O ¨¦l o yo
Tras llamar "desequilibrado, miserable y cobarde" al juez Santiago Torres, instructor del caso Atl¨¦tico de Madrid, don Jes¨²s Gil a?adi¨®: "El del juzgado n¨²mero 7 se tiene que ir de Marbella por encima de todo. O ¨¦l o yo". Las palabras que he entrecomillado aparecieron entrecomilladas en la p¨¢gina 3 de Andaluc¨ªa de EL PA?S del pasado viernes. No creo que sea indiferente, desde una perspectiva penal, que quien est¨¢ siendo investigado como consecuencia de que existen indicios racionales de criminalidad en su conducta insulte al juez instructor de la forma en que lo hace don Jes¨²s Gil. Pero de lo que s¨ª estoy seguro es de que la amenaza de que el juez tiene que irse de Marbella por encima de todo, s¨ª es constitutiva de delito. Las palabras del alcalde de Marbella no constituyen solamente un ataque a la independencia del juez, sino un ataque a la instituci¨®n en la que descansa todo nuestro sistema de Administraci¨®n de Justicia, que no es otra que la del juez ordinario predeterminado por la ley. La vinculaci¨®n del juez con el territorio forma parte del n¨²cleo esencial de esa instituci¨®n, hasta el punto de la Ley Org¨¢nica del Poder Judicial califica como falta "muy grave", "la ausencia injustificada, por siete d¨ªas naturales o m¨¢s, de la sede del ¨®rgano judicial en que el juez o magistrado se halle destinado". La vinculaci¨®n del juez con el territorio es la m¨¢s fuerte de todas las que existen en el Estado. Mucho m¨¢s que la del alcalde con su municipio o la del parlamentario con su circunscripci¨®n. Un alcalde puede no aparecer por el municipio o un parlamentario puede no aparecer por su circunscripci¨®n, sin que pase nada. El juez no puede hacerlo. Tiene obligaci¨®n de estar, porque de su permanencia depende el ejercicio de los derechos por los ciudadanos. Por eso es una vinculaci¨®n que no admite excepci¨®n de ning¨²n tipo. Pues sin ella todo nuestro sistema de Administraci¨®n de Justicia se viene abajo. En este principio descansa la imparcialidad y la objetividad en la administraci¨®n de justicia. Ni los ciudadanos pueden elegir qu¨¦ juez va a conocer de su conducta, ni los jueces pueden elegir a qu¨¦ ciudadanos se va a extender su jurisdicci¨®n. Sin la vinculaci¨®n del juez al territorio nada de esto ser¨ªa posible. ?sta es la raz¨®n por la que la amenaza de don Jes¨²s Gil resulta intolerable. Me imagino que el Ministerio Fiscal y el Consejo General del Poder Judicial iniciar¨¢n actuaciones de manera inmediata contra el alcalde de Marbella. ?sta no es una payasada m¨¢s a las que don Jes¨²s Gil nos tiene acostumbrados. Nos encontramos ante un ataque frontal contra la funci¨®n jurisdiccional en cuanto tal y, por tanto, contra uno de los pilares del Estado de Derecho. Y esto no se puede dejar pasar. ?Con qu¨¦ legitimidad puede seguir actuando el Ministerio Fiscal o el Consejo General del Poder Judicial si no act¨²an contra una agresi¨®n como la protagonizada por don Jes¨²s Gil contra el fundamento de nuestro sistema de Administraci¨®n de Justicia?JAVIER P?REZ ROYO
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