La contaminaci¨®n del Segura obliga a los agricultores a abandonar cultivos tradicionales La baja calidad del agua impone la producci¨®n de br¨¦col en la Vega Baja
La aparici¨®n del br¨¦col en los campos de la Vega Baja da fe de uno de los cambios m¨¢s significativos sucedidos durante los ¨²ltimos a?os en los cultivos tradicionales de esta comarca del sur de Aliante. Esta variedad de col no se conoc¨ªa pr¨¢cticamente en la zona hasta que la baja calidad de las aguas del r¨ªo Segura aconsej¨® su cultivo, ya que es una hortaliza muy resistente a la contaminaci¨®n. Esta circunstancia, unida a la gran demanda que despierta el br¨¦col en los mercados extranjeros, han propiciado su implantaci¨®n en detrimento de productos asentados en la zona como la lechuga, el apio o las patatas, que los agricultores han cultivado de forma tradicional.
Los agricultores de esta comarca sure?a han tenido que adecuar sus cultivos no s¨®lo a la climatolog¨ªa, como hac¨ªan anta?o, sino que tambi¨¦n se han visto obligados a modificarlos en funci¨®n de la contaminaci¨®n de las aguas que utilizan para regar, a menudo de baj¨ªsima calidad. Fue a principios de la presente d¨¦cada cuando empez¨® a plantarse el br¨¦col en la Vega Baja, y tambi¨¦n en la Vega Media murciana. En los ¨²ltimos tres a?os, el n¨²mero de parcelas dedicadas a su cultivo ha aumentado ostensiblemente y ya son miles las tahullas en las que crece. Fuentes de la Oficina Comarcal de Agricultura de la Vega Baja estiman que actualmente hay m¨¢s de 1.500 hect¨¢reas de br¨¦col. Este cambio se ha producido tambi¨¦n en los bancales que beben del r¨ªo en territorio murciano, por lo que las huertas de la cuenca del Segura se han inundado de las peculiares tonalidades verdosas de esta hortaliza. El br¨¦col que se cultiva en la zona tiene como destino principal la exportaci¨®n. Alemania e Inglaterra, y ¨²ltimamente tambi¨¦n Francia, son los principales pa¨ªses receptores de este producto hortofrut¨ªcola cuyo consumo a nivel nacional presenta una tendencia ascendente, aunque todav¨ªa es escaso. El establecimiento en el l¨ªmite interprovincial de Alicante y Murcia de dos grandes f¨¢bricas transformadoras de br¨¦col, en las que se procede a la preparaci¨®n y congelaci¨®n de la planta antes de su exporaci¨®n, tambi¨¦n ha propiciado la expansi¨®n de su cultivo. De hecho, muchos labriegos trabajan para esas industrias y perciben unas 40 pesetas por cada kilo de br¨¦col cosechado. Otros agricultores consiguen entre 100 y 200 pesetas por kilo, en funci¨®n de las oscilaciones del mercado, a cambio de trabajar por libre. Planta sufrida De la fortaleza del br¨¦col frente a las adversidades son muy conscientes los agricultores de la Vega Baja. Desde la Oficina Comarcal de Agricultura se explica que el br¨¦col puede soportar entre 4.000 y 5.000 miligramos de sales por litro de agua, unos niveles de salinidad incompatibles con los cultivos tradicionales. Esta planta soporta tambi¨¦n las bajas temperaturas, otra virtud muy apreciada por los huertanos, que borran de este modo un rengl¨®n de la lista de calamidades que amenazan sus cosechas. Independientemente de su resistencia, el br¨¦col tambi¨¦n presenta ventajas en el aspecto econ¨®mico, ya que cuenta con un precio fijo para su venta que asegura unos ingresos m¨ªnimos. El s¨ªndico procurador general del Juzgado Privativo de aguas de Orihuela, Antonio Zapata, explica que "hasta hace cuatro o cinco a?os, el br¨¦col era aqu¨ª un cultivo desconocido y se introdujo al instalarse unas industrias especializadas en El Real, en Murcia". Zapata recuerda que el br¨¦col, en un principio, "no ten¨ªa mucha aceptaci¨®n entre los agricultores, pero ha crecido a ra¨ªz de la ¨²ltima sequ¨ªa y, sobre todo, de la terrible contaminaci¨®n que sufre el agua de riego". Este deterioro del r¨ªo se agrav¨® en 1995 por los vertidos t¨®xicos incontrolados que secan las cosechas de hortalizas. Fue entonces cuando los agricultores se decidieron a cambiar la rentabilidad que les ofrec¨ªan productos como la patata o la lechuga y apostar por esta hortaliza tan resistente.
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