La violencia familiar en Navidad provoca unas cien intervenciones de la polic¨ªa
La imagen de buenos deseos y familias reunidas en torno a una mesa que viene asociada tradicionalmente a la Navidad no se parece en nada a lo que sucedi¨® el viernes y el s¨¢bado pasado en m¨¢s de un centenar de hogares valencianos. Los agentes de las polic¨ªas locales y del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa tuvieron que intervenir en decenas de domicilios para detener peleas entre familiares. "En estas fiestas se bebe demasiado alcohol", razona el jefe de sala.
La sala conjunta de polic¨ªa nacional y local en la ciudad de Valencia no daba abasto en Nochebuena y Navidad. Sobre todo a las horas de la cena del d¨ªa 24 y de la comida del d¨ªa 25, cuando la mayor¨ªa de familias est¨¢n reunidas. Las llamadas de personas que ped¨ªan auxilio ante el cariz violento que tomaba la situaci¨®n en un hogar, o de los vecinos que escuchaban gritos y golpes inquietantes al otro lado del tabique no dieron respiro a la Polic¨ªa. "Los motoristas de la Polic¨ªa de Proximidad hicieron m¨¢s visitas a domicilio que un repartidor de pizzas", bromea un agente. El propio director general del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa, Juan Cotino, que visit¨® la Jefatura Superior de Polic¨ªa de Valencia en Nochebuena (al igual que en los ¨²ltimos a?os) para felicitar las fiestas a los agentes, se mostraba sorprendido, seg¨²n relata un polic¨ªa, por el aluvi¨®n de peticiones de auxilio efectuadas desde domicilios privados. El jefe de sala explicaba ayer que en muchos casos fueron los dos c¨®nyuges los que se enzarzaron en peleas. Las mujeres llevaron la peor parte y algunas acabaron sufriendo malos tratos f¨ªsicos que les causaron lesiones leves. El caso m¨¢s grave se produjo en Ontinyent, el d¨ªa de Navidad sobre las tres y media de la tarde. Roberto Vidal, de 41 a?os, degoll¨® a su esposa, Adela Caballero, de 43, y luego se quit¨® la vida apu?al¨¢ndose en el cuello con el mismo cuchillo. Ayer se celebr¨® el sepelio del parricida. La Polic¨ªa se?ala que, dentro de esta oleada de violencia dom¨¦stica, el asesinato de Ontinyent es un caso aislado "motivado por los problemas psiqui¨¢tricos del hombre, ya que el resto "no pasaron de contusiones e insultos". Un agente cuenta que en varias peleas intercedieron los hijos para apaciguar a sus progenitores (sobre todo para conseguir que el padre dejara de intimidar o golpear a la madre), y acabaron involucrados en la ri?a. Padres e hijos En otras ocasiones la pelea fue entre padres e hijos, que discut¨ªan sobre la hora de regreso, el dinero gastado en las fiestas, las calificaciones escolares y un sinf¨ªn de discrepancias. "Muchos ni siquiera necesitaban un motivo importante, estaban tan bebidos que el m¨ªnimo roce les hizo saltar", comenta un polic¨ªa que intervino como pacificador. En algunas casas los polic¨ªas escucharon relatos de mujeres, que que aguardaron angustiadas el regreso del marido. Deseaban que no hubiera bebido mucho o que estuviera tan borracho que se quedara dormido nada m¨¢s llegar. Unas tuvieron suerte y pudieron sentarse a ver la televisi¨®n con sus hijos. Otras acabaron la noche relatando a la Polic¨ªa que la paliza hab¨ªa sido m¨¢s cruel que la pasada Navidad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.