La letra chica
Hay un cierto morbo agazapado en la letra chica de los peri¨®dicos. Merodea por la parte dura de la informaci¨®n y asalta a los incautos con sus inesperados detalles, ya sean extraordinarios, incre¨ªbles, inadmisibles, o hasta infumables, como se dice ahora. En general, es el reino de lo ins¨®lito el que por ah¨ª se esconde, y al que s¨®lo llegan de ordinario los muy interesados, o los que disponen de mucho tiempo. No s¨¦ si se habr¨¢n fijado, pero las personas que leen los peri¨®dicos de cabo a rabo viven en una suerte de perplejidad flotante. Son como lastimados silenciosos de la insensatez cong¨¦nita del mundo. Los hay que se acostumbran a ese regusto de la realidad disparatada y ya no pueden vivir sin ¨¦l. Es como una droga de la imaginaci¨®n, como un interminable cuento de fantasmas, caballos voladores y princesas aquejadas de una ansiedad inconfesable. Sin llegar a tanto, tengo yo tambi¨¦n mi peque?a colecci¨®n de perlas irregulares, no s¨¦ para qu¨¦ ni d¨®nde podr¨ªa exhibirlas. Que se sepa, no hay ning¨²n Festival de Noticias Desmesuradas, ni Congresos de Enfermos de la Realidad Desconcertante. A lo mejor es que me estoy volviendo adicto, yo tambi¨¦n, a ese polvo de la verdad en estado puro. Pero vean algunos ejemplos. De las conversaciones de Argel, del a?o 86, nos hemos enterado ahora que el representante de ETA, Atxon, portavoz autorizado, era bi¨®logo especialista en mariposas. No s¨¦ si me entienden, pero es que no puedo imaginarme a esas criaturas tan tiernas en manos de semejante individuo, como no me imagino la ternura del drag¨®n, o las l¨¢grimas de chacal de Pinochet, que tambi¨¦n hemos conocido estos d¨ªas, junto con la opini¨®n de su se?ora acerca de la profunda humanidad del genocida. De un brillo extraordinario, por cierto, ha sido igualmente un detalle de la biograf¨ªa de Lord Nichols, uno de los lores de la justicia universal que por fin se va abriendo camino. Me refiero a que, en su tenaz campa?a de protecci¨®n a la infancia, consigui¨® hace cuatro a?os que British Telecom eliminara las l¨ªneas calientes de su oferta familiar. Algo as¨ª como si Gaspar Zarr¨ªas eliminara los anuncios sexistas y violentos, las pel¨ªculas guarras y ese horror de Plaza Alta, de Canal Sur Televisi¨®n. Pero esto todav¨ªa no es noticia, ni en la letra chica. A prop¨®sito dejo para el final -l¨¢stima no tener m¨¢s espacio- el ¨²ltimo de esos gui?os informativos, que no s¨¦ qu¨¦ hacer con ¨¦l. Un colegio p¨²blico de Jerez de la Frontera acaba de ser premiado por una campa?a de animaci¨®n a la lectura, denominada ?Leer es vivir! Hasta aqu¨ª, excelente. Lo malo es que el colegio en cuesti¨®n se llama, todav¨ªa, General Franco. ?No habr¨¢ tenido tiempo Pedro Pacheco de cambiarle el nombrecito? De mi accidentado paso por la pol¨ªtica guardo muy pocos recuerdos agradables, muy pocos. Pero uno de ellos es del a?o 79, del d¨ªa que firm¨¦ la propuesta al Pleno del Ayuntamiento de Sevilla cambiando de un plumazo todos los nombres fascistas de sus colegios p¨²blicos. ?Venga, Pedro, an¨ªmate, hombre! No nos des estos sobresaltos, y menos en Navidad.
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