M¨²sica celestial
Sor Asunta es la madre superiora del Monasterio de Santa Mar¨ªa de Benifass¨¢, el ¨²nico monasterio de monjas cartujas que existe en Espa?a. Y el ¨²nico, tambi¨¦n, que recientemente ha grabado un CD de cantos gregorianos. La madre Asunta afina su mirada, mientras recorre los pasillos del convento y explica que la ac¨²stica de la iglesia fue fundamental para lograr el sonido de la grabaci¨®n. En el interior de Castell¨®n, junto al pantano de Ulldecona, aparece la antigua abad¨ªa cisterciense, que desde 1967 acoge la ¨²ltima comunidad femenina de la orden cartuja fundada por San Bruno en el a?o 1084 y guiada por el obispo de Grenoble. Desde los bosques de Chartreusse, San Bruno, acompa?ado de seis disc¨ªpulos, llega hasta este rinc¨®n de la Tinen?a en busca, describir¨ªa tiempo despu¨¦s, de "una soledad compartida fraternalmente". En 1145, las monjas de Pr¨¦bayon (Provenza) deciden abrazar esta regla de vida, instal¨¢ndose all¨ª. En Santa Mar¨ªa de Benifass¨¢ conviven 16 religiosas y dos monjes, que son los que se encargan del oficio religioso y del sacramento de la confesi¨®n y que est¨¢n instalados fuera del convento, en el vicariato. Dentro de los muros del monasterio, la oraci¨®n y la soledad son la norma de vida, rota solamente en tres ocasiones al d¨ªa en las que la comunidad se re¨²ne para celebrar la liturgia: a la medianoche (maitines y laudes); por la ma?ana (la eucarist¨ªa); y a media tarde (v¨ªsperas). Aparte del sustento espiritual, estas religiosas se mantienen econ¨®micamente mediante la explotaci¨®n maderera de los bosques que son propiedad del monasterio. Su pol¨ªtica de reforestaci¨®n hace que la agresi¨®n al entorno sea m¨ªnima y que su fuente de ingresos no peligre. La liturgia de la cartuja se acompa?a de un peculiar tipo de canto gregoriano basado en los libros de la Iglesia de Grenoble y se ha mantenido igual hasta nuestros d¨ªas, lo que la convierte en un importante legado del patrimonio espiritual de la orden. Sin embargo, este canto gregoriano -llamado cartujo o aquitano- presenta ciertas diferencias respecto al romano. Se puede observar que ciertas cadencias han sido modificadas, adapt¨¢ndolas intencionadamente a la sobriedad espiritual de la orden. "Los cantos de nuestra liturgia son un repetido estribillo de esperanza", explican las religiosas. La primera recopilaci¨®n del repertorio musical cartujo se remonta a los a?os 1106 y 1136, siendo realizada por Guigo, el primer legislador de la orden. En la recopilaci¨®n actual en formato de CD hay melod¨ªas pertenecientes a un antiguo gregoriano aquitano del siglo XII. El resultado final, a pesar de haberse registrado con un coro de posibilidades muy modestas (las 16 voces de las 16 religiosas), logra trasmitir la misma serenidad que una oraci¨®n. Himnos, aleluyas, responsorios, ant¨ªfonas y salves son algunos de los g¨¦neros que componen esta grabaci¨®n, dirigida por el profesor y director de la Escuela de M¨²sica de la S¨¨nia, Andreu Mart¨ªnez. Las religiosas cartujas, ajenas por completo al negocio de las multinacionales, a la promoci¨®n y los n¨²meros radiof¨®nicos, contin¨²an d¨ªa a d¨ªa su labor de oraci¨®n y soledad. Puede que, como sus colegas de Silos, entren incluso en el Top 100 de Estados Unidos y generen ingresos millonarios. Pero s¨®lo una cosa es segura, este grupo nunca ir¨¢ de gira.
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