La mano del hombre

A cientos de kil¨®metros de la Tierra, a bordo del Discovery, el astronauta espa?ol Pedro Duque, pudo ver en noviembre lo que resulta imposible calcular a muchos Gobiernos: la magnitud de los incendios que han asolado el mundo desde 1997. El fuego ha arrasado en el ¨²ltimo bienio m¨¢s de 10 millones de hect¨¢reas, una extensi¨®n similar a la de Portugal. Un periodo horrible, seg¨²n la Organizaci¨®n para la Agricultura y la Alimentaci¨®n de la ONU (FAO), que celebr¨® hace dos meses en Roma una cumbre sobre el tema.La alarma se encendi¨® en Indonesia en 1997. Miles de quemas, agr¨ªcolas o provocadas por las empresas madereras, se convirtieron en "fuegos endemoniados" a causa de la sequ¨ªa m¨¢s larga en 50 a?os. Estos incendios dejaron -s¨®lo en esa temporada- 5 millones de hect¨¢reas quemadas, una inmensa nube de humo estuvo flotando en la zona durante meses y miles de personas se vieron obligadas a vivir pegadas a una m¨¢scara.

El fuego se mantuvo latente en la turba del subsuelo indonesio durante la temporada de lluvias, pero renaci¨® en febrero de 1998. Hasta agosto hab¨ªan ardido oficialmente otras 400.000 hect¨¢reas. El da?o econ¨®mico de estas dos temporadas ha sido valorado en 21,5 millones de d¨®lares (m¨¢s de 3.000 millones de pesetas) por el Gobierno indonesio.

Como en Indonesia, una sequ¨ªa inusualmente larga ha hecho estragos en la Amazonia brasile?a. S¨®lo en el estado norte?o de Roraima se quemaron 600.000 hect¨¢reas, desde marzo hasta septiembre.

Los ejemplos podr¨ªan seguir con EEUU, donde el verano m¨¢s caluroso del siglo trajo m¨¢s de un mes de incendios en Florida, obligando a desalojar a m¨¢s de 120.000 personas de sus casas. O en el extremo oriental de Rusia, donde han desaparecido un mill¨®n y medio de hect¨¢reas de taiga (bosque de con¨ªferas).

Desastre ecol¨®gico

Esos grandes incendios son "un desastre ecol¨®gico", seg¨²n el catedr¨¢tico de la Escuela de Montes de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid, Santiago Vignote. Sobre todo, explica, porque agravan el problema del di¨®xido de carbono (CO2) -una de las grandes amenazas de este fin de siglo-, ya que los bosques act¨²an como sumideros de ese gas contaminante. Pero tambi¨¦n porque alteran la vegetaci¨®n, amenazan la supervivencia de especies animales y alteran los ecosistemas, como ya se?al¨® en 1997 el informe de la organizaci¨®n ecologista WWF-Adena El a?o que se prendi¨® el mundo. Los Gobiernos y las organizaciones internacionales que intentan poner coto al problema se enfrentan, adem¨¢s, al reto de calcular la superficie quemada porque, si bien los sat¨¦lites controlan d¨ªa y noche el planeta, no existe un sistema de medici¨®n exacto.