Paso atr¨¢s

CASI TODO sugiere que la monumental batalla legal en torno a la suerte de Augusto Pinochet no ha hecho m¨¢s que comenzar. Adoptando una decisi¨®n sin precedentes en 150 a?os, la C¨¢mara de los Lores se ha corregido a s¨ª misma y ha declarado nulo su hist¨®rico fallo del 25 de noviembre, por el que rechazaba la inmunidad soberana del dictador chileno y abr¨ªa la puerta a su eventual extradici¨®n a Espa?a. El motivo es que uno de los jueces que se pronunci¨® contra Pinochet pudo estar predispuesto a hacerlo por la vinculaci¨®n no declarada en su momento con la organizaci¨®n humanitaria Amnist¨ªa Internacional, favorable al procesamiento del militar golpista y a la que se permiti¨® aportar argumentos a favor de su extradici¨®n. La saga Pinochet tiene ahora una nueva cita, a mediados de enero, para que la m¨¢s alta instancia judicial brit¨¢nica se pronuncie de nuevo sobre si el hombre que dirigi¨® con mano de hierro los destinos de Chile durante 17 a?os debe o no gozar de inmunidad como ex jefe de Estado. El inesperado fallo de los lores ha puesto moment¨¢neamente entre par¨¦ntesis el mecanismo de extradici¨®n puesto en marcha por el juez Garz¨®n -que acusa al tirano de delitos de genocidio, terrorismo y tortura- y al que dio v¨ªa libre la semana pasada el ministro del Interior brit¨¢nico. Si la decisi¨®n de enero fuera a favor del general ahora lujosamente exilado en Surrey, nada impedir¨ªa a ¨¦ste regresar a su pa¨ªs. De lo contrario se iniciar¨¢ un largo camino judicial.La extradici¨®n es en todas partes una parcela legal especialmente intrincada, y si los abogados de Pinochet agotan cada posibilidad a su alcance, el procedimiento podr¨ªa llevar a?os. Aun en el caso de que perdieran todas sus apelaciones y los tribunales brit¨¢nicos decidieran que Pinochet deber¨ªa ser extraditado, el asunto volver¨ªa a la mesa del titular de Interior, que adoptar¨ªa la decisi¨®n final de ponerle en un avi¨®n hacia Madrid o devolverle a Chile. A sus 83 a?os, el espad¨®n chileno puede esperar razonablemente no sentarse nunca en el banquillo espa?ol. Pero el fondo del asunto no reside en las probabilidades de que los competentes abogados de Pinochet sean capaces de evitar que su cliente sea juzgado. A la postre, est¨¢ dentro de la l¨®gica que quien ha aplastado sistem¨¢ticamente la ley se acoja a sus resquicios m¨¢s favorables para intentar escapar a la justicia. Lo que el ¨²ltimo giro del caso pone agudamente de manifiesto es el camino erizado de trabas al progreso de un aut¨¦ntico derecho internacional que debe permitir alg¨²n d¨ªa el juicio sin fronteras de los tiranos. Algo falla si la vinculaci¨®n tangencial de un juez con una organizaci¨®n que defiende los derechos humanos -en este caso, lord Hoffmann, un magistrado de reputaci¨®n liberal - puede ser esgrimida t¨¦cnicamente como motivo de parcialidad y recusaci¨®n. Las leyes tambi¨¦n est¨¢n sometidas al sentido com¨²n; y llevado a sus ¨²ltimas consecuencias, cuestionar la ecuanimidad de los juzgadores por simpatizar abiertamente m¨¢s con las v¨ªctimas que con sus verdugos nos devolver¨ªa a la edad de la piedra.