"Carner defendi¨® un cambio de la peseta que conven¨ªa a la industria"
Jaume Carner, ministro de Hacienda de la Rep¨²blica, dio el primer el gran salto reformista del siglo. La ortodoxia econ¨®mica del ministro catal¨¢n fue el antecedente del cambio de modelo conseguido a partir de la estabilizaci¨®n de 1959. Carner intent¨®, sin suerte, concretar el fin del aislamiento de Espa?a, conseguido mucho despu¨¦s con la entrada de la peseta en el sistema monetario europeo, realizada por Carlos Solchaga, y con la llegada al euro, coronada por Rodrigo Rato. En su discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias Econ¨®micas y Empresariales, titulado La II Rep¨²blica y la quimera de la peseta: la excepci¨®n de Carner, Joan Tapia, director de La Vanguardia, glos¨® la aportaci¨®n de Carner partiendo de los trabajos de los economistas Antonio Flores de Lemus, Joan Sard¨¤ Dexeus, Josep A. Vandell¨°s, Pablo Mart¨ªn Ace?a, Gabriel Tortella y Francesc Cabana, y de las revelaciones del dietario de Manuel Aza?a. Pregunta. La II Rep¨²blica encontr¨® una Espa?a aislada que hab¨ªa abandonado el sistema internacional de cambios fijos, conocido como el patr¨®n oro. Respuesta. La econom¨ªa espa?ola registraba en aquel periodo d¨¦ficit fiscal y d¨¦ficit comercial, y los gobiernos creyeron que volver al patr¨®n oro complicar¨ªa m¨¢s las cosas. Pero en paralelo se manifestaba el anhelo de pertenecer al patr¨®n oro partiendo de la paridad que hab¨ªa disfrutado antes de salir, en 1868. Se produjo as¨ª una aut¨¦ntica esquizofrenia, cuyo m¨¢ximo exponente se plasm¨® en la dictadura de Primo de Rivera, cuando, en 1926, el ministro de Hacienda de entonces, Calvo Sotelo, expres¨® su deseo de volver al patr¨®n, haciendo lo mismo que hab¨ªa hecho Gran Breta?a. Gran Breta?a hab¨ªa abandonado el patr¨®n oro en 1914 y su regreso fue aconsejado por el entonces ministro de Hacienda, Winston Churchill, aunque la decisi¨®n acab¨® siendo muy criticada por Keynes en el op¨²sculo titulado Las consecuencias econ¨®micas de la paz. P. ?Los sue?os espa?oles de volver al patr¨®n de cambios ten¨ªan una ra¨ªz pol¨ªtica, m¨¢s que una racionalidad econ¨®mica? R. Antes de la dictadura de Primo de Rivera y durante ella, especialmente cuando la peseta se apreciaba, se vivi¨® de lleno la nostalgia del retorno al patr¨®n oro. A partir de 1928, cuando la peseta empez¨® a caer en los mercados, se impuso la idea de que no se pod¨ªa consentir, por prestigio pol¨ªtico, una excesiva depreciaci¨®n de la peseta, que se atribu¨ªa a la especulaci¨®n. Esta idea contamin¨® despu¨¦s a los ministros de la Rep¨²blica y en especial a Prieto. P. Sin embargo, ya en aquel momento el patr¨®n oro estaba en una crisis irreversible. R. S¨ª, el Reino Unido sali¨® definitivamente en 1931 y dos a?os despu¨¦s sali¨® Estados Unidos. Pero, a pesar de ello, los gobernantes de la II Rep¨²blica no se separaron de la tesis tradicional espa?ola. En su etapa de ministro, Indalecio Prieto culp¨® de la ca¨ªda del tipo de cambio de la peseta a la especulaci¨®n de los capitales externos y del mismo capital espa?ol, y se propuso combatir aquel fen¨®meno, sin darse cuenta de que los precios internos en Espa?a no evolucionaban a la baja con la intensidad con que lo hac¨ªan los precios internacionales. Prieto no supo ver que el ajuste de la econom¨ªa a la ca¨ªda de precios se estaba haciendo a a trav¨¦s de la depreciaci¨®n de la peseta. P. ?Cu¨¢ndo se interrumpi¨® la din¨¢mica de defender el prestigio de Espa?a a trav¨¦s del cambio de la peseta? R. La interrumpi¨® el ministro de Hacienda, Jaume Carner, en diciembre de 1931, con el primer Gobierno constitucional de Aza?a. S¨®lo en el periodo de Carner acept¨® Espa?a que la fluctuaci¨®n a la baja de la peseta no era necesariamente