Hablar
Deb¨ªan de ser las noticias de Telecinco. Preguntaban a unos estudiantes su opini¨®n sobre la Constituci¨®n y era para echarse a llorar. No por la Constituci¨®n, sino por c¨®mo se expresaban. Casi siempre que le preguntan a un ciudadano, es para echarse a llorar. Uno de los mozos, valenciano ¨¦l, dec¨ªa algo as¨ª como: "Es muy chula, jo¨¦, pero si hay que cambiarla, pues se cambia". Luego miraba est¨®lidamente a la c¨¢mara y al poco a?ad¨ªa: "Y ya est¨¢". A veces son los pol¨ªticos quienes farfullan, o esos arcaicos al par que ubicuos futbolistas. "Hemos venido a ganar porque necesitamos no perder para tener los puntos porque, bueno, necesitamos ganar, as¨ª que bueno, vamos a hacer lo que sea para no perder y a ver qu¨¦ pasa". Todos los d¨ªas, a todas horas se pueden o¨ªr frases inconexas, enunciados infantiles, discursos gaseosos emitidos por agujeros cerebrales disfrazados de autoridad. Si un n¨²mero creciente de espa?oles no sabe hablar es porque no sabe razonar. Por eso gritan. ?Menuda herencia han dejado siglos de educaci¨®n nacional-cat¨®lica y hordas de ministros!Pero luego aparec¨ªa un campesino analfabeto de Honduras. Preguntado por el incisivo reportero sobre "qu¨¦ sent¨ªa al haber perdido a toda su familia tras el hurac¨¢n Mitch", este hombre con su gorro de paja entre las manos y la cabeza gacha, respondi¨®: "Excuse que no acierte a contestarle debidamente, mi pensamiento es ahora otro, vea, ?qu¨¦ voy a hacer con los sentimientos durante lo que me reste de vida?". Cito de memoria, era mucho m¨¢s limpio. Cada vez que aparece un indio, un ni?o mexicano o nicarag¨¹ense, pobr¨ªsimos campesinos, familias de la miseria suburbial latinoamericana, se expresan con toda exactitud y una viveza cervantina. Son m¨¢s pobres que nosotros, pero s¨®lo en dinero. Lo que es en esp¨ªritu...
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