Aprendiendo a vivir mejor
"Esclavas. Eso es lo que somos. Nos pasamos la vida cuidando a los dem¨¢s: a los padres, a los hijos, al marido... y nunca pensamos en nosotras. ?Ni un minuto para m¨ª tengo yo!", dice Remedios Mar¨ªn, 52 a?os, ama de casa, que, con tan s¨®lo cuatro sesiones de relajaci¨®n, asegura ya que se ha quitado "cien a?os de encima". Remedios es una de las 350 mujeres que en los ¨²ltimos cinco a?os han pasado por el Centro de salud de Camas (Sevilla) para hacer un curso de relajaci¨®n. El curso lo imparte la enfermera Carmen Alcalde, "m¨¢s de veinte a?os de experiencia" en este tipo de terapia. Ella decidi¨® poner en marcha este proyecto cuando comprob¨®, en las consultas de enfermer¨ªa, que muchos de los problemas de salud que ten¨ªan las mujeres, "en una gran mayor¨ªa, amas de casa", eran consecuencia de "su incapacidad para autocuidarse", dice. A esto se a?ade la facilidad que tiene este tipo de personas para somatizar situaciones que se repiten a diario, como las de angustia diaria, el af¨¢n de perfeccionismo, la ansiedad, los nervios... que les llevan, en ocasiones, a padecer verdaderas dolencias f¨ªsicas. S¨ªntomas como el reumatismo, la artrosis, la hipertensi¨®n, taquicardias, tensi¨®n muscular, y otras, hacen que infinidad de mujeres acaben en la consulta del m¨¦dico, y entren en el c¨ªrculo maligno de las pastillas. Todas las personas que acuden al curso de relajaci¨®n lo hacen enviadas por el m¨¦dico. Y Carmen Alcalde, en diez sesiones de 90 minutos, una por semana, les da un manual y algunos instrumentos psicol¨®gicos "para que aprendan a vivir mejor", puntualiza. "Ahora tengo m¨¢s ganas de vivir". "Aprendemos a querernos m¨¢s". "Escuchamos nuestro cuerpo". Son algunas de las frases que Pilar, Ana Mar¨ªa, Toni, Asunci¨®n y otras compa?eras del curso repiten cuando se les pregunta qu¨¦ es lo que sienten haciendo relajaci¨®n. Para ellas, la mayor¨ªa con m¨¢s de 50 a?os de edad, esto de echarse en una colchoneta "y olvidarse de todo" es el gran descubrimiento de su vida. Nunca lo hab¨ªan hecho. Han aprendido a sentir la respiraci¨®n, a observar los cambios que se dan en sus cuerpos (el sudor en las manos, la tensi¨®n en los m¨²sculos). Ahora tienen conciencia de c¨®mo son, sienten su peso, el fr¨ªo o el calor... Y toman conciencia de su fuerza mental que, "bien encauzada", explica Alcalde, "puede, como m¨ªnimo, ayudarles a sentirse cada d¨ªa mejor de salud". Y tanto que mejoran. Apenas si han iniciado el curso y ya les preocupa el futuro. "?Qu¨¦ vamos a hacer cuando esto se acabe?", se pregunta Toni Fern¨¢ndez, "un ama de casa angustiada", seg¨²n dice ella, "por querer abarcarlo todo a la vez". Toni ha descubierto que puede escaparse una hora de casa sin que por ello el mundo se hunda. ?Y qu¨¦ opininan los maridos, los hijos, los vecinos? "Depende", responde Toni. "A m¨ª, la abuela, me dice que... ? a d¨®nde voy, qu¨¦ quiero yo esto, que si estoy loca?" Alcalde reitera que el ¨¦xito de este tipo de cursos de relajaci¨®n se debe a que las mujeres, al acudir, descubren aspectos de s¨ª mismas que les "ayudan a encontrarse con un mundo que desconoc¨ªan hasta ese momento". Estas mujeres, que se sienten muy mal en su casa, encuentran aqu¨ª, en la relajaci¨®n, a personas con problemas comunes, y entre ellas los comparten. Las participantes en el presente curso apenas llevan cuatro sesiones y ya est¨¢n preocupadas por qu¨¦ es lo que har¨¢n despu¨¦s, cuando termine. A todas les gustar¨ªa que el ayuntamiento "o quien fuese" les facilitase una nueva profesora para seguir relaj¨¢ndose.
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