Se recuperan las grandes canciones b¨¦licas de la revoluci¨®n cubana
Un disco rescata canciones de Sierra Maestra interpretadas por el m¨ªtico Quinteto Rebelde
El 40? aniversario de la revoluci¨®n cubana tambi¨¦n tiene dimensiones discogr¨¢ficas. Un grupo de espa?oles ha recuperado 10 muestras del cancionero de la Sierra Maestra insurgente, interpretadas por el Quinteto Rebelde. 1959-1999: 40 a?os de revoluci¨®n (Musitronic-Alia) contiene tambi¨¦n fragmentos de emisiones de Radio Rebelde y un saludo al aniversario del Tr¨ªo Guarapo. El disco se presenta ma?ana en la madrile?a sala Galileo Galilei, en un recital por las escuelas de m¨²sica cubanas titulado Que no pare la m¨²sica, con Pablo Guerrero, Hilario Camacho, Javier Bergia y otros.
Todo comenz¨® en 1998, durante una visita a La Habana del m¨²sico burgal¨¦s Eduardo P¨¦rez. Su amistad con el trompetista cubano Iv¨¢n Betancourt, del sexteto La Trova del Malec¨®n, le llev¨® a conocer a Mario, un veterano de Sierra Maestra, ahora postrado en cama por una grave enfermedad ¨®sea. Entre las escasas posesiones del antiguo guerrillero estaba una copia de un elep¨¦ del Quinteto Rebelde -publicado en tirada limitada por Radio Rebelde- donde se recog¨ªan los sones, guarachas, rumbas y ?boleros! que se cantaban en el Oriente de Cuba durante la lucha contra el r¨¦gimen de Fulgencio Batista.En su reciente Y Dios entr¨® en La Habana, Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n distingue dos motivaciones principales entre el turismo que llega a Cuba: la sexual y la pol¨ªticamente nost¨¢lgica, correspondiente esta ¨²ltima a "los arque¨®logos de la izquierda" que indagan en el pasado -el presente, mejor no menearlo- de una revoluci¨®n que fascin¨® al mundo entero. En realidad, el turismo revolucionario est¨¢ desatendido por la industria musical de la isla, que s¨®lo ofrece alg¨²n disco de Carlos Puebla. No se han reeditado las canciones del periodo guerrillero ni las correspondientes a los a?os de euforia del triunfo de los barbudos, interpretadas a veces por ilustres figuras que luego echaron ra¨ªces en Miami. Eduardo P¨¦rez consider¨® que las r¨²sticas y apasionadas grabaciones del Quinteto Rebelde ten¨ªan un extraordinario valor, tanto musical como de documento hist¨®rico. Se puso en contacto con EGREM, la discogr¨¢fica estatal, y descubri¨® que ni siquiera estaban a la venta en Cuba. Consigui¨® los permisos necesarios para reeditarlas en Espa?a con la intenci¨®n secreta de ayudar a sus amigos isle?os. Y sum¨® una grabaci¨®n, made in Spain, pero al estilo del Quinteto Rebelde, titulada Felicidades te doy, ironizando sobre los eternos pron¨®sticos fallidos de hundimiento del castrismo ("Que se cae, que se cae, que se cae,/ eso siempre dicen, eso se comenta,/ y ya ves, mi hermano, cumple los cuarenta"), realizada con el citado Iv¨¢n Betancourt y el m¨²sico mirand¨¦s David S¨¢enz de Buruaga.
Asombrosamente, el Quinteto Rebelde -que tambi¨¦n desempe?¨® misiones internacionalistas en Angola y Nicaragua, tocando para las tropas cubanas- sigue en activo. Por ejemplo, ameniza una de las noches de la Ruta de la revoluci¨®n, una iniciativa espa?ola (tel¨¦fono 958 763135) que ofrece recorrer -a caballo y en todoterreno- algunos de los escenarios de la campa?a de Castro contra Batista. Sus integrantes originales se incorporaron a la guerrilla del Movimiento 26 de Julio con modestos instrumentos musicales y todav¨ªa evocan su frustraci¨®n al no conseguir armas de fuego: "Fidel nos replicaba que la mejor arma que exist¨ªa en la sierra era la nuestra, el arma ideol¨®gica, palabra que entonces no entend¨ªamos, ya que ¨¦ramos analfabetos. La revoluci¨®n nos permiti¨® estudiar y as¨ª fue que aprendimos lo que quer¨ªa decir el comandante en jefe".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.