La 'cumbre' inquieta a los museos
M¨¢s de 40 pa¨ªses se re¨²nen ma?ana en Washington para exponer su rastreo de los botines de guerra nazis
Representantes de m¨¢s de 40 pa¨ªses, incluida Espa?a, presentar¨¢n ma?ana sus conclusiones preliminares en una conferencia que forma parte de una b¨²squeda mundial sin precedentes de los botines de guerra de los nazis y que se celebrar¨¢ en Washington, bajo los auspicios del Museo Nacional del Holocausto y el Gobierno de Estados Unidos.Hasta hace pocos meses, el misterioso destino de los cientos de miles de obras de arte que robaron los nazis a los jud¨ªos parec¨ªa un enigma sin soluci¨®n. Pero el pasado mes de julio, docenas de pa¨ªses, encabezados por Estados Unidos y entre los que se encontraban Francia, Alemania, Gran Breta?a y Espa?a, acordaron seguir la pista de las obras de arte con pasado nazi.
Con el fin de preparar la conferencia que empieza ma?ana, historiadores de todo el mundo han desempolvado viejos archivos de la II Guerra Mundial y de los servicios de inteligencia. En muchos casos se han encontrado con material que despierta sensibilidades pol¨ªticas, como el informe publicado la semana pasada en el que se indica que Gran Breta?a impidi¨® que los jud¨ªos reclamaran sus obras y ayud¨® a criminales de guerra alemanes a recobrar las suyas. Quiz¨¢ ese tipo de hallazgos embarazosos sea la raz¨®n de que la conferencia vaya a celebrarse a puerta cerrada y, s¨®lo cuando termine, el pr¨®ximo 3 de diciembre, se celebrar¨¢ una conferencia de prensa.
La b¨²squeda ha llevado el caos al mundo internacional del arte y ha levantado enormes presiones sobre los museos. El reciente descubrimiento de cuadros robados en algunas de las principales pinacotecas europeas y estadounidenses ha animado a las organizaciones jud¨ªas y a los gobiernos de todo el mundo a reanudar una indagaci¨®n que se hab¨ªa abandonado hace casi cincuenta a?os. De repente, los museos est¨¢n en el punto de mira. Se les pide que registren sus colecciones para averiguar si contienen obras robadas y que las devuelvan a sus leg¨ªtimos propietarios.
Durante el Tercer Reich se rob¨® la cuarta parte del mejor arte de Europa, un pillaje que sobrepasa, con mucho, a las dem¨¢s guerras, no s¨®lo por su dimensi¨®n, sino por su coordinaci¨®n meticulosa. Los nazis crearon una enorme red internacional para transportar y vender las obras de arte robadas, una red en la que participaban cientos de intermediarios en, al menos, 11 pa¨ªses, incluida Espa?a.
A medida que se acercaba el final de la guerra, los objetos de arte robados se fueron almacenando, en secreto, en pa¨ªses neutrales -sobre todo Suiza, Suecia y Espa?a- en los que se realizaron transacciones muy lucrativas, con frecuencia entre individuos. A continuaci¨®n, las obras se trasladaban con discreci¨®n a las lujosas residencias u oficinas de los nuevos poseedores. Otros cuadros, esculturas y objetos salieron de forma m¨¢s o menos abierta al mercado del arte, a trav¨¦s de galer¨ªas y casas de subastas. Por ¨²ltimo, las obras acabaron en museos estadounidenses y europeos, a veces mediante donaciones y, en otros casos, mediante su compra.
En los ¨²ltimos meses se han descubierto valiosos cuadros robados en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York (un monet), el Centro Georges Pompidou de Par¨ªs (The guitar player, de Braque), el Museo de Arte de Seattle (un matisse) y el Carnegie Museum of Art de Pittsburgh (un rembrandt que, ir¨®nicamente, result¨® ser falso). Varios de estos museos se encuentran ahora enzarzados en procesos judiciales con herederos de las v¨ªctimas del holocausto que desean recuperar las obras. Un caso muy pol¨¦mico fue la retirada de dos cuadros de Egon Schiele de una exposici¨®n itinerante en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, debido a las reclamaciones de los presuntos herederos. Los cuadros, prestados por una fundaci¨®n austriaca, van a permanecer en Nueva York hasta que los tribunales determinen qui¨¦n es el propietario legal. La disputa impidi¨® que las pinturas estuvieran en el siguiente punto de la muestra itinerante, el Museo Picasso de Barcelona. Los observadores del mundo art¨ªstico temen que estas medidas tan dr¨¢sticas sean obst¨¢culo para futuras exposiciones.
Ahora son los museos quienes deben probar la procedencia (la relaci¨®n de propietarios que ha tenido una obra de arte) de las piezas de sus colecciones. Muchos museos pueden verse obligados a devolver obras que tienen desde hace decenios y que cre¨ªan poseer leg¨ªtimamente.
En Espa?a se ha descubierto un importante cuadro de Andr¨¦ Masson, La familia en estado de metamorfosis, robado al banquero franc¨¦s Pierre David-Weill por los nazis en 1940, en la colecci¨®n del Museo Nacional Reina Sof¨ªa. El director del museo, Jos¨¦ Guirao, no ha querido responder a las preguntas sobre si el centro ha mantenido alg¨²n contacto con la familia David-Weill. Seg¨²n H¨¦ctor Feliciano, autor de The Lost Museum (El museo perdido), que narra el saqueo de cinco grandes colecciones francesas, incluyendo la de los David-Weill, "el hecho de que el Reina Sof¨ªa adquiriera el cuadro demuestra que los museos no comprueban la procedencia con meticulosidad antes de comprar".
Tambi¨¦n est¨¢ bajo escrutinio la colecci¨®n Thyssen. En un art¨ªculo publicado el verano pasado en La Vanguardia, fuentes jud¨ªas aseguraban que "algunas obras han pasado por las manos del bar¨®n Thyssen". Seg¨²n Tom¨¢s Llorens, conservador jefe de la colecci¨®n Thyssen-Bornemisza, "se ha investigado de forma exhaustiva la procedencia de todas las obras, y se puede ver en los cat¨¢logos publicados". Llorens a?ade: "Comprendo que es una cuesti¨®n con gran peso emocional, pero si alguien cree de verdad que hay alguna obra dudosa, le invito a que lo diga". En su opini¨®n, es "poco probable" que se encuentren muchas obras robadas en los museos espa?oles. ?stos "se rigen por c¨®digos de conducta establecidos y las leyes vigentes cubren de forma suficiente los casos de robo".
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