Los independentistas de Quebec buscan hoy una mayor¨ªa aplastante

Lucien Bouchard, el gran hechicero del independentismo quebequ¨¦s, quiere algo m¨¢s que la victoria en las elecciones de hoy. Bouchard quiere una mayor¨ªa aplastante para negociar "desde una posici¨®n de fuerza" con el resto del Canad¨¢. Mientras el l¨ªder del Parti Qu¨¦b¨¦cois, llevado en volandas por los sondeos, trataba ayer de asegurarse un triunfo hist¨®rico, la minor¨ªa angl¨®fona y los franc¨®fonos federalistas se lam¨ªan las heridas por anticipado y daban por seguro un inminente tercer refer¨¦ndum sobre la independencia de Quebec.

Los sondeos parecen tan definitivos, que incluso el Parti Qu¨¦b¨¦cois (PQ) empieza a preocuparse. Los pequistas creen que una parte de su electorado, el menos entusiasta respecto a la independencia, podr¨ªa cambiar el voto a ¨²ltima hora para evitar que una mayor¨ªa abrumadora fuera considerada como un mandato para convocar otro refer¨¦ndum.El primer ministro Bouchard trat¨® de disipar miedos con una estrategia gradual. Necesitaba una gran mayor¨ªa, dijo en el tramo final de la campa?a, para sacar adelante un acuerdo con las dem¨¢s provincias canadienses sobre la llamada "uni¨®n social": una f¨®rmula que dar¨ªa a cada provincia el derecho a prescindir de los programas federales en casi cualquier ¨¢mbito (sanidad, empleo, etc¨¦tera) y a cobrar el equivalente en efectivo.

"Lo urgente es evitar nuevas intromisiones federales, y para eso hay que pactar la uni¨®n social antes del pr¨®ximo presupuesto". "Luego", sigui¨®, "podremos dedicarnos a crear las condiciones necesarias para ganar un nuevo refer¨¦ndum".

Seg¨²n Bouchard, su estrategia consiste en adoptar una actitud constructiva respecto a Canad¨¢, para que dentro y fuera de Quebec se cree un clima de confianza que permita afrontar la separaci¨®n "sin miedos ni resentimientos, sino con respeto y buena voluntad". Desde el bando liberal, sus planes se interpretan de forma muy distinta. "Har¨¢ lo necesario para que fracasen las negociaciones sobre la uni¨®n social, alimentar¨¢ en Quebec un clima de resentimiento contra el Gobierno federal de Ottawa y contra las dem¨¢s provincias canadienses, y entonces convocar¨¢ el refer¨¦ndum", aventur¨® un miembro del equipo de Jean Charest, el candidato del Partido Liberal del Quebec (PLQ).

Jean Charest, que dej¨® el liderazgo del Partido Conservador Progresista de Canad¨¢ para asumir la jefatura de los liberales quebequeses con la misi¨®n expl¨ªcita de "salvar la unidad canadiense", s¨®lo puede confiar ya en el voto del miedo. Todas las propuestas econ¨®micas y sociales de quien se present¨® ante los electores como el salvador han quedado arrinconadas en favor de un solo lema: "Acabemos con los refer¨¦ndos". ?sa es la frase con la que ha cubierto su autob¨²s electoral. "Un voto para el PQ es un voto para la ruptura de Canad¨¢", repite una y otra vez.

Su mensaje, sin embargo, no parece llegar a la gran mayor¨ªa franc¨®fona, que no desea una nueva "visita al dentista" (esa es la met¨¢fora que todos los bandos emplean ya para definir las traum¨¢ticas votaciones sobre la soberan¨ªa), pero considera que el habil¨ªsimo Lucien Bouchard ha hecho una buena labor de gobierno durante la pasada legislatura, y sigue siendo el mejor defensor de los intereses de Quebec frente a la inmensa mayor¨ªa angl¨®fona del resto de Canad¨¢.

El catastrofismo de Charest, y su cada vez m¨¢s pesada aureola de perdedor, s¨®lo consigue exacerbar los miedos de la minor¨ªa angl¨®fona en la regi¨®n.