Carlos Sainz, campe¨®n mundial del infortunio
El piloto espa?ol se queda sin el tricampeonato al romper el motor de su coche a s¨®lo 700 metros de la meta
?Se imaginan que Miguel Indur¨¢in no ganara el Tour de Francia al sal¨ªrsele la cadena de la bici en los Campos El¨ªseos? ?O que Arantxa S¨¢nchez Vicario perdiera la final de Wimbledon tras desperdiciar una bola de partido al romp¨¦rsele su ¨²ltima raqueta? ?O a Ferm¨ªn Cacho caerse, a punto de llegar a la meta, y quedarse sin medalla de oro en los 1500 ol¨ªmpicos? Pues exactamente eso, o puede que peor, le ocurri¨® ayer a Carlos Sainz en el Rally de Gran Breta?a. El piloto espa?ol se vio obligado a abandonar la prueba a falta de 700 metros. Si hubiera llegado a la meta se habr¨ªa proclamado campe¨®n del mundo. Se ha tenido que conformar con ser subcampe¨®n, a dos puntos del campe¨®n.El motor de su Toyota Corolla explot¨® a menos de un kil¨®metro del final del ¨²ltimo tramo cronometrado de la ¨²ltima etapa de la ¨²ltima carrera del campeonato del mundo. El piloto madrile?o avistaba ya el t¨ªtulo, su tercera corona, y lo perdi¨®.
"Es lo m¨¢s cruel que me ha pasado nunca", reconoci¨® Sainz al cabo de unas horas, cuando hab¨ªa pasado por la ducha del hotel y hab¨ªa tenido tiempo de reflexionar, de cre¨¦rselo y de llorar. Antes, dentro del precioso parque forestal de Margam Park, donde su coche hab¨ªa expirado, apenas pudo hablar. "No puede ser, no puede ser", repet¨ªa el hombre que estuvo a punto de coronarse tricampe¨®n y se qued¨® en bi de la forma m¨¢s dram¨¢tica.
Todo ocurri¨® en un instante. Faltaban aproximadamente 700 metros para que terminara la carrera, y todo estaba preparado para la celebraci¨®n de Sainz y de la gente de Toyota. En todo el d¨ªa su coche no hab¨ªa provocado ninguna preocupaci¨®n, no hab¨ªa dado ning¨²n s¨ªtoma de flaqueza. Pero de repente son¨® como una caja de truenos, saltaron chispas del motor y, simplemente, dej¨® de andar. Se qued¨® en una cuneta.
"Cualquiera puede imaginarse que no nos cre¨ªamos que estaba pasando una cosa as¨ª, y menos tan cerca del objetivo", explic¨® el piloto madrile?o. "Es un disgusto tremendo, estoy seguro de que hay pocas ocasiones as¨ª en la historia del deporte mundial, con un desenlace tan dramatico y con tanta mala suerte".
A falta del posterior an¨¢lisis por parte de los t¨¦cnicos de Toyota, Sainz ofreci¨® una r¨¢pida versi¨®n sobre la causa del desastre: "Parece que fue una biela que se sali¨® por un costado. Enseguida nos dimos cuenta de que se trataba de algo grave. Estas aver¨ªas no avisan, suceden de golpe, y no se pod¨ªa hacer nada".
Makinen y las maletas
Mientras el piloto madrile?o y su copiloto Luis Moya viv¨ªan la peor pesadilla de sus vidas, en un hotel de Cheltenham son¨® el tel¨¦fono m¨®vil de Tommi Makinen.El piloto finland¨¦s de Mitsubishi no hab¨ªa regresado a su pa¨ªs tras retirarse el domingo y hab¨ªa esperado compungido el desenlace del Mundial. Le cost¨® creer lo que o¨ªa, por voz de su hermano, presente en el lugar del incidente de Sainz: "Ha roto el motor. Somos campeones".
As¨ª termin¨® el Mundial de rallies de 1998. Despu¨¦s de 5.700 kil¨®metros de competici¨®n recorridos por todo el planeta, despu¨¦s de casi 58 horas al volante y 281 tramos cronometrados. A 700 metros de la ¨²ltima pancarta con bandera a cuadros, apenas a medio minuto del final de la historia. La alegr¨ªa cambi¨® de barrio. Sainz y Toyota se quedaron sin nada, y todo se lo llev¨® Mitsubishi: la victoria en el Rally de Gran Breta?a, gracias al ingl¨¦s Richard Burns, el t¨ªtulo mundial de pilotos, el tercero de Makinen, y el campeonato de marcas.
"Lo siento por Carlos, pero en los rallies pasan estas cosas", dijo Makinen en la sala de prensa de la carrera. "Yo tuve mala suerte el domingo". Cerca de all¨ª, Luis Moya lo explicaba de otra manera: "S¨ª, pero no es normal que pase a un kil¨®metro del final, cuando ya ves la meta".
Y no era una met¨¢fora. F¨ªsicamente se divisaba la bandera a cuadros desde el lugar donde el Toyota Corolla n¨²mero cinco dej¨® tirada a la pareja espa?ola.
A partir del instante en que la suerte volvi¨® a maltratar a Sainz, todo fueron muestras de pesar. Su decepci¨®n fue compartida. "Pido perd¨®n a toda Espa?a", dijo Ove Andersson, el patr¨®n del equipo Toyota Team Europe. ?l tambi¨¦n pensaba que, tal como se hab¨ªa desarrollado la carrera, era imposible que se escapara el tercer t¨ªtulo de su hijo pr¨®digo, del piloto espa?ol al que dio la alternativa en el Mundial en 1989, con el que conquist¨® dos coronas y que este a?o hab¨ªa regresado al equipo para reverdecer laureles.
No era para menos. Hasta el fat¨ªdico instante en que el motor revent¨®, todo hab¨ªa rodado impecable para Sainz. El abandono de Makinen, el de Colin McRae, y el de ayer por la ma?ana de Alister McRae (Subaru), que se sali¨® de la pista en la niebla y dej¨® al piloto espa?ol c¨®modamente instalado en cuarta posici¨®n, justo la que necesitaba para asegurar el tricampeonato, y con dos minutos y medio de ventaja sobre el quinto.
Menos presi¨®n
Ante un camino tan franco, incluso la presi¨®n del turbo del Corolla se hab¨ªa bajado para evitar percances. Pero no fue suficiente. Sainz acab¨® bajando de su traicionero coche y se alej¨® llorando.Hoy tendr¨¢ que explicarle lo imposible a su hijo Carlitos, de cuatro a?os, el mismo que presume de su padre al grito de "Adelante, adelante, hay un machote al volante".
A Carlos Sainz le costar¨¢ un tiempo dejar atr¨¢s el d¨ªa de ayer.
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