Elogio del consumo
CARLOS COL?N Canal Godard-47, la revolucionaria televisi¨®n local que ha hecho realidad popular la cam¨¦ra stylo y el cin¨¦ma v¨¦rit¨¦ de los sectores m¨¢s radicales de la nouvelle vague (en oposici¨®n al estilo peque?oburgu¨¦s de Onda Giralda, que alcanz¨® su c¨²spide en el especial dedicado a los dirigentes de los equipos de f¨²tbol sevillanos), desmont¨® en una ronda de entrevistas todos los t¨®picos anticonsumistas con los que nos agobian cada a?o los integrados a los que en Navidades les da por jugar a apocal¨ªpticos. Estaba la c¨¢mara lib¨¦rrima de Canal 47 mostrando a pensionistas que respond¨ªan a una pregunta sobre las diferencias entre las Navidades pasadas y las presentes. Y all¨ª donde era previsible que surgiera una nost¨¢lgica defensa de lo entra?able y aut¨¦ntico con que quienes ignoran la historia, o no tienen memoria, suelen identificar lo pasado, surgi¨® un canto al presente y al consumo, fruto de una triste experiencia del pasado. Revivieron Navidades en blanco y negro de estrecheces y penalidades, de mesas sin comida y ni?os sin juguetes, de ver en los escaparates mariquitas p¨¦rez y coches de lat¨®n que nunca pondr¨ªan los Reyes, porque los escalones sociales eran tan grandes que ni el poder de los magos pod¨ªa saltarlos. Hablaba un anciano de higos secos como ¨²nico lujo de las fiestas, otro de pelotas de trapo y de juguetes creados por el ingenio triste que afila la necesidad. Uno, que dijo haber conocido la monarqu¨ªa, la rep¨²blica y el r¨¦gimen de "ese buen se?or que dur¨® 40 a?os y en buena hora se fue", cant¨® al presente diciendo no haber visto en tantos a?os tanta abundancia para tantos como ve¨ªa ahora. No he visto en estas fiestas ning¨²n programa televisivo con tanta verdad humana dentro. En mi memoria de T¨¢nger guardo la sensaci¨®n de bienestar que nos transmit¨ªan los amigos que desde la Sevilla sepia de los a?os cincuenta nos visitaban y encontraban all¨ª un peque?o para¨ªso de libertad y consumo hecho tanto de chalecos y chocolates ingleses, de medias de nailon, plumas Parker y mecheros Ronson, como de peri¨®dicos libres, tertulias plurales en caf¨¦s en los que sonaba Petite fleur, de Sidney Bechet, y pel¨ªculas de Brigitte Bardot. Que el consumo atenta contra todos los valores humanos y ¨¦ticos s¨®lo lo pueden decir de buena fe quienes no conocieron la absoluta carencia de estos valores en aquella Espa?a raqu¨ªtica, t¨ªsica y dictatorial. Porque si a alguno le parece que aquellas gentes, por m¨¢s asustadas m¨¢s d¨®ciles, por m¨¢s indefensas m¨¢s entregadas a todos los poderes, eran m¨¢s humanas es que no vivi¨® aquellos a?os en el lado del miedo y de la indefensi¨®n, sino en el de quienes los impon¨ªan, y por eso confunden a¨²n hoy la paz con el orden de los cuarteles y con la quietud de los cementerios, y la ¨¦tica con la imposici¨®n doctrinaria del Estado confesional. Es evidente que hay que educar para el consumo, eludiendo sus aspectos compulsivos y rompiendo el c¨ªrculo fatal de trabajar ciegamente para consumir ciegamente. Pero es a¨²n m¨¢s evidente que el que haya bienes de consumo y un n¨²mero creciente de ciudadanos que tengan acceso a ellos es un avance gigantesco, y que la meta no es volver a la pobreza, sino que nadie quede en ella. ?O es que alguien se atrever¨ªa a decir que los a?os 40 o 50 eran mejores, m¨¢s solidarios o m¨¢s ¨¦ticos que los 90? La historia y la memoria curan la nostalgia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.