?Por qu¨¦ siempre se pierden los anillos en la playa?
Todo ocurri¨® hace cinco a?os, lo recuerdo perfectamente. Era domingo y sal¨ª por la ma?ana de mi casa; le hab¨ªa dicho a mi madre la noche anterior que iba a ir al Rastro para que no se preocupara si se levantaba y no me ve¨ªa. Cog¨ª un taxi y me llev¨® hasta Doctor Esquerdo, llegu¨¦ al portal y estaba abierto, as¨ª que sub¨ª y llam¨¦ a la puerta.Me abri¨® Armando:
-?Qu¨¦ haces aqu¨ª? ?Qu¨¦ quieres? -dijo.
-Bueno, es que yo... Es que he estado estudiando matem¨¢ticas en mi casa y tengo algunas dudas, y como ma?ana es el examen..., pues..., hab¨ªa pensado...
-No, de ninguna manera, no puedes entrar en mi casa.
Insist¨ª tanto que acab¨¦ convenci¨¦ndole, y all¨ª estaba yo, sentada delante de una mesa camilla. Armando era un hombre de unos cuarenta a?os y viv¨ªa solo en una casa amplia y con muebles antiguos; en el instituto sol¨ªan decir que su mujer lo hab¨ªa abandonado poco despu¨¦s de casarse. Mientras ¨¦l estaba en la cocina haciendo un par de caf¨¦s, yo estaba prepar¨¢ndome. Cuando lleg¨® con la bandeja, me levant¨¦ y sin pens¨¢rmelo dos veces le di tres o cuatro pu?aladas, no estoy segura.
Estaba muerto, lo hab¨ªa matado yo; recog¨ª mis cosas y me baj¨¦ a la calle.
Fui andando hasta el metro de Goya y de all¨ª hasta ?pera para hacer transbordo a La Latina; quer¨ªa pasar por el Rastro antes de llegar a casa. Recuerdo que me compr¨¦ un anillo muy lindo, de plata, con unas estrellas grabadas. Me gustaba mucho y no s¨¦ qu¨¦ fue de ¨¦l; creo que lo perd¨ª un verano en la playa, en Gand¨ªa. ?Por qu¨¦ siempre se pierden los anillos en la playa? Estoy segura de que si hicieran una encuesta de las personas que han perdido un anillo alguna vez en su vida, el 90% lo habr¨ªa perdido en la playa.
El lunes, Armando no vino a clase; todos nos alegramos por no tener examen, sobre todo Laura, que me hab¨ªa estado diciendo en el metro, al venir, lo preocupada que estaba por ese examen.
As¨ª transcurri¨® la semana; no vino ni un d¨ªa y la gente tan contenta, sin pensar qu¨¦ le pasaba. El viernes a segunda hora vino la jefa de estudios:
-Han encontrado a vuestro tutor muerto en su casa.
La noticia cay¨® como una bomba en el instituto, gente que le hab¨ªa puesto verde se arrepent¨ªa de haberle insultado e incluso fueron al funeral que celebraron en la capilla.
Enseguida empezaron a aparecer art¨ªculos en los peri¨®dicos sobre el asesinato, muchos d¨ªas se paseaban agentes de la polic¨ªa por el instituto y hasta vinieron unos de una televisi¨®n de barrio que iban a hacer un reportaje sobre el asesinato para un programa de sucesos.
Al cabo de unos d¨ªas vino una sustituta, se llamaba Mercedes y explicaba genial. El curso fue pasando y al acabarse me tuve que ir a vivir a Barcelona, por culpa del trabajo de mi padre. Respecto a mis amigos, todos lloramos mucho en la despedida; pero al final perd¨ª el contacto con la mayor¨ªa de los que lloraban y me segu¨ª escribiendo con cuatro amigas, aunque con unas me escrib¨ªa todas las semanas y con otras todos los trimestres. Me enter¨¦ de que el caso de Armando se hab¨ªa cerrado. Debe ser triste que te asesinen y nunca se sepa qui¨¦n es el asesino. Pas¨¦ tres a?os en Barcelona y volv¨ª el a?o pasado, s¨®lo con mi madre, porque mis padres se separaron. Volv¨ª a la misma casa, con los mismos amigos de siempre, las mismas juergas los viernes... Pero ahora ya nada es igual que antes; ya no vamos al instituto y no nos vemos todos los d¨ªas; s¨®lo a Laura, que va conmigo a la facultad; siempre supe que acabar¨ªamos haciendo la misma carrera, aunque ella escogiera ciencias mixtas y yo letras puras.
Ayer por la noche me dijo mi madre:
-Irene, hija, ?por qu¨¦ no escribes a este concurso para ganar 100.000 pesetas?
Le dije que me parec¨ªa una chorrada y que no ten¨ªa nada que escribir; pero, despu¨¦s, se me ocurri¨® que ser¨ªa una buena forma de contar mi secreto.
Supongo que la gente que lea esto pensar¨¢ que me lo he inventado, porque ser¨ªa est¨²pido que confesara haber asesinado a alguien.
Tienen raz¨®n, hay cosas en este relato que me he inventado y sobre todo que he cambiado de nombre; pero el asesinato de Armando el 28 de noviembre de 1993 est¨¢ sin resolver y a m¨ª nadie me ha interrogado.
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