negativa. Carner, que era abogado de sociedades mercantiles, signific¨® un cambio radical respecto a los ministros anteriores, como Calvo Sotelo, y respecto a los otros ministros republicanos. Lo m¨¢s curioso es que despu¨¦s de Carner, entre 1933 y 1936, otros ministros, por ejemplo Antonio Lara, Manuel Marraco y Joaqu¨ªn Chapaprieta, cayeron en el mismo vicio de mantener alta la peseta por el prestigio de Espa?a. P. ?En qu¨¦ medida recibi¨® Carner la influencia del incipiente Servicio de Estudios del Banco de Espa?a? R. El servicio de estudios, entonces de muy reciente creaci¨®n, abog¨® claramente por la flotaci¨®n de la peseta, cortando su v¨ªnculo con el bloque oro y abandonando el control de cambios. P. ?A qui¨¦n represent¨® Carner? R. La figura de Carner resum¨ªa una alianza entre el reformismo de los industriales y las capas profesionales. Su llegada al Ministerio de Hacienda no fue la de un pol¨ªtico o un abogado del Estado, como era tradici¨®n. Carner represent¨® a la clase empresarial catalana. Era un catalanista de izquierda, pero socialmente era un representante de la burgues¨ªa catalana. Su periodo enmarca esta alianza entre esta burgues¨ªa industrial catalana y los economistas espa?oles, representados entonces por Flores de Lemus. P. ?Qu¨¦ papel desempe?¨® en todo ello el presidente de la Rep¨²blica, Manuel Aza?a? R. Cuando, en diciembre de 1931, Aza?a recibi¨® de Niceto Alcal¨¢ Zamora el encargo de formar el primer Gobierno constitucional, llam¨® a Carner, convencido de que Indalecio Prieto se hab¨ªa equivocado totalmente. P. Este Aza?a defensor de la ortodoxia econ¨®mica, ?abre una relectura del periodo republicano? R. Aza?a intent¨® consolidar la rep¨²blica burguesa; Carner intent¨® que el tipo de cambio de la peseta no perjudicara los intereses de los industriales, que necesitaban exportar y precisaban que el Estado les facilitara las divisas a trav¨¦s del Centro de Contrataci¨®n, antecedente del Instituto de la Moneda. Y los economistas del Banco de Espa?a, por su parte, intentaron dise?ar una pol¨ªtica de cambio que no fuese tributaria de los t¨®picos del pasado. P. Tomando a Carner como antecedente, cu¨¢nto tiempo hubo que esperar para que cristalizara un empe?o similar? R. La historia posterior de Espa?a fue bastante dram¨¢tica y triste, pero cuando, antes de 1959, Ullastres y Navarro Rubio preparaban el plan, tuvieron que recurrir a un economista republicano y catal¨¢n, Joan Sard¨¤ Dexeus, que entonces estaba en Venezuela. El Plan de Estabilizaci¨®n fue el inicio de la transici¨®n econ¨®mica, sin la cual la transici¨®n pol¨ªtica habr¨ªa sido m¨¢s dif¨ªcil. En el plan participaron cuatro catalanes: los economistas Sard¨¤ y Fabi¨¢n Estap¨¦; Manuel Ort¨ªnez, desde el Instituto de la Moneda, pero representante claro de los industriales algodoneros, y Laureano L¨®pez Rod¨®, que represent¨® el entrismo de cierto catalanismo conservador en el r¨¦gimen de Franco. P. ?Catalu?a ha sido una constante en los intentos reformistas? R. Digamos que el catalanismo ha coincidido con los intentos reformistas dentro de la estructura institucional del Estado. Esa coincidencia ya no ha vuelto a repetirse, porque en la transici¨®n, en los Pactos de La Moncloa, el reformismo espa?ol ya no necesitaba a Catalu?a con la misma fuerza que antes. P. Solchaga precisamente mantuvo un tipo de cambio muy alto. ?Fue otro prisionero de la nostalgia del patr¨®n oro? R. S¨ª. Puede decirse que sigui¨® la senda de la peseta vinculada al sistema monetario europeo pensando adem¨¢s que entraba en una apuesta de futuro, es decir, la UE. La diferencia entre Solchaga y el Calvo Sotelo de la etapa de Primo de Rivera es que el ministro socialista lo hizo, entr¨® en el sistema.
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