El 'delito' del presidente Banana
La condena por sodom¨ªa dictada contra el ex presidente de Zimbabue pone a la luz el gran tab¨² de la homosexualidad en ?frica
He aqu¨ª la extra?a y desconcertante historia de un hombre llamado Banana, Canaan Banana. El reverendo Banana, un profesor de teolog¨ªa que fue presidente de Zimbabue desde su independencia, en 1978, hasta 1987, fue declarado culpable hace 10 d¨ªas, en un tribunal de Harare, de sodom¨ªa, intento de sodom¨ªa y abusos deshonestos.Dos d¨ªas despu¨¦s, Banana huy¨® de Zimbabue, donde la homosexualidad es ilegal, a Botsuana y, de all¨ª, a la Rep¨²blica Surafricana, donde los homosexuales est¨¢n protegidos de forma expl¨ªcita por la Constituci¨®n aprobada tras la llegada de Nelson Mandela al poder, en 1994. La Constituci¨®n surafricana contiene una cl¨¢usula que asegura los derechos de los ciudadanos a satisfacer sus "preferencias sexuales", algo poco com¨²n en un continente donde la homosexualidad suele ser un tema profundamente tab¨². Adem¨¢s de Zimbabue, Namibia tambi¨¦n proh¨ªbe la homosexualidad. Banana, que ha manifestado en el pasado su deseo de reescribir la Biblia, permanece en Sur¨¢frica como fugitivo de las leyes de Zimbabue. Aunque entr¨® en el pa¨ªs de forma ilegal, el presidente Mandela se reuni¨® con ¨¦l en Pretoria el jueves pasado.
Mandela no s¨®lo no se apresur¨® a llamar a la Interpol, o a la Embajada de Zimbabue, sino que no revel¨® que se hab¨ªa celebrado la reuni¨®n hasta el d¨ªa siguiente, mediante una declaraci¨®n hecha p¨²blica por su gabinete.
Parks Mankahlana, portavoz de Mandela, no dio a conocer el contenido de la reuni¨®n, pero indic¨® que Banana no hab¨ªa solicitado asilo. Asimismo, asegur¨® que el gabinete de Presidencia no sab¨ªa d¨®nde se encontraba el reverendo.
"Si las autoridades de Zimbabue reclaman a Banana, tendr¨¢n que hacerlo por los cauces debidos", afirm¨®. "No sabemos cu¨¢les son los hechos en este caso. En Sur¨¢frica no tiene la condici¨®n de fugitivo."
No obstante, los hechos relacionados con el reverendo Banana los conocen muy bien muchos surafricanos que han seguido el juicio con avidez en los peri¨®dicos.
La decisi¨®n de Mandela de conceder a Banana parte de su precioso tiempo indica la voluntad del presidente surafricano de reiterar su compromiso con el principio de que las relaciones sexuales libres y consentidas entre adultos constituyen un asunto privado en el que el Estado no tiene derecho a inmiscuirse. Sin embargo, los testimonios presentados en el tribunal contra Banana indican que el concepto de "consentidas" no era siempre lo que m¨¢s le preocupaba en el momento de llevar a cabo sus actos de seducci¨®n.
En el tribunal se vio que Banana sol¨ªa escoger a sus amantes en las filas del Ej¨¦rcito o entre los principales equipos de f¨²tbol de Zimbabue.
Un ejemplo es el caso de Jafta Dube, que jugaba en un club de f¨²tbol de la polic¨ªa llamado Black Mambas cuando Banana lo vio por primera vez, en 1983. Banana le llev¨® a jugar en su propio equipo, State House Tornadoes, y le ascendi¨® de sargento a inspector. Dube declar¨® que Banana le hab¨ªa violado durante tres a?os. Las peticiones de auxilio a sus superiores, asegur¨®, cayeron en o¨ªdos sordos.
Dube explic¨® que la relaci¨®n se inici¨® alrededor de la Navidad de 1983, cuando Banana le invit¨® a bailar. Mientras sonaba la m¨²sica de baile, Banana le bes¨®, le dio una palmada en el culo y sonri¨®: "?ste es el alimento de las personas mayores".
Dube declar¨® ante el tribunal que, despu¨¦s de ese encuentro inicial, empez¨® la costumbre de las relaciones sexuales forzadas. Cont¨® que, en junio de 1984, Banana le invit¨® a una copa. ?l se neg¨®, pero acept¨® una fanta, en la que, seg¨²n comprendi¨® despu¨¦s, Banana debi¨® de introducir alguna droga a escondidas.
Perdi¨® el conocimiento y, cuando volvi¨® en s¨ª, no ten¨ªa puestos los pantalones. Sinti¨® una sustancia pegajosa entre sus nalgas y vio que Banana mostraba una gran sonrisa y le dec¨ªa: "Me he permitido servirme".
Cuando Dube protest¨® y amenaz¨® con denunciarle, Banana respondi¨® que no ten¨ªa nada que hacer. "Yo soy el m¨¢ximo tribunal de apelaciones", le dijo.
Ya no lo es. Si Banana regresa a Zimbabue, voluntariamente o por la fuerza, es probable que, a sus 62 a?os, le aguarde una larga estancia en la c¨¢rcel.
Tanto en Zimbabue como fuera de sus fronteras, existe cierto debate sobre si un tribunal surafricano le habr¨ªa declarado culpable de un delito. Aunque el tribunal de Zimbabue consider¨® cre¨ªble el testimonio de Jafta Dube, no declar¨® a Banana culpable de violaci¨®n. Los dos primeros cargos, sodom¨ªa e intento de sodom¨ªa, parec¨ªan indiscutibles, pero el ¨²nico delito del que se le habr¨ªa declarado culpable en Sur¨¢frica era el de abusos deshonestos.
Quiz¨¢ lo que hizo que Mandela se reuniera con ¨¦l fue la sospecha de que, en un ambiente menos hom¨®fobo, es posible que Banana no hubiera tenido que hacer frente a ninguna acusaci¨®n. Eso, o, como suger¨ªa ayer el director de un peri¨®dico surafricano, el hecho de que Mandela siente por el actual presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, una antipat¨ªa tan intensa, que no pudo resistirse a la oportunidad de provocarle. Mugabe, que est¨¢ convirti¨¦ndose a toda velocidad en uno de los dictadores menos disimulados de toda ?frica, se ha encontrado con masivas protestas callejeras en contra de su Gobierno durante las ¨²ltimas semanas. Mientras la econom¨ªa de Zimbabue desciende hacia el caos, en medio de rumores de que el Gobierno puede caer a principios del pr¨®ximo a?o, Mugabe emprendi¨® hace dos semanas lo que los peri¨®dicos de Harare denominaron una "excursi¨®n de compras" a Europa. Durante su gira, hizo una parada en el Vaticano, donde insisti¨® en denunciar la homosexualidad como una perversi¨®n de la naturaleza. El viernes pasado, Mugabe afirm¨® que iba a pedir oficialmente la extradici¨®n de Banana. Hasta ahora, las autoridades surafricanas, que claramente no consideran que Banana sea otro Pinochet, se han mostrado poco dispuestas a colaborar.
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