Mahler y Shostakovich, versi¨®n hamburguesa

Parece claro que la Filarm¨®nica de Hamburgo mantiene no s¨®lo su categor¨ªa de excelencia, sino tambi¨¦n la tipolog¨ªa de su sonido al mando de su actual titular, Ingo Metzmacher, que nos propuso un programa bipartito: Mahler y Shostakovich. Del primero, una de sus m¨¢s bellas y triunfantes partituras: los Lieder eines fahrenden Gesellen; del segundo, una de sus sinfon¨ªas m¨¢s c¨¦lebres, aunque no de las mejores: la N¨²mero 7, Leningrado.Solista para Mahler fue el bar¨ªtono ingl¨¦s Thomas Allen (Durham, 1944), de voz extremadamente bella, t¨¦cnica preciosa y flexible y concepto intimista y po¨¦tico. Allen, la orquesta y su maestro consiguieron una versi¨®n de gran pureza y atractivo, m¨¢s introvertida en el solista que en la parte instrumental, pero merecedora de las tres salidas que el cantante se vio obligado a efectuar.

En cuanto a la S¨¦ptima sinfon¨ªa, de Shostakovich, se trata de un testimonio importante de la guerra 1939 / 1945 y presenta algunos problemas: es y no es realista; es y no es poem¨¢tica y, decididamente, es gigantista dentro de un pensamiento bastante simple. Insistir en la comparaci¨®n de la marcha sobre el batir de la caja militar con el caso del Bolero de Ravel me parece injusto para el franc¨¦s, pues en el sovi¨¦tico manda una superficialidad de la que huy¨® siempre Ravel y que el mismo Shostakovich eludi¨® en buena parte de sus obras. Metzmacher, y su brillante y virtuosista conjunto, expuso la Leningrado con suma claridad y sin abusos ret¨®ricos a?adidos a los que est¨¢n ya en la partitura.