Los riesgos de la codicia amenazan al f¨²tbol
El f¨²tbol ha entrado en una din¨¢mica que puede conducirle a la autofagia. Nadie se atreve a detener la rueda extenuante de competiciones, cuyas consecuencias resultan demasiado visibles. Cada vez hay m¨¢s lesionados y cada vez son m¨¢s tempranas las lesiones. Las dolencias musculares comienzan a tener un car¨¢cter end¨¦mico entre los internacionales y los integrantes de los equipos m¨¢s exigidos por el calendario.El efecto del Mundial ha sido dur¨ªsimo.El 80% de los titulares de la selecci¨®n espa?ola han sufrido lesiones, casi todas relacionadas con la fatiga y el extraordinario gasto f¨ªsico que se solicita de los jugadores. Genaro Borr¨¢s, m¨¦dico de la selecci¨®n, ha dicho que los equipos tendr¨¢n que acostumbrarse a disponer de plantillas de 25 o 30 jugadores, con 10 lesionados en n¨®mina. No hay manera de que el cuerpo de los futbolistas pueda soportar la proliferaci¨®n de competiciones, los viajes constantes y la falta de descanso.
Tras la Copa Intercontinental, el Madrid prescindir¨¢ de cinco de sus principales titulares (Hierro, Redondo, Roberto Carlos, Savio y Mijatovic) en el partido de hoy frente al Espanyol. Parece una medida prudente y probablemente necesaria, pero tambi¨¦n es una decisi¨®n que explica el estado actual del f¨²tbol, donde casi todo est¨¢ vinculado al dinero, los beneficios, el mercadeo, la televisi¨®n y la multitud de intereses que afectan a los clubes, la UEFA, la FIFA y cualquiera de las organizaciones que pretenden favorecerse del potent¨ªsimo inter¨¦s que despierta el f¨²tbol.
La codicia est¨¢ generando tendencias demasiado perversas. En primer lugar, se ponen en peligro los l¨ªmites f¨ªsicos de los jugadores. Se alimenta la idea de la excelencia, pero no se puede disponer con regularidad de los jugadores excelentes. El caso de Ronaldo, lesionado por la saturaci¨®n de partidos, ilustra fielmente la situaci¨®n. Este Ronaldo triste y roto es el s¨ªntoma de los tiempos que corren.
Las consecuencias del atroz calendario, amenazado todav¨ªa m¨¢s por la creaci¨®n de nuevas competiciones (campeonato mundial de clubes), alcanzan a la perspectiva global del f¨²tbol. En la vor¨¢gine actual se hace imposible separar el trigo de la paja, lo decisivo de lo trivial. No hay tiempo para tomar una perspectiva y valorar el calado de los ¨¦xitos. Todo se sucede con tanta rapidez que se ha perdido un rasgo capital del f¨²tbol: la capacidad para conceder una condici¨®n m¨ªtica a los grandes triunfos. Para eso se necesita distancia, tiempo y posibilidad de disfrutar. Justo lo que falta en una ¨¦poca de exceso y codicia.
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