Pol¨ªtica y deporte
LOS ESPECTADORES que siguieron el martes pasado los partidos de las selecciones de f¨²tbol de Andaluc¨ªa, Canarias, Euskadi y Catalu?a pudieron comprobar que las canteras locales est¨¢n vivas y tienen garra para hacer f¨²tbol y para apasionar a la afici¨®n. Esto es notable en el caso de la selecci¨®n catalana, que llen¨® el estadio ol¨ªmpico de Montju?c e hizo vibrar a su p¨²blico, en abierto contraste con el equipo de holandeses y brasile?os que dirige Louis van Gaal.Pero no todo fue fiesta deportiva en esta jornada de partidos amistosos. El Partido Nacionalista Vasco y Converg¨¨ncia i Uni¨® emitieron un comunicado conjunto en el que aseguran que "el reconocimiento simb¨®lico de la plurinacionalidad del Estado espa?ol pasa ineludiblemente por la creaci¨®n y aceptaci¨®n de selecciones nacionales deportivas por las diferentes naciones del Estado". La acci¨®n a favor de la selecciones deportivas catalanas constituye uno de los hilos estrat¨¦gicos de la actividad del Gobierno nacionalista catal¨¢n, que ha elaborado un proyecto de ley de reforma de la Ley del Deporte de Catalu?a y coordina la acci¨®n de una plataforma c¨ªvica para la recogida de firmas con vistas a promover una iniciativa popular en el Parlament en el mismo sentido.
La selecci¨®n catalana de f¨²tbol ha jugado s¨®lo cuatro de sus 57 partidos internacionales desde que Pujol preside la Generalitat. Como sucedi¨® con los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona de 1992, que suscitaron la reivindicaci¨®n de un Comit¨¦ Ol¨ªmpico Catal¨¢n, un sector de opini¨®n catalana ha ca¨ªdo en la cuenta del inter¨¦s de las selecciones propias s¨®lo muy recientemente. El propio horizonte electoral, en el que se prev¨¦ una convocatoria anticipada en Catalu?a para antes de la primavera, ha estimulado a CiU a acelerar su activismo deportivo.
El reconocimiento de las selecciones nacionales depende de los organismos deportivos internacionales, que act¨²an como entidades privadas y se organizan normalmente a partir de las realidades estatales. La participaci¨®n de las selecciones de Catalu?a y Euskadi en torneos internacionales, y la posibilidad de que se enfrenten con la selecci¨®n espa?ola, funciona como el objetivo m¨¢ximo de un programa pol¨ªtico. Aunque se sabe que es muy dif¨ªcil, sirve para tensar a los militantes y electores nacionalistas y crear una sensaci¨®n de frustraci¨®n de donde extraer nuevas energ¨ªas de agitaci¨®n. Se trasladan sobre los aficionados y sobre los deportistas las decisiones que los pol¨ªticos prefieren sortear a la hora de presentarse a las elecciones. El dilema que eluden los partidos -elegir entre Espa?a o Catalu?a- se convierte en obligado para los deportistas. Y en vez de centrar el debate electoral sobre la gesti¨®n y las responsabilidades de los gobernantes, se polariza en torno a cuestiones que concitan una movilizaci¨®n de los sentimientos de pertenencia.
El deporte ha sido en Catalu?a un sistema de integraci¨®n social. Su instrumentalizaci¨®n pol¨ªtica y electoral puede convertirlo en factor de divisi¨®n. Ser¨ªa negativo para todos, pero sobre todo para el deporte y los deportistas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.