"Tenemos derecho a estar aqu¨ª", dice la esposa de un guardia civil

El aluvi¨®n de artefactos incendiarios que recibi¨® la casa cuartel de la Guardia Civil de Algorta, en el municipio de Getxo (Vizcaya), dej¨® un par de cristales rotos y la fachada que da a la calle ennegrecida. Los da?os materiales fueron escasos, pero la indignaci¨®n de los inquilinos de las viviendas era ayer inmensa. "Tenemos tanto derecho a vivir aqu¨ª como ellos", dijo ayer a la puerta del cuartel, Pilar, esposa de uno de los guardias civiles. "Somos familias con tres y cuatro hijos, que estamos trabajando".Pilar, residente en Algorta desde hace 10 a?os, fue testigo del ataque a los bloques de la Guardia Civil, donde viven un centenar de familias rodeados de la zona de m¨¢s densidad de poblaci¨®n de la localidad. Le sorprendi¨® el ruido de las explosiones. "Fueron unos 40 encapuchados. Nos llevamos un susto grand¨ªsimo, estaba ardiendo todo. Los que est¨¢n fuera no viven lo que es esto", lamentaba.

Los propios guardias sofocaron el fuego y no fue necesario desalojar el edificio. Por suerte, los impactos no alcanzaron a nadie, en un tramo de calle por el que circulan frecuentemente quienes residen en el cuartel.

"Andas con precauci¨®n, pero no tengo miedo", prosigui¨® Pilar. "Esos [los autores del ataque] son muy valientes con una pistola en la mano. Creo que miedo tienen ellos porque escapan enseguida. Y hay que dar la cara".

Tres bloques de pisos

Los tres bloques de pisos que ocupa la Guardia Civil en Algorta, con unas instalaciones anexas que albergan las oficinas de expedici¨®n del carn¨¦ de identidad, han sido objetivo terrorista con anterioridad y tambi¨¦n el blanco de ataques similares al de la noche del martes.

En principio, los pisos no estaban destinados a la Guardia Civil, pero una vez iniciada la construcci¨®n se decidi¨® reconvertirla en casa-cuartel. De rebote, la edificaci¨®n cost¨® la vida de Mikel Solaun, el primer hist¨®rico de ETA que acept¨® la reinserci¨®n. Solaun, ingeniero de profesi¨®n, trabaj¨® a su vuelta del exilio en Venezuela en la empresa encargada de levantar las viviendas.

Las amenazas de dos activistas de ETA consiguieron que Solaun aceptara contratarles como alba?iles con el objetivo de colocar una carga explosiva en una viga maestra del edificio, que har¨ªan explosionar el d¨ªa de la inauguraci¨®n. Una vez acabada la obra, la polic¨ªa recibi¨® una llamada an¨®nima en la que se recomendaba la revisi¨®n de la estructura. No encontraron nada sospechoso, pero la detenci¨®n de un terrorista evit¨® finalmente el atentado y delat¨® la complicidad de Solaun.

En la c¨¢rcel ¨¦ste recibi¨® una paliza de los presos de ETA. La celeridad con la que se gestion¨® la libertad del ingeniero y la obtenci¨®n de un nuevo pasaporte no consigui¨® salvarle la vida. En 1984, ETA le asesin¨® de un tiro.