Garayalde le dijo al obispo...
Tras devastar en su anterior incursi¨®n escrita el territorio de la l¨®gica, el severo Garayalde asola en la ¨²ltima los dominios del sentido com¨²n y de la recta raz¨®n. Lean ustedes: afirma que criticar al obispo Seti¨¦n equivale a oponerse a la paz, o algo as¨ª, que a la hora del desayuno el est¨®mago se rebela contra seg¨²n qu¨¦ oraciones y no tolera un examen m¨¢s atento. Pues ya lo saben los hombres y mujeres que incurren en los pecados de divorcio, contraconcepci¨®n o aborto, sexo il¨ªcito y desmadres varios, partidarios de la separaci¨®n iglesia-estado, esc¨¦pticos o relaxos y no digamos ateos, herejes o agn¨®sticos: que, como discrepan del Obispo-luminaria de toda verdad, manantial de virtud, espejo o mapa de la Patria-, son ustedes enemigos de la Paz anunciada en la Revelaci¨®n de Lizarra. Ir¨¢n sin duda al infierno, donde se unir¨¢n a las v¨ªctimas del terrorismo que critican a Seti¨¦n, a los pacifistas perseguidos por Martiarena y a los incr¨¦dulos, librepensadores y espa?olistas que gimen en el t¨¢rtaro. All¨ª ser¨¢n afligidos con la reposici¨®n eterna de la programaci¨®n de ETB, am¨¦n de las pastorales de Seti¨¦n y de las columnas de Garayalde, recitadas sin cesar por alg¨²n orfe¨®n de cl¨¦rigos abertzales, madracistas o elkarrianos (un coro plural). Y como reza el c¨¦lebre c¨¢ntico: Garayalde le dijo al Obispo ... ?que vuelva la Inquisici¨®n! (o mejor, Inkisizioa). Como el Olentzero le obsequie un "Maleus Maleficarum" o "Morbis Veneficis", antiguos manuales inquisitoriales de probada eficacia pol¨ªtica para exterminar her¨¦ticos y hechiceros de este pobre pa¨ªs, vamos a ir bien servidos.-
?Repase usted el catecismo!
En el encuentro, del colectivo del victimas del terrorismo que se celebr¨® en Bilbao, se efectu¨® una valoraci¨®n cr¨ªtica de las entrevistas, mantenidas con los obispos de las di¨®cesis vascas y el Ararteko. Tanto los Prelados como el propio Parlamento Auton¨®mico figuran en el texto del manifiesto como destinatarios de una cr¨ªtica expresa por su indiferencia hacia las v¨ªctimas y por el agravio que supone el contraste con la atenci¨®n prestada a los presos de ETA. El catecismo del P. Astete nos ense?aba que el sacramento de la penitencia exig¨ªa: Examen de conciencia, dolor de coraz¨®n, prop¨®sito de la enmienda... Esa ser¨ªa la postura digna y valiente, ante los que quieren y propugnan: el olvido de los secuestros, asesinatos, extorsiones , amarguras de v¨ªctimas y familiares..-
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