Estrellas de Cuba
"?Santa palabra!", habr¨ªa dicho El Guayabero al o¨ªr c¨®mo cantaban el s¨¢bado algunos de sus p¨ªcaros versos. Rub¨¦n Gonz¨¢lez en cambio no dijo ni p¨ªo. Una costumbre, la de no hablar, que s¨®lo rompi¨® hace unos d¨ªas en San Francisco para pronunciar cuatro palabras. Fue la noche que el alcalde de la ciudad californiana le hizo entrega de una placa conmemorativa por su contribuci¨®n a la m¨²sica. De la m¨¢xima autoridad municipal madrile?a, de costumbre tan preocupada por facilitar la existencia a los m¨²sicos y agradecerles su labor, no hubo noticia.En dos a?os, Rub¨¦n Gonz¨¢lez ha pasado de no tener un mal piano que llevarse a los dedos en casa a sentarse en imponentes salas de conciertos de Londres, Par¨ªs o Nueva York, ante instrumentos perfectamente afinados y lustrosos. Ya ni se acuerda de la artrosis. Se aferra al piano como un ni?o a sus juguetes el d¨ªa de Reyes. La vida le ha dado una nueva oportunidad y ¨¦l se siente inmensamente agradecido.
Rub¨¦n Gonz¨¢lez y su conjunto
Rub¨¦n Gonz¨¢lez (piano), Orlando L¨®pez Cacha¨ªto (contrabajo), Amadito Vald¨¦s (timbales), Roberto Garc¨ªa (bong¨®s), ?ngel Terry Domech (congas), Jes¨²s Aguaje Ramos (tromb¨®n), Manuel Guajiro Mirabal (trompeta) e Ibrahim Ferrer (voz). Palacio de Congresos. Madrid, 28 de noviembre.
Sabidur¨ªa y energ¨ªa
Este hombre que estuvo en las orquestas de Arsenio Rodr¨ªguez y Enrique Jorr¨ªn, toca hoy con la experiencia de un anciano sabio y la energ¨ªa de un adolescente. Por igual en danzones, chachach¨¢s y boleros. Hasta ofreci¨® una pieza venelozana, recuerdo de una prolongada estancia en aquel pa¨ªs, que permiti¨® intuir el parentesco de cierta m¨²sica popular latinoamericana con el jazz primigenio.Ibrahim Ferrer, de chaqueta roja y boina granate, tambi¨¦n regres¨® a la actividad gracias a las sesiones de grabaci¨®n de Buena Vista Social Club y A toda Cuba le gusta. Cant¨® Silencio, bolero que habla de nardos y azucenas, y Como fue, que m¨¢s de una vez debi¨® oir al Beny. Lo hizo con esa voz de otra ¨¦poca, diferente a las de los cantantes actuales. Y resulta dif¨ªcil creer que el director de la agrupaci¨®n en la que estuvo durante varios lustros no viera con buenos ojos su forma de interpretar esas "cr¨®nicas sentimentales" de las que habl¨® Garc¨ªa M¨¢rquez. Hay que escucharle en Dos gardenias: personalidad, elegancia y sentimiento.
Vaya usted a saber por qu¨¦ estuvieron muchos a?os silenciados en la isla. Y por absurdo que parezca tampoco ahora se les puede ver en ning¨²n local de La Habana. El pianista de 79 a?os concita casi toda la atenci¨®n del p¨²blico pero lo que se junta en el escenario es tremendo grupo. Baste un ejemplo: Amadito Vald¨¦s, con un magn¨ªfico solo de timbales centrado exclusivamente en lo musical. Rub¨¦n, Ibrahim, Cacha¨ªto...: estrellas de Cuba, ayer y siempre.
Babelia
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