Monteverdi y Garrido
Por ser la Navidad quiz¨¢ se me disculpe la mezcla de la gran m¨²sica con las bajas pasiones. En la calle, los sentimientos lo desbordan todo, no s¨®lo las cajas registradoras de los almacenes, y el villancico pregrabado que un altavoz difunde ininterrumpidamente en la esquina puede llegar a aturdir. Por ¨¦sa y otras razones ca¨ªmos tres amigos el domingo en la ordinariez de ordenar, como si se tratase de tenistas o modelos de alta costura, a los compositores de la historia. Uno pon¨ªa en el primer lugar del top ten a Bach, el otro a Mozart, y el tercero, despu¨¦s de dudar entre Schubert y Beethoven, dijo que Purcell. Entonces se produjo un silencio y pas¨® un ¨¢ngel. Monteverdi. ?Monteverdi! "Naturalmente", dijo el amigo primero, "pero es que Monteverdi precede a la m¨²sica, y por ello est¨¢ fuera del tiempo de nuestro juicio". "Claro", dijo tranquilizado el amigo segundo. Pero el tercero, que ya se ha visto que era un hombre atormentado, no se qued¨® contento: "Por eso mismo ha de ocupar el n¨²mero uno. Monteverdi reconstituy¨® para el futuro lo que los grandes compositores medievales, los gregorianos, los trovadorescos, los polifonistas, hab¨ªan inventado. Sin ¨¦l y sus disc¨ªpulos venecianos, el Renacimiento habr¨ªa sido una l¨ªnea recta, una mera consonancia, y nosotros, unos desgraciados".La velada sigui¨® entre cosas de este tenor, hasta que, aprovechando que sobre las nueve la cinta pregrabada de la esquina empez¨® a patinar, el amigo segundo, que era el anfitri¨®n y lo hab¨ªa comprado el d¨ªa antes, puso un disco en su impecable equipo de m¨²sica. Monteverdi y Garrido. No es una firma comercial, pese a las fechas. Monteverdi ya se sabe, m¨¢s o menos, qui¨¦n es. Gabriel Garrido es argentino y participa esta semana en unas clases magistrales que, bajo el t¨ªtulo Monteverdi, hoy, reunir¨¢n en Madrid a un selecto grupo de especialistas musicales y teatrales de varios pa¨ªses. No s¨¦ a qu¨¦ conclusiones llegar¨¢n estos sabios, aunque espero que alguna se note en lo que para m¨ª supone el mejor regalo posible del a?o nuevo, el estreno en enero en el teatro de la Zarzuela de La coronaci¨®n de Popea, cantada, entre otros buenos nombres, por Teresa Berganza y dirigida por el maestro Zedda, organizador de estas jornadas monteverdianas.
A Garrido yo le descubr¨ª el a?o pasado, y llegaba tarde. Con su conjunto Elyma y diversas agrupaciones corales y fuerzas vocales lleva a?os explorando discogr¨¢ficamente la m¨²sica de los compositores espa?oles y aut¨®ctonos del barroco latinoamericano, un repertorio en el que no todo lo que luce es oro, pero que en m¨¢s de una ocasi¨®n permite encontrar perlas; por ejemplo, las misas rioplatenses del jesuita Zipoli. Los tesoros de esa serie ejemplar, Les chemins du baroque, los edita el sello K617, el mismo que acoge las grabaciones gracias a las cuales Garrido est¨¢ cobrando un gran relieve internacional: las de ¨®peras y oratorios renacentistas italianos que previamente ¨¦l y sus colaboradores representan en el teatro Massimo de Palermo. La primera que escuch¨¦ fue la Dafne de Gagliano, despu¨¦s el Orfeo, y ahora, en lo que promete ser un completo de la producci¨®n teatral de Monteverdi, acaba de salir El retorno de Ulises a la patria.
Instalados en el superlativo navide?o, dir¨¦ que esta ¨²ltima me parece la mejor ¨®pera del mundo, en dura contienda con Don Giovanni, Dido y Eneas, Tosca y Salom¨¦, y el trabajo de Garrido, deslumbrante. No perdamos, con todo, la cabeza en la resaca. Los que tengan las tres ¨®peras monteverdianas en la versi¨®n Harnoncourt no deben tirarlas por la ventana, ni desde?ar, en el caso de El retorno..., la de Ren¨¦ Jacobs. Los brit¨¢nicos, demasiado austeramente luteranos en el madrigal veneciano, han producido dos magn¨ªficos Orfeos (Pickett, Medlam). Lo que nuestro argentino residente en Ginebra y formado en Basilea (donde coincidi¨® con Jordi Savall, con quien trabajar¨ªa despu¨¦s) ofrece en sus monteverdis es m¨¢s f¨¢cil de resumir que de conseguir: vivacidad, sentido dram¨¢tico, imaginaci¨®n musical (sus cantantes no son estrellas, s¨®lo artistas). Especialmente feliz en la caracterizaci¨®n de las partes c¨®micas de El retorno..., Garrido tambi¨¦n sabe de honduras del sentimiento, logrando as¨ª con su interpretaci¨®n aquello justamente que Monteverdi le ped¨ªa a la m¨²sica: "Remover los afectos".
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.