Dos peque?os teatros lideran el espectacular renacimiento de la ¨®pera en Mosc¨²
El Bolsh¨®i se ha convertido, fundamentalmente, en una cita obligada para turistas
La operaman¨ªa invade las noches culturales moscovitas. Y han sido dos peque?os teatros los que han protagonizado este renacimiento sin precedentes en la depauperada capital de Rusia. Los art¨ªfices de este fen¨®meno son Helik¨®n, una peque?a sala ubicada en un palacio de la calle Bolshaya Nikitskaya, y un nuevo edificio construido para la Novaya Opera, una compa?¨ªa dirigida por Serg¨¦i Lisenko desde hace diez a?os. Este fen¨®meno, en opini¨®n de Lisenko, se debe a una peculiar constumbre rusa: "Cuanto peor se vive, mayor es el inter¨¦s por la cultura".
La Carmen del Helik¨®n no lleva una rosa en el pelo ni vestido de gitana. M¨¢s bien parece una motera de cazadora de cuero salida de un astillero del puerto de San Petersburgo y cercana al mundo de la droga. Cuando Dimitri Bertman la mont¨® en el min¨²sculo escenario del que probablemente sea el m¨¢s innovador teatro de ¨®pera del mundo, se produjo una cierta conmoci¨®n en el mundillo cultural de Mosc¨². No demasiado, sin embargo, porque Bertman, de 31 a?os, llevaba ya tiempo haciendo norma de la heterodoxia desde esta peque?a sala, ubicada en un palacio de la calle Bolshaya Nikitskaya, la misma en la que se encuentran la Embajada espa?ola, el teatro Mayakovski y otro templo de la m¨²sica rusa: el conservatorio.Igual que las rosas florecen entre espinas, la ¨®pera experimenta un renacimiento sin precedentes en la capital de un pa¨ªs azotado como nunca por las dificultades econ¨®micas y que tiene a 42 millones de sus habitantes por debajo del l¨ªmite de la pobreza. Sergu¨¦i Lisenko asegura que este fen¨®meno se debe a una peculiar costumbre rusa: "Cuanto peor se vive, mayor es el inter¨¦s por la cultura".
Lisenko es el director del otro gran ejemplo de la operaman¨ªa por la que pasa Mosc¨²: la Novaya Opera. La compa?¨ªa, que ha vagado durante varios a?os por diversas salas moscovitas, encontr¨® por fin este mismo oto?o su definitivo hogar en el bell¨ªsimo jard¨ªn del Ermitage, que acoge tambi¨¦n a dos teatros dram¨¢ticos.
La restauraci¨®n ha costado al Ayuntamiento de Mosc¨² la friolera de 5.000 millones de pesetas. ?Un lujo en tiempos tan duros? "Nada de eso", replica Lisenko. "Es una inversi¨®n relativamente peque?a. Piense, por ejemplo, en los 75.000 millones invertidos en renovar la ?pera de Par¨ªs".
Aparte del Helik¨®n y la Novaya Opera, hay otras dos salas en Mosc¨² exclusivamente dedicadas al bel canto y al ballet (el Bolsh¨®i y el Stanislavski y Nemirovich Danchenko) y otra reservada para la opereta. Las galas se celebran tambi¨¦n a veces en otros escenarios habitualmente utilizados para conciertos, como la sala Chaikovski.
La financiaci¨®n del Ayuntamiento permite sobrevivir al Helik¨®n, la Novaya Opera y el Stanislavski, que por sus propios medios no tendr¨ªan ni para pagar la n¨®mina. El Helik¨®n, por ejemplo, tiene una plantilla de 350 personas y un aforo capaz para tan s¨®lo 220 espectadores que, en muchos casos, como en la Kofeinaya Cantata, sobre una composici¨®n de Bach, se reduce a 25, a quienes, adem¨¢s, se invita a caf¨¦. El precio de las localidades oscila entre 30 y 180 rublos (de 240 a 1.400 pesetas). Los solistas cobran por representaci¨®n.
El Stanislavski y Nemirovich Danchenko tiene un aforo que supera las mil localidades, pero, con el precio de las mejores entradas a 50 rublos, dif¨ªcilmente llegar¨ªa para pagar a sus m¨¢s de 500 empleados, incluidos los solistas y cuerpos estables de coro y de ballet.
En cuanto a la Novaya Opera, Lisenko destaca que "se trata del primer teatro de ¨®pera que se abre en Rusia en los ¨²ltimos 200 a?os", y defiende una pol¨ªtica de precios que supone reservar en cada espect¨¢culo dos filas para pensionistas al precio simb¨®lico de 5 rublos (unas 40 pesetas). En general, los precios no superan los 150 rublos. El teatro tiene 500 empleados, incluyendo a 40 solistas y un magn¨ªfico coro de 90 voces.
Con tanta oferta, y aunque las salas suelen estar repletas, adquirir las localidades suele ser relativamente f¨¢cil, algo que no se puede decir de los espect¨¢culos del Bolsh¨®i, cita obligada de turistas que tienen que recurrir a la reventa.
A muchos amantes de la ¨®pera esto no les preocupa demasiado porque, para ellos, el inter¨¦s reside en los montajes del Helik¨®n y la Novaya Opera. A Bertman, director del primero de estos teatros, no le importa demasiado que haya quien le crea un genio, aunque caprichoso. En el Helik¨®n hay teatro, ballet, cine, circo y, por supuesto, ¨®pera. Tatiana Shejtman, la jefa de prensa, revela el secreto del ¨¦xito: "El movimiento constante". "Bertman", a?ade, "cree que la ¨®pera es teatro y nunca debe ser aburrida. La palabra principal es teatro. La secundaria es ¨®pera, aunque eso no significa que no se respete la m¨²sica ni se exija una gran calidad a los cantantes".
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