"Pap¨¢ Noel es el timo de la estampita"
Aunque siempre ofrece la ilusi¨®n de todos los d¨ªas, hay un d¨ªa en el que la ilusi¨®n es para ¨¦l. Y lo vive con un nudo en la garganta, con l¨¢grimas felices. Es el 5 de enero. Esa fecha, la varita m¨¢gica -en forma de empe?o vecinal- convierte a Cirilo Mba en rey Baltasar. Un monarca que no precisa maquillaje oscuro para serlo. Ni cabalgata para reinar sobre un barrio, el de Bego?a, que le adora.Cirilo est¨¢ en v¨ªsperas. Tiene el traje listo y las ganas intactas para afrontar su gran d¨ªa. "Un rey mago encarna la ilusi¨®n. Eso se dice muy r¨¢pido, pero vivirlo es diferente. Uno se emociona tanto o m¨¢s que los cr¨ªos", explica.
El pr¨®ximo martes, revestido de manto y corona, Baltasar compartir¨¢ con Melchor y Gaspar una carroza preparada con m¨¢s cari?o que medios. Sobre la camioneta rodeada de pajes, lanzar¨¢ caramelos y escuchar¨¢ a alg¨²n chaval llamarle por su nombre del resto del a?o: "?Cirilooo!". No, importa, ser¨¢ alguno mayorcito, de los que ya no creen ni en reyes ni en cig¨¹e?as. Cuando acabe el desfile por las calles de Bego?a, las tres majestades recibir¨¢n los ¨²ltimos deseos infantiles en sus tronos, instalados frente a la plaza de este barrio fuencarralero. "?Qu¨¦ tal te has portado? ?Te lo comes todo?", preguntar¨¢ Baltasar. "Es que me gusta mucho hablar con los ni?os. Lo malo es que acaban meti¨¦ndome prisa, porque se forma demasiada cola. En ese momento me da much¨ªsima pena tener que convertirme en un rey estresado, en un bur¨®crata m¨¢s", explica su majestad.
-?Qu¨¦ le piden los cr¨ªos?
-De todo. Las ni?as tienden a pedir cosas m¨¢s pr¨¢cticas que los chavales. Alguno reconoce que no se ha merecido tener regalos, pero a pesar de eso me trae la carta a ¨²ltima hora, por si cae algo.
-?Qu¨¦ piensan los Magos de Pap¨¢ Noel?
-A mi me parece el timo de la estampita, una invasi¨®n de h¨¢bitos for¨¢neos, una interferencia en la tradici¨®n. Y es un atraco a mano armada para los padres el que los ni?os se apunten a Pap¨¢ Noel y a nosotros.
-La competencia es dura.
-As¨ª, as¨ª.
Los Reyes Magos aventajan en solera a Pap¨¢ Noel. Y tambi¨¦n le ganan en apoyo vecinal: la cabalgata de Bego?a es posible gracias a la aportaci¨®n, en dinero o trabajo, de la gente de este barrio de vivienda social franquista. All¨ª, a la sombra del hospital Ram¨®n y Cajal, la cabalgata autogestionada se ha convertido en una tradici¨®n veterana, a pesar de que se quebr¨® algunas temporadas atr¨¢s. "Hace cuatro a?os un grupo de amigos del barrio nos decidimos a retomarla", relata Baltasar. Desde entonces, es el ¨²nico rey con trabajo fijo: su color de piel le otorga estabilidad en el empleo. "De todas formas, he puesto el cargo a disposici¨®n varias veces, porque a todo el mundo le gusta ser rey; hay tortas para serlo. Pero no me aceptan la dimisi¨®n", bromea su majestad.
En cambio, Baltasar se pone serio cuando piensa en su hom¨®nimo de la lujosa cabalgata del centro, (organizada por el Ayuntamiento): ese rey se maquilla para poder ejercer. "Eso es un poco lamentable por parte del alcalde. Mucho hacer campa?as contra el racismo, y no se le ocurre que el rey negro lo sea de verdad. Adem¨¢s, los ni?os pueden darse cuenta del embuste", matiza.
Claro que ¨¦sta no es la ¨²nica cuenta pendiente entre el Ayuntamiento y la cabalgata de Bego?a: "El a?o pasado, la junta municipal nos prometi¨® una subvenci¨®n de 25.000 pesetas para el desfile, y todav¨ªa no la hemos cobrado. Para este a?o nos ha ofrecido otra, de 50.000 pesetas. Me imagino que la cobraremos cuando ya haya euros", explica su majestad. Aun as¨ª, los magos de Bego?a respiran tranquilos: ya poseen traje propio. "Cuando lo ten¨ªamos que alquilar se nos iba en ello el 80% del presupuesto", puntualiza Baltasar.
Rey mago: un oficio tan bello como ef¨ªmero. El reinado s¨®lo dura un d¨ªa. Quedan otros 364 de vida cotidiana. Tras el merecido descanso del 6 de enero, el ciudadano Cirilo Mba, de 33 a?os y nacido en Guinea Ecuatorial, volver¨¢ a su trabajo cotidiano. Por las ma?anas vender¨¢ cupones de la ONCE y charlar¨¢ con los vecinos en una esquina de la calle de la Virgen de Ar¨¢nzazu, junto a la oficina postal de Bego?a. Por la tarde har¨¢ lo mismo, pero m¨¢s calentito, en un quiosco de Bravo Murillo, 341. Este segundo oficio le gusta menos que el primero, pero no se queja. Adem¨¢s tiene amplia experiencia: desde los 16 a?os reparte suerte al tiempo que estudia. S¨®lo le queda un curso para acabar Psicolog¨ªa. ?Su mayor afici¨®n? Ir a esquiar. "Es una de las pocas veces en que dependo de m¨ª mismo, aunque me oriente con la voz del gu¨ªa", explica.
Desde que ten¨ªa 12 a?os, las cataratas han robado toda la luz a los ojos de Cirilo. Pero desde entonces, ¨¦l defiende que "un ciego debe hacer todo lo que pueda, porque bastantes cosas se pierde ya por ser invidente". Por eso, con la misma viveza que recuerda los colores y las formas vistas en su primera infancia, guarda el recuerdo de las vocecillas entrecortadas que cada 5 de enero se encaraman a su regazo: "Me imagino sus caras casi como si las viera".
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