Restaurar la raz¨®n
Parece razonable que el PP, o cualquier otro partido, pida en el Parlamento andaluz m¨¢s dinero (160 millones) para que se lleven a cabo las restauraciones de las iglesias sevillanas de San Vicente, San Andr¨¦s, San Rom¨¢n y San Bartolom¨¦. Son monumentos con envergadura hist¨®ric¨®-art¨ªstica suficiente como para justificar la inversi¨®n, tanto en su f¨¢brica arquitect¨®nica como en las im¨¢genes y retablos que albergan. Parece razonable que se invierta dinero p¨²blico en la restauraci¨®n de iglesias y catedrales, aunque sean propiedad de la Iglesia, porque dada las peculiaridades hist¨®ricas de nuestra ciudad, y de nuestro pa¨ªs, una gran parte del legado art¨ªstico est¨¢ vinculado a lo religioso. Parece razonable que si la administraci¨®n incumple plazos, se retrasa en la entrega de obras o no invierte lo necesario para llevar a cabo estas restauraciones, se la apremie y se le exija una mayor atenci¨®n al patrimonio considerado en su globalidad. Y parece razonable que en el leg¨ªtimo combate pol¨ªtico entre los partidos estas cuestiones se utilicen para exigir responsabilidades u ofrecer alternativas. Pero no parece atenerse a raz¨®n que en el calor de la contienda se hagan juicios sumar¨ªsimos, se viertan opiniones que se pueden refutar con cifras o se simplifique la realidad reduciendo toda una l¨ªnea de actuaci¨®n a estos casos concretos. Porque entonces da la sensaci¨®n de que el inter¨¦s restaurador y patrimonial del PP es sobre todo pol¨ªtico, que se ha inflado abusivamente la parte intentando oscurecer el todo, y que al final importa m¨¢s da?ar la imagen del PSOE que beneficiar a los templos afectados por estos ciertamente desmesurados tiempos de restauraci¨®n. As¨ª, estando de acuerdo, por ejemplo, en que es escandaloso el n¨²mero de a?os que lleva cerrada la parroquia neocl¨¢sica de San Bartolom¨¦, o la mud¨¦jar de San Andr¨¦s, no se puede estarlo en lo de la "dejadez y el abandono al que las han sometido el gobierno socialista". Dicho as¨ª, sin contextualizarlo con otros datos, la frase se convierte en algo m¨¢s peligroso que una mentira, en una verdad a medias. La dejadez y el abandono pueden ser ciertos en estos casos, pero habr¨ªa que hablar tambi¨¦n de prioridades, de un patrimonio no s¨®lo religioso, de la obligaci¨®n de atender a todos los colectivos andaluces y no s¨®lo al cat¨®lico. Sobre todo, habr¨ªa que hablar de la desidia de los cat¨®licos espa?oles, de su h¨¢bito de dependencia de lo p¨²blico (heredado de los tiempos en el que el catolicismo era religi¨®n de Estado), de su mucho pedir y su poco dar a su propia iglesia y de su reticencia a aceptar que son s¨®lo un grupo, por importante n¨²merica, hist¨®rica y culturalmente que sea, entre otras confesiones religiosas que tienen el mismo derecho a recibir asistencia de un estado felizmente aconfesional. Todos no pueden pagar todo lo que es de algunos, aunque estos sean muchos. Y habr¨ªa que hablar de las restauraciones llevadas a cabo por la Junta de Andaluc¨ªa en obras escult¨®ricas, pict¨®ricas y arquitect¨®nicas que son propiedad de la Iglesia. ?O es que el Instituto Andaluz de Patrimonio no se ha convertido en el centro de restauraci¨®n m¨¢s respetado de la regi¨®n?
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