Aquiles Machado debuta hoy en el Teatro Real
El tenor venezolano, de 26 a?os, canta esta noche el Rodolfo de "La Boh¨¨me", de Puccini
No estaba previsto que actuara hasta el d¨ªa 26, pero la enfermedad del tenor del primer reparto, Alfredo Portilla, ha precipitado su deb¨². A pesar de su juventud, y de que le han dicho que el p¨²blico de Madrid "es una fiera", Aquiles Machado no est¨¢ nervioso ante el trago de esta noche (cantar La Boh¨¨me en el Real): "S¨®lo tengo la tensi¨®n sabrosa del estreno". Y es que el alumno de Alfredo Kraus es todo un car¨¢cter. No cree en "la est¨¦tica por la est¨¦tica", y afronta su papel de Rodolfo convencido de que favorece sus condiciones: "Las pasiones de Puccini sudan".
Su figura rechoncha y bajita da el tipo perfecto de poeta bohemio que requiere Rodolfo, y aunque Aquiles Machado no es todav¨ªa Luciano Pavarotti, considerado por muchos el mejor Rodolfo de la historia, desde luego recuerda vagamente al tenor italiano, tanto por su aspecto como por su precocidad. "La Boh¨¦me es la ¨®pera que m¨¢s he cantado", dice Machado, "y Rodolfo es un papel en el que me siento muy bien, porque tiene mucho lirismo y al mismo tiempo es joven, tiene frescura".La ventaja frente a Romeo, por ejemplo, a?ade el cantante, "es que ¨¦ste es menos joven y tiene adem¨¢s mucho estilo, demasiado como para poder disfrutar del todo. La Boh¨¦me, en cambio, es una ¨®pera muy naturalista. Igual que la vida cotidiana, tiene drama, comicidad, sentimiento de p¨¦rdida... La maravillosa m¨²sica de Puccini te arropa, pero donde m¨¢s partido puedes sacar es en el car¨¢cter mismo del personaje, tratando de llevar la m¨²sica sin deformarla ni desvirtuarla, acerc¨¢ndola al sentimiento del autor. Las pasiones de Puccini sudan; no como las de Verdi, que no sudan".
"Dar todo lo posible"
A pesar de esta declaraci¨®n tan f¨ªsica, Machado tiene una concepci¨®n muy intelectual de su trabajo. "Afortunadamente o no, construir un personaje no es s¨®lo un hecho f¨ªsico. En esta ¨¦poca tan superficial, se pierden muchas cosas esenciales de los personajes. A m¨ª me gustar¨ªa ser algo m¨¢s que una voz y un actor, acercarme en lo posible al sentimiento que dicen que ten¨ªa Bj?rlin, o a la naturalidad que ten¨ªa Lawrence Olivier. Llegaba un momento en que agarraba el talento y se lo restregaba al p¨²blico por la cara. Se trata de dar todo lo posible, y no por una cuesti¨®n de ego, sino por amor a lo que haces".Nacido en Barquisimeto (Venezuela) en 1971, Aquiles Machado comenz¨® siendo fagotista en el conservatorio, hasta que un d¨ªa, a los 16 a?os, se meti¨® en el coro y cambi¨® de oficio y de vocaci¨®n. Despu¨¦s de licenciarse en artes ("a¨²n me falta la tesis") su espl¨¦ndida voz, que ha ganado ya numerosos concursos internacionales, le llev¨®, primero de la mano de Raquel Adonaylo y luego de la de William Alvarado, a la Escuela Superior de M¨²sica Reina Sof¨ªa de Madrid, donde form¨® parte de la primera promoci¨®n y tuvo, entre otros maestros ilustres, a Alfredo Kraus. Esa dura e intensa etapa de tres a?os cambi¨® tambi¨¦n su vida: "El maestro no s¨®lo me ense?¨® a cantar, sino a sentir el oficio. Con ¨¦l entend¨ª que los cantantes somos individuos sociales, que tenemos la responsabilidad de educar y de dar lo mejor; que no se trata de hacer acrobacias o de ser Robert Redford, sino que cuenta m¨¢s encontrar el gesto preciso para que ese gesto transforme el momento y ense?e algo al p¨²blico. Por eso Marcello Mastroianni no quer¨ªa a la televisi¨®n: porque no ten¨ªa casi ning¨²n contenido educativo. Y resulta que la educaci¨®n est¨¢ en cada peque?o hecho de la vida. Por eso, hay que tratar de tender siempre al equilibrio, tanto en la vida como en la escena: si est¨¢s haciendo una tragicomedia, tienes que tener el punto justo de comedia para que, en el momento en que llega la muerte, el p¨²blico no se tire al suelo de risa".
?Pero no es la ¨®pera una gran apoteosis de lo artificioso? "Bueno, yo creo que por definici¨®n, el hombre siempre est¨¢ al borde del rid¨ªculo. El cantante debe caminar por esa cuerda floja. Lo que pasa es que ahora hay caminos que est¨¢n remediando bastante ese miedo al rid¨ªculo, tan l¨®gico en la ¨®pera, y otros muchos caminos que lejos de solucionar ese paso hacia el abismo, lo ¨²nico que hacen es aumentar ese miedo. Yo no soy partidario de contarle mentiras a la gente, pero s¨ª de ponerla a so?ar. Pero hay que tener claro que Napole¨®n no tiene por qu¨¦ medir dos por dos. Eso es quedarse en la superficie, una cosa muy triste".
Cine y teatro
Machado cree que este montaje de La Boh¨¨me cumple de sobra con sus exigencias de profundidad. Dice que Giancarlo del Monaco, el director esc¨¦nico, "saca de los artistas esa parte ¨ªntima que no te atreves a sacar de dentro ni en el sal¨®n de casa", y que es uno de esos directores influidos por el cine y las corrientes modernas del teatro, pero para bien. "Es de los que le quitan a la ¨®pera el olor a naftalina. A pesar de que la escenograf¨ªa es cine puro, Del Monaco no se queda en la an¨¦cdota, es justo lo contrario. Para muchos, la muerte no se resume en una manta bonita y un cambio de luces. ?l no da s¨®lo una visi¨®n pl¨¢stica, va m¨¢s mucho m¨¢s all¨¢. Su propuesta es muy sincera, muy humana, llena de matices muy reales. Es curioso c¨®mo han cambiado las cosas: ahora la gente va al teatro a ver la realidad, a salir un poco de la mentira cotidiana".
Babelia
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