Despu¨¦s del ataque
ESTADOS UNIDOS y el Reino Unido han dado por concluida su Operaci¨®n Zorro del Desierto. Tras machacar con cientos de misiles y bombas a Irak, m¨¢s que los disparados durante la guerra del Golfo en 1991, pretenden ahora dar paso a una doctrina de "contenci¨®n". ?A qui¨¦n o qu¨¦ van a contener de qu¨¦? El zorro, Sadam Husein, no ha hecho ni un gesto de resistencia, y no porque sea un seguidor de Gandhi, sino porque probablemente consider¨® que con esta pasividad gana pol¨ªticamente, aunque pierda militarmente. "Hemos cumplido nuestra misi¨®n", declar¨® Clinton al dar la orden de finalizar esta fase de la operaci¨®n. Pero ?de qu¨¦ misi¨®n se trataba? A corto plazo, la operaci¨®n estadounidense ha constituido un gran fracaso por dos motivos. El primero es que el objetivo declarado era que Irak cumpliera las resoluciones de la ONU en materia de desarme nuclear, qu¨ªmico y bacteriol¨®gico. De momento, Sadam Husein ha manifestado ya que los inspectores de la ONU (Unscom) no podr¨¢n regresar a Irak, cuando ¨¦sa era la mejor forma, incluso la ¨²nica, de controlar que el r¨¦gimen dictatorial y cerrado de Sadam Husein no fabricase armas de destrucci¨®n masiva.El segundo motivo del fracaso es que, de momento, no se ha logrado el objetivo no declarado por EEUU, pero s¨ª aceptado por Blair, de socavar la base de poder de Sadam Husein por medio de este masivo bombardeo. El tipo de blancos estaba claramente dirigido a este fin: no tanto las instalaciones de fabricaci¨®n de armas qu¨ªmicas o bacteriol¨®gicas -en el caso de que se conocieran- como las unidades de ¨¦lite de la Guardia Presidencial, los centros de mando y control, y, para asegurar que no hubiera bajas -pues no ha habido ninguna- entre los atacantes, las instalaciones de defensa antia¨¦rea. ?Ojal¨¢ hubiera servido al menos esta operaci¨®n ileg¨ªtima y desproporcionada para tal fin! Aunque a¨²n es pronto para apreciarlo, Husein sigue fuerte. No parece claro que EEUU haya pensado suficientemente en el despu¨¦s.
Clinton incluso parece haber perdido en unos d¨ªas los puntos que hab¨ªa ganado en el mundo ¨¢rabe con su hist¨®rica visita a Gaza y su apoyo expl¨ªcito a la causa de los palestinos. Pero muchos de ¨¦stos han pasado de agitar banderas americanas para recibir a Clinton a pisotearlas y quemarlas. Las manifestaciones masivas en Damasco, y, sobre todo, ayer en Rabat y otros lugares reflejan el sentir de los ¨¢rabes de a pie, mientras ninguno de sus Gobiernos ha apoyado p¨²blicamente la operaci¨®n.
Desde dentro de Irak, los que estaban en los lugares de impacto han pasado por un nuevo infierno. Desde fuera hemos asistido a una parodia. Algunos medios y el Pent¨¢gono, junto con otros departamentos, en sus informaciones, han pretendido dar la impresi¨®n de una situaci¨®n similar a la de la guerra del Golfo en 1991. No lo han conseguido. Esto no es 1991 ni hemos asistido a una guerra, sino a un ataque contra un pa¨ªs ya machacado. ?Y ahora qu¨¦? ?Se va a producir un movimiento popular para derrocar a Sadam? Para ello se tendr¨ªa que haber empezado mucho antes a apoyar una oposici¨®n sensata al r¨¦gimen autocr¨¢tico de ese dictador sangriento. Si no ocurre nada en este sentido, de poco habr¨ªa servido tanto fragor.
Hora es de volver a la sensatez, de someter a escrutinio todo lo ocurrido -incluido el extra?o papel del jefe de los inspectores de la Unscom, el australiano Richard Butler-, de recuperar el papel central del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, ninguneado por Clinton y Blair, de reforzar el apoyo internacional a una oposici¨®n democr¨¢tica a Sadam Husein y de revisar unas sanciones que da?an a los iraqu¨ªes pero no hacen mella en su presidente. Pues el pueblo iraqu¨ª no se merece el doble castigo de Sadam Husein y de EEUU.
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