Un a?o para olvidar
En Andaluc¨ªa, la historia de la conservaci¨®n de la naturaleza, de la protecci¨®n del medio ambiente, est¨¢ llena de sobresaltos, como en cualquier otro territorio. Es una historia en la que abundan las malas noticias, aunque a veces se magnifique su trascendencia. A¨²n as¨ª, no es frecuente encontrarse con un a?o como el que ahora acaba, marcado por la cat¨¢strofe. Tan s¨®lo hab¨ªan transcurrido 16 d¨ªas de 1998 cuando Juan Luis Muriel, secretario general del Ministerio de Medio Ambiente, anunciaba en Huelva la inversi¨®n de 1.600 millones de pesetas en el Parque Nacional de Do?ana. En la madrugada del 25 de abril, aquellos buenos prop¨®sitos quedaron reducidos a la categor¨ªa de an¨¦cdota. La balsa que almacenaba los residuos de las minas de Aznalc¨®llar (Sevilla) reventaba dejando escapar cerca de 5 millones de metros c¨²bicos de lodos t¨®xicos. La riada contamin¨® m¨¢s de 4.000 hect¨¢reas a ambos lados del r¨ªo Guadiamar, depositando su carga de metales pesados en terrenos del entorno de Do?ana y a¨²n en el mismo parque nacional. En las tareas de limpieza m¨¢s urgentes las distintas administraciones han invertido ya m¨¢s de 10.000 millones de pesetas, y esta cuenta no dejar¨¢ de incrementarse en los pr¨®ximos a?os porque, como ha advertido Cesar Nombela, presidente del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC), la retirada de buena parte de los lodos no ha evitado que en la zona se mantenga "una reserva de metales t¨®xicos, que en parte se han disuelto ya en los suelos, y que habr¨¢ que seguir controlando durante un largo periodo de tiempo". Graves riesgos La cat¨¢strofe de Aznalc¨®llar puso de manifiesto los graves riesgos ambientales que se derivan de algunas actividades mineras. En las m¨¢s de 5.000 explotaciones existentes en la regi¨®n, explicaron especialistas de la Junta, se acumulan casi 50.000 millones de toneladas de residuos. Presas, diques o balsas, similares a la siniestrada, est¨¢n presentes en otros seis puntos de la comunidad aut¨®noma: Sotiel, Tharsis y Riotinto, en Huelva, y tres enclaves de la comarca cordobesa de Pe?arroya. Los hechos demostraron que no se trata de un balance alarmista. El 1 de julio, la rotura de un muro de contenci¨®n en la balsa de una cantera de ¨¢ridos, situada en San Jos¨¦ del Valle (C¨¢diz), provocaba el vertido de 30.000 metros c¨²bicos de lodos que afectaron a los r¨ªos Guadalete y Majaceite. Un suceso similar se produc¨ªa, dos meses despu¨¦s, en Moguer (Huelva), y en este caso result¨® perjudicado el Paraje Natural del Estero de Domingo Rubio. Afortunadamente, en ninguno de los dos sucesos estaban presentes sustancias t¨®xicas o peligrosas. El 30 de mayo, cuando la atenci¨®n segu¨ªa centrada en los trabajos de descontaminaci¨®n de la comarca de Do?ana, se produc¨ªa un escape radiactivo en la planta de Acerinox de Los Barrios (C¨¢diz). El incidente, originado al introducir en uno de los hornos de fundici¨®n una fuente radiactiva incontrolada, no se dio a conocer hasta el 12 de junio, a pesar de que en varios pa¨ªses europeos hab¨ªan saltado las alarmas al haberse detectado una presencia anormal de cesio-137 en la atm¨®sfera. El suceso, seg¨²n estimaciones del Consejo de Seguridad Nuclear, le cost¨® al erario p¨²blico m¨¢s de 3.500 millones de pesetas. En verano, las altas temperaturas y la fuerte insolaci¨®n dispararon los ¨ªndices de ozono en varias ciudades andaluzas. En algunos casos se rebasaron los niveles que obligan a la administraci¨®n a informar a los ciudadanos sobre estos episodios, por lo que en Sevilla y C¨®rdoba, por ejemplo, se tuvo que recomendar a ni?os, ancianos y personas aquejadas de enfermedades respiratorias que evitaran cualquier esfuerzo o actividad intensa al aire libre. En Huelva, que tambi¨¦n sufri¨® importantes concentraciones de ozono, se produjeron, adem¨¢s, cinco episodios de elevada contaminaci¨®n por sulfuro de hidr¨®geno, procedente de la Empresa Nacional de Celulosas. Y la lista de malas noticias no estaba agotada. El 22 de septiembre una rotura en el oleoducto Rota-Zaragoza, a su paso por ?cija (Sevilla), provocaba el escape de 500.000 metros c¨²bicos de gas¨®leo, parte de los cuales terminaron en el r¨ªo Genil.
El lado bueno
Pocos son los que van a recordar, aunque las ha habido, las buenas noticias ambientales de 1998. Por ejemplo, y despu¨¦s de una pol¨¦mica que se prolong¨® durante a?os, en junio se aprob¨® el Plan de Gesti¨®n de Residuos Peligrosos de Andaluc¨ªa, en el que se contemplan unas inversiones de m¨¢s de 4.000 millones de pesetas hasta el a?o 2000 para poner orden en el tratamiento de las 135.000 toneladas de este tipo de desechos que se generan cada a?o en la regi¨®n. En la Reserva Integral de la Laguna de Fuente de Piedra (M¨¢laga) la colonia de flamencos bat¨ªa, por tercer a?o consecutivo, el r¨¦cord hist¨®rico de nacimientos para todo el ¨¢rea del Mediterr¨¢neo occidental. M¨¢s de 15.000 pollos de esta zancuda se censaron en el humedal malague?o, convertido, gracias al retorno de las lluvias, en el principal refugio europeo de esta especie protegida. La superficie dedicada a agricultura ecol¨®gica tambi¨¦n ha alcanzado este a?o cifras hist¨®ricas. Los cultivos que prescinden de sustancias qu¨ªmicas y apuestan por el respeto al medio ambiente ocupan ya 46.000 hect¨¢reas en toda Andaluc¨ªa, lo que supone un crecimiento de m¨¢s de un 2.000% en solo seis a?os. El sector ha ganado, asimismo, en importancia econ¨®mica, pasando de facturar 1.500 millones de pesetas en 1995 a rozar los 8.000 millones a finales de este a?o. En Benalm¨¢dena (M¨¢laga), representantes de 19 pa¨ªses acordaron, a finales de octubre, establecer una estrategia com¨²n en defensa del monte mediterr¨¢neo, cre¨¢ndose as¨ª, por primera vez, un frente com¨²n para reivindicar en Bruselas las peculiares caracter¨ªsticas de los ecosistemas forestales del sur de Europa.
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