Cromatismo rom¨¢ntico
JOSU BILBAO FULLAONDO La sede de la Sociedad Fotogr¨¢fica de Guip¨²zcoa acoje estos d¨ªas una selecci¨®n de los trabajos de Pedro Zarrabeitia (Bilbao, 1939). Son 25 im¨¢genes cargadas de color y vibraciones rom¨¢nticas, reflejo de una delicada sensibilidad ante aquello que atrae la mirada de manera insistente. Una colecci¨®n surgida de una larga trayectoria que ha sabido discurrir entre distintas influencias y ha recogido matices de todas ellas. En ocasiones parecen ser acuarelas; en otras, ¨®leos y siempre son fotograf¨ªas. Cargadas de un valor crom¨¢tico a?adido, fruto de la intervenci¨®n manual del autor, recojen el grito de quien, a base de tes¨®n y creatividad, ha dado pie a un estilo propio. Pedro Zarrabeitia, ingeniero de profesi¨®n, con amplia trastienda intelectual, pertenece a una generaci¨®n que encendi¨® la llama de la fotograf¨ªa en el Pa¨ªs Vasco despu¨¦s del apag¨®n producido durante los a?os de la dictadura. Lo suyo fue una afici¨®n espontanea de alguien que siempre gust¨® de las artes pl¨¢sticas. Su gran tes¨®n, despu¨¦s de pasar por el B/N, la goma bicromatada o las t¨¦cnicas de fotocopiado, le llev¨® a profundizar en los sistemas de color de lo que podr¨ªa decirse ha hecho su especialidad. Fue el primer fot¨®grafo vasco que expuso en el Museo de Bellas Artes de Bilbao en 1980. Lo ha hecho tambi¨¦n en otras ciudades de Espa?a, Francia, Canada y Estados Unidos. Trabajos suyos se encuentran en los fondos art¨ªsticos de distintas instituciones p¨²blicas y privadas. Su obra Paisaje triste figura en la colecci¨®n de la Federaci¨®n Internacional de Arte Fotogr¨¢fico (FIAP) en Ginebra. En el terreno editorial ha publicado Estudios de color, Mobiliario urbano y Florilegios. Es coautor de Expresi¨®n mural de Bizkaia, La ciudad envuelta y recientemente de Bilbao: puente hacia el siglo XXI. Actualmente prepara otro libro sobre Getxo junto con Maria Elisa Zorriqueta y Conrado Mugerza. Muchas de las fotograf¨ªas de la exposici¨®n fueron hechas hace m¨¢s de 20 a?os. Ahora han recibido una versi¨®n actualizada. Su proceso de elaboraci¨®n es trabajoso. Empieza por la realizaci¨®n de una diapositiva. Llegado el momento de ser trasladada a papel la superpone otra con la que conjuga formas, tonos y texturas. Una vez obtenida la copia de la s¨ªntesis, se barre a pincel con tintas de rotulador. Color m¨¢s color, es cuando se engrandece el alma expresiva que ha nacido en el momento de la toma. Puede tardar d¨ªas hasta alcanzar el resultado deseado, incluso puede quedar abierto sine die, a la espera de una versi¨®n final. No importa el proceso, lo importante es el resultado. El gesto de cubrir el papel de la imagen fotogr¨¢fica con pinturas no debe entenderse como un acto de rebeld¨ªa; pretende plasmar una emoci¨®n. Decir lo que uno quiere para sentirse a gusto, sin tormento de conciencia. Los escenarios son variados. Tras una farola marinera discurre la r¨ªa de Bilbao, envuelta en pigmentos apasionados, no quiere ense?ar las agujas agresivas de sus gr¨²as para hacerse m¨¢s apacible. La hoguera y la alegr¨ªa de una noche de San Juan estalla entre irisados chisporroteos. En Urdaibai, un horizonte de sosiego se deja atravesar en su calma por el peque?o remolcador que lleva hacia altamar dos gabarras con tonos c¨¢lidos que alegran los espacios azulados. Un aldeano viene por la carretera y sobre sus hombros lleva un cielo plomizo que descarga un sirimiri convertido en filtro natural de una atmosfera fr¨ªa y desapacible. Los tonos granates dan calor a las casas humildes de pescadores y obreros. Los sopleteros desguazan chatarra para la fundici¨®n y el humo de sus llamas se convierte en una paleta de colores cargada de energ¨ªa. As¨ª son las im¨¢genes. Las fotograf¨ªas siguen transcurriendo por astilleros de Bermeo, paisajes de Mundaka o Punta Lucero. En ocasiones recuerdan algunas composiciones de Aurelio Arteta o Alberto Arrue. Los dos marinos que tiran del chicote para acercar el barco a su amarre son ejemplo de ello, un esfuerzo tenaz que resalta la crudeza de las labores en los muelles y la sirga. Todo ello, dentro de un equilibrio de formas cl¨¢sico que otorga al trabajo aires de nobleza y orgullo.
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