Una zona sin peatones
Barcelona, Zona Franca. Un ¨¢rea industrial de extensi¨®n considerable donde conviven m¨¢s de 200 empresas con unos 20.000 trabajadores. Un pol¨ªgono industrial dotado de grandes manzanas, con amplias y arboladas aceras que suman 63 kil¨®metros lineales. Pero no todo es gloria en la zona. Un grupo de lectores que trabaja en empresas situadas en el ¨¢rea presenta dos quejas, ambas conectadas. Una se refiere a la escasez de transporte p¨²blico. Dos autobuses, con frecuencias m¨¢s que dilatadas. Uno de ellos pasa cada 20 minutos, pero deja de funcionar los fines de semana, aunque no todas las empresas cierran. La segunda queja es la demostraci¨®n de que la falta de transporte p¨²blico no es casual: todo est¨¢ pensador para que la gente acuda al centro de trabajo en veh¨ªculo privado. Hasta tal punto que ni siquiera hay accesos peatonales. Quien quiera arriesgar su vida yendo a pie a trabajar a alguna de las empresas del pol¨ªgono puede hacerlo, adem¨¢s de con los pocos autobuses citados, andando desde Bellvitge, El Prat o el paseo de la Zona Franca. Pero tendr¨¢ que compartir espacio con coches y camiones e incluso disput¨¢rselo. El Consorcio de la Zona Franca, organismo que rige el pol¨ªgono, explica que act¨²a sobre el interior; el resto corresponde a los municipios, ninguno de los cuales tiene previsto construir aceras de acceso. Construido en la etapa en la que toda la ciudad era or¨¦gano, el pol¨ªgono se ha consolidado como ¨¢rea industrial, funciona y tiene futuro, pero sigue estando pensado como un ¨¢rea de los a?os sesenta, cuando se estimulaba la compra del coche privado como si el petr¨®leo fuera eterno. El Ayuntamiento de Barcelona piensa que la soluci¨®n pasa, a lo sumo, por mejorar el transporte de superficie, esperando que el contrato programa incluya una partida para, quiz¨¢, un tranv¨ªa. El metro cuenta con la oposici¨®n de Pujol y su partido. Mientras tanto, los peatones se abstienen. Y lo que vale para peatones, es v¨¢lido tambi¨¦n para ciclistas. Uno de los lectores reconoce que a veces acude al trabajo en bicicleta, pero que se lo oculta a la familia para evitar que le increpen y le digan que es un loco peligroso para s¨ª mismo. Y es que la Zona Franca, a todos los efectos, parece parte de una ciudad distinta a Barcelona.
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