢ticamente informaci¨®n durante los ¨²ltimos a?os. De aplicar la misma vara de medir, habr¨ªa que considerar la neumon¨ªa admitida ayer como la fachada de cart¨®n de una dolencia mucho m¨¢s grave.Dimitri Yakuskin, el nuevo jefe de prensa, insiste sin embargo en que no se va a enga?ar ya m¨¢s al p¨²blico. De ser as¨ª, habr¨¢ que creer que la temperatura del presidente baj¨® ayer de los 37 grados, que permanecer¨¢ internado un m¨ªnimo de siete d¨ªas y que, aunque se alterar¨¢ su calendario de actividades, seguir¨¢ activo y recibiendo visitas de trabajo en el hospital.
Yakushkin atribuy¨® parte de la culpa de la reca¨ªda de Yeltsin a su conmoci¨®n "emocional y psicol¨®gica" por el asesinato, el pasado viernes, de la diputada liberal Galina Starov¨®itova, una desgracia "que le lleg¨® al coraz¨®n". La gran pregunta es: ?puede permitirse un pa¨ªs con 10.000 cabezas nucleares el lujo de tener un presidente que se viene abajo por un atentado?
El encuentro de Yeltsin y Jiang, de apenas media hora, no pudo tener mucha sustancia. El presidente chino, cumplido el deber de cortes¨ªa, se entrevist¨® con quien, pese a tener dos a?os m¨¢s que Yeltsin (69), lleva las riendas del pa¨ªs: el primer ministro Yevgueni Primakov. El resultado de la cumbre ser¨¢ la firma de una declaraci¨®n bautizada como Las relaciones chino-rusas en el cambio de siglo, en la que se defiende una "asociaci¨®n estrat¨¦gica" que, aunque se diga que "no va dirigida contra ning¨²n tercer pa¨ªs", cuestiona la hegemon¨ªa estadounidense en el mundo.
Ambos pa¨ªses pretenden reforzar asimismo su cooperaci¨®n militar, tecnol¨®gica y comercial con la vista puesta en un objetivo ut¨®pico: que los intercambios asciendan a 3 billones de pesetas en el a?o 2000. Ahora apenas si llegan a la cuarta parte. La cumbre sirve tambi¨¦n para sellar el fin de la demarcaci¨®n de la frontera com¨²n. Tras la visita de Yeltsin a Pek¨ªn, el pasado a?o, en la que se delimit¨® la frontera oriental, de 4.300 kil¨®metros, faltaban por resolver las diferencias en la occidental, de 55 kil¨®metros.
La hospitalizaci¨®n de Yeltsin dio nuevo impulso a las voces, que apenas distinguen ya de ideolog¨ªa, que piden un adelanto de las elecciones presidenciales y, de paso, de las legislativas, previstas para diciembre de 1999. Alexandr Shojin, l¨ªder del reformista Nuestra Casa es Rusia, el partido del ex primer ministro V¨ªktor Chernomirdin, propuso ayer que ambos comicios se celebren el pr¨®ximo septiembre. "Las dolencias del presidente", afirm¨®, "muestran su incapacidad para cumplir plenamente sus funciones".
El comunista Guennadi Selezniov, presidente de la Duma, considera una mala idea simultanear las dos elecciones porque, en su opini¨®n, eso "crear¨ªa un vac¨ªo de poder". Su te¨®rico jefe en el principal partido ruso, Guennadi Ziug¨¢nov, apuesta, por su parte, por una v¨ªa m¨¢s traum¨¢tica para deshacerse de Yeltsin: la destituci¨®n. El presidente est¨¢ sometido a un juicio pol¨ªtico en el Parlamento por "delitos" como la descomposici¨®n de la URSS en 1991, el bombardeo del Parlamento en 1993 y la invasi¨®n de Chechenia al a?o siguiente.
A medida que su poder se desvanece, Yeltsin se convierte cada vez m¨¢s en objetivo de un pim pam pum implacable. El l¨ªder de los liberales de Yabloko, Grigori Yavlinski, declar¨® ayer que la reelecci¨®n en 1996 fue un error y que el aut¨¦ntico problema no es su estado de salud sino que, sano o enfermo, "no tiene idea de lo que hay que hacer en Rusia ni de c¨®mo hacerlo".
En otras circunstancias, la enfermedad de Yeltsin, que durante mucho tiempo ejerci¨® un poder absoluto, habr¨ªa supuesto, por s¨ª sola, un grave factor de inestabilidad. No es que Rusia sea ahora un pa¨ªs estable. Las tensiones pol¨ªticas y la ruina econ¨®mica la convierten en escenario de manual para toda clase de cat¨¢strofes. Pero, tras el estallido de la ¨²ltima y m¨¢s grave crisis, el 17 de agosto, el factor Yeltsin ha perdido mucha importancia. El poder no reside en el Kremlin, sino en la Casa Blanca, la sede del Gobierno. Rusia vive ya el posyelsinismo.
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