De la ciudad, concebida como un territorio unificado
La estrategia urban¨ªstica debe tender a supeditar el crecimiento al dise?o de la ciudad, dice Solans. Y para ello debe acometerse la "salvaguarda de los espacios libres de car¨¢cter general", es decir, los sistemas naturales, y tiene que disponer de infraestructuras que la abran a sus ensanches, modificando las relaciones territoriales; habr¨¢ que "crear nuevos centros a partir de equipamientos a escala del sistema urbano, partiendo de la l¨®gica que supone la generalizaci¨®n del veh¨ªculo privado, el trabajo femenino y las nuevas relaciones de parentesco". Los ensanches de estos nuevos n¨²cleos tendr¨¢n densidades aceptables, entre los 25 y los 75 habitantes por hect¨¢rea (muy lejos de los 350 de algunos complejos nacidos en los momentos de mayor depredaci¨®n del suelo) incluyendo jardines p¨²blicos y privilegiando las plazas. Pero nada de esto, cree Solans, puede ser impuesto por decreto. Las administraciones tienen que jugar con el mercado, utilizando el terreno p¨²blico para impedir los movimientos especulatorios. Se trata de alcanzar un equilibrio entre el "coste de la tierra, la calidad de la ciudad, el coste de la urbanizaci¨®n y la densidad de la vivienda o de los establecimientos industriales". En el caso de Martorell, explica, las actuaciones van encaminadas a recuperar el casco antiguo como eje residencial y comercial. Un centro que soporta d¨ªa y noche el rugir de los camiones que pasan por la autopista que cruza por encima de los tejados del viejo n¨²cleo. Martorell, junto a las poblaciones que basculan hacia ella (Esparreguera o Abrera) conoce un periodo de expansi¨®n a partir de la instalaci¨®n de la planta de Seat, pero tiene que salvar los inconvenientes de la autopista. De ah¨ª que se hayan construido mont¨ªculos artificiales que a¨ªslen las construcciones del ruido de los motores. Ya en el centro, Solans defiende la unificaci¨®n del territorio salvando el Torrent del Llop con un puente mientras que el cauce se convierte en zona ajardinada. Los servicios de Renfe y Ferrocarrils de la Generalitat deben coincidir en un mismo punto que permita el transbordo f¨¢cil y r¨¢pido, sin desmontar las actuales estaciones, que funcionar¨¢n como apeaderos de las nuevas zonas, siempre con zonas de aparcamiento adyacentes. El caso de Mollet es muy distinto. La ciudad (10,7 kil¨®metros cuadrados) es m¨¢s peque?a que Martorell y tiene una poblaci¨®n de 41.911 habitantes. Su crecimiento rompi¨® el n¨²cleo antiguo, ya partido por la Nacional 152. Mollet llega al periodo democr¨¢tico con desequilibrios notables, de los que ha ido saliendo con lentitud y constancia. Hoy, el aficionado a la arquitectura que desee ver una muestra de las ¨²ltimas aportaciones de los arquitectos catalanes puede ir a la Vila Ol¨ªmpica barcelonesa, pero puede acudir tambi¨¦n a la zona de Can Borrell, en Mollet. All¨ª encontrar¨¢ diversos edificios que Solans muestra satisfecho: Oriol Bohigas, Jordi Garc¨¦s y Enric Soria, junto a bloques de la cooperativa de Comisiones Obreras. La mayor¨ªa son manzanas con patio interior comunitario. La zona dispone de un amplio espacio verde con una vieja mas¨ªa en su centro irregular, mientras que por el otro lado el barrio dispone de un sorprendente centro de ense?anza media. Todo ello muy cerca de una rambla que enlaza con el casco antiguo, en un intento de vertebrar el conjunto de la poblaci¨®n. En medio, el paseo queda parcialmente cortado por un discutido jard¨ªn urbano en construcci¨®n, obra de Enric Miralles. Jard¨ªn que se complementa con el que se halla al sur de Mollet, junto a la nueva factor¨ªa de Alsthom: una colina abierta a los vientos, decorada con viejos elementos ferroviarios e industriales. La zona de Can Borrell, a veces llamada Plana Llad¨®, consta de unas 2.500 viviendas nuevas y a¨²n tiene capacidad para algunas m¨¢s, en buena parte con suelo promovido desde las administraciones p¨²blicas. Pero en Mollet, adem¨¢s de este barrio nuevo se ha acometido la recuperaci¨®n de un centro que se degradaba progresivamente. En Can Mul¨¤, nombre heredado de una extinta f¨¢brica, se ha construido un amplio paseo en torno al cual se despliega un ¨¢rea de servicios, empezando por un moderno mercado municipal. El remate es una rambla que cubre el r¨ªo y el paseo sobre el trazado de la antigua Nacional 152. No menos castigada por v¨ªas f¨¦rreas y carreteras est¨¢ la poblaci¨®n de Montmel¨®, la m¨¢s peque?a de las elegidas por Solans para el periplo y, posiblemente, la que ten¨ªa las condiciones m¨¢s duras. En 1960 ten¨ªa 1.366 habitantes, que se convirtieron en 6.621 en 1975. Hace a?os, Montmel¨® era una poblaci¨®n con peque?as casitas estivales, luego vino el desastre. Los primeros intentos del Incasol, adem¨¢s, toparon con un cierto escepticismo de los promotores. Hoy, Montmel¨® tiene un gran parque central en torno al cual se han instalado las nuevas viviendas que rematan las promociones especiales hechas por las administraciones. Poco a poco, Catalu?a va cerrando las cicatrices del desarrollismo. Poco a poco, para decirlo en palabras de Solans, el pa¨ªs adopta un "suave perfil socialdem¨®crata".
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