El alcalde se convierte en mujer
Un pueblo de Alemania rechaza en refer¨¦ndum la transformaci¨®n del regidor municipal
"?Podr¨ªa hablar con el se?or alcalde?". "La se?ora", corrige, desde el otro lado del tel¨¦fono, una voz identificable como masculina, que es la del alcalde del pueblecito de Quellendorf. El hombre que, cuando fue elegido en 1996, se llamaba Norbert Lindner y era un padre de familia con dos hijas adolescentes, se identifica ahora, a los cuarenta a?os, con una nueva personalidad del sexo femenino: Norbert se ha convertido en Michaela, ha adelgazado y su cuerpo ha adquirido caracter¨ªsticas de mujer gracias a un tratamiento de hormonas, se maquilla, lleva pendientes de perlas y joyas y su elegancia y refinamiento aumentan a ojos vistas de d¨ªa en d¨ªa.La transformaci¨®n sexual que Lindner ha aceptado ya tras un tormentoso proceso que comenz¨® en 1987 con un disfraz en unas fiestas de carnaval, no ha sido bien acogida por el consistorio municipal, que ayer someti¨® la permanencia del alcalde en su puesto al voto popular de algo m¨¢s de 800 vecinos del total de los 1.045 habitantes que tiene Quellendorf.
En 1998, el alcalde reconoci¨® la evidencia. Desde entonces, su vida familiar se ha venido abajo. Jutta, la mujer con la que se cas¨® en 1982, le ha abandonado y, junto con las dos hijas del matrimonio, se ha trasladado a otro pueblo de las cercan¨ªas. Jutta sigue siendo buena amiga de su ex marido, y las hijas, de 18 y 15 a?os, siguen tratando a su padre con cari?o y le llaman pama, una mezcla de la palabra pap¨¢ y mam¨¢. Mientras tanto, Michaela ha perdido su trabajo debido a una reestructuraci¨®n de la plantilla de la empresa donde trabajaba.
A Quellendorf, una localidad perdida en el coraz¨®n de la antigua RDA, a 160 kil¨®metros al sur de Berl¨ªn, en el land de Sajonia-Anhalt, han afluido durante semanas decenas de periodistas de todo el mundo y tambi¨¦n transexuales alemanes y franceses, que han ido a ofrecer su solidaridad a Michaela. Los habitantes se hallaban divididos. Mientras unos cre¨ªan que la identidad sexual del alcalde no tiene nada que ver con su trabajo, otros le acusaban de estar realizando un show para los medios de comunicaci¨®n internacionales. La votaci¨®n fue ganada por quienes rechazan la transformaci¨®n de Lindner. Lograron 482 votos frente a los 235 de sus defensores.
Si el resultado de la votaci¨®n hubiera sido positivo, el alcalde pensaba quedarse al frente de Quellendorf, seg¨²n dijo Lindner ayer por tel¨¦fono a esta corresponsal antes de concluir el escrutinio. "Pero si es negativo, me ir¨¦ de este sitio r¨¢pidamente y abandonar¨¦ Alemania. Tal vez me ir¨¦ a Noruega o a Suecia", afirmaba el alcalde.
Michaela no ha pretendido convertir su situaci¨®n en ning¨²n rasero para juzgar la tolerancia y el grado de apertura de los partidos pol¨ªticos de Alemania. "No creo que pueda valorarlos en funci¨®n de mi caso. He encontrado solidaridad en los verdes y en buena parte del Partido Socialdem¨®crata", manifestaba. Lindner es militante del PDS, el partido de los ex comunistas de la RDA, hoy convertido en grupo de defensa de las minor¨ªas. La tormentosa b¨²squeda de s¨ª mismo del alcalde de Quellendorf ha discurrido en paralelo con la reunificaci¨®n alemana. Durante su adolescencia en la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, Lindner acudi¨® a una escuela art¨ªstica, donde hac¨ªa teatro y bailaba. Despu¨¦s estudi¨® ingenier¨ªa, trabaj¨® en la f¨¢brica de pel¨ªculas de Wolfen, se cas¨® y vivi¨® la vida de un ciudadano corriente de la RDA. Con la reunificaci¨®n llegaron los problemas de convivencia en el matrimonio y el reconocimiento de su sexualidad femenina, que inicialmente trat¨® de negar sumergi¨¦ndose en el trabajo como un poseso.
En 1996, Quellendorf le eligi¨® alcalde, pero pronto los rumores sobre las transformaciones que sufr¨ªa el alcalde comenzaron a alterar los ¨¢nimos de aquel pueblo perdido y tradicional, poco cosmopolita y poco conocedor de la variedad de costumbres y posibilidades existenciales de otros entornos. Las tensiones afectaron a Lidner, que un buen d¨ªa se decidi¨® a encarar abiertamente su nueva personalidad, se coloc¨® peluca hasta que le creci¨® la melena, se puso senos postizos hasta que le hicieron efecto las hormonas y se visti¨® con ropas de mujer. El proceso, aparentemente ya irreversible, debe culminar el pr¨®ximo verano con una operaci¨®n quir¨²rgica.
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