Tormenta europea
EL ENFRENTAMIENTO entre el Parlamento Europeo y la Comisi¨®n Europea a cuenta de las irregularidades descubiertas en algunos departamentos llega en el peor momento para los intereses espa?oles. Cualquiera que sea el desenlace del debate que tendr¨¢ lugar sobre esta cuesti¨®n la semana pr¨®xima en Estrasburgo, la Comisi¨®n, que preside Jacques Santer, va a salir debilitada, y esa Comisi¨®n es el mejor aliado de Espa?a ante las dif¨ªciles negociaciones sobre la financiaci¨®n futura de la Uni¨®n Europea. Adem¨¢s, una crisis institucional ser¨ªa especialmente inoportuna en pleno despegue del euro.La atribuci¨®n de responsabilidades a varios comisarios, en particular el espa?ol Manuel Mar¨ªn y la francesa ?dith Cresson, parece ser m¨¢s un pretexto que una raz¨®n para este enfrentamiento. Las acusaciones sobre mala gesti¨®n de algunos fondos comunitarios, nombramientos irregulares y corruptelas o fraudes en los servicios contratados bajo su responsabilidad tienen bases reales. Especialmente, aunque no s¨®lo, en relaci¨®n con programas nuevos, como los humanitarios o de ayuda al Este o al Mediterr¨¢neo. Pero salvo que se exhiban pruebas no mostradas hasta ahora, se trata de casos en los que se plantea un reproche a los comisarios por su falta de control del gasto o por el amiguismo en algunos nombramientos; no de la obtenci¨®n de beneficios personales.
La Comisi¨®n se equivoc¨® al cerrarse en banda al escrutinio parlamentario en diciembre pasado. Sus insuficientes explicaciones y su opacidad provocaron que el Parlamento Europeo se negara a aprobar la ejecuci¨®n presupuestaria de 1996. Abr¨ªa as¨ª la perspectiva de una moci¨®n de censura contra la Comisi¨®n en su conjunto, un castigo pol¨ªtico que parece desproporcionado a la responsabilidad in vigilando de los comisarios. De aprobarse tal moci¨®n -por mayor¨ªa de dos tercios- el pr¨®ximo jueves, el colegio de comisarios ser¨ªa despedido y los Gobiernos deber¨ªan nombrar otro, en el que podr¨ªan repetir muchos de sus actuales miembros. ?sa es la ¨²nica posibilidad prevista en el Tratado de la Uni¨®n Europea, que no contempla la hip¨®tesis de censuras individuales que plantean los liberales, entre otros. La reprobaci¨®n selectiva, en un ¨®rgano colegiado en el que cada cual conoce las debilidades del vecino, podr¨ªa poner en marcha una caza general de los comisarios de un determinado color pol¨ªtico por sus competidores ideol¨®gicos y liquidar la actual Comisi¨®n. Esto obligar¨ªa a buscar un nuevo presidente para los meses que le quedan de mandato al actual.
Lo absurdo del caso es que el Parlamento Europeo y la Comisi¨®n no est¨¢n enfrentados respecto a las pol¨ªticas b¨¢sicas a seguir o a las partidas presupuestarias principales. Pero cualquier cosa es posible porque los grupos pol¨ªticos est¨¢n muy divididos. Mar¨ªn se ha mostrado dispuesto a dimitir si fuera necesario, aunque no a hacer el juego a los intereses que se mueven tras este pulso. No parece ajena a lo que est¨¢ ocurriendo la proximidad de las elecciones europeas de junio y las escaramuzas entre populares y socialistas en un momento de hegemon¨ªa del centro-izquierda, de donde proceden los comisarios puestos en la picota.
A las sempiternas cr¨ªticas a la Comisi¨®n por parte de los conservadores brit¨¢nicos se unen ahora las de Alemania, y en particular de la oposici¨®n democristiana. Pero el propio Mar¨ªn ha apuntado que tambi¨¦n el Gobierno socialdem¨®crata de Bonn tiene inter¨¦s en acreditar la imagen de una Comisi¨®n que malgasta el dinero para reducir su contribuci¨®n al futuro presupuesto. Aunque es evidente que el triunfo de un voto de censura a la Comisi¨®n dificultar¨ªa en extremo la labor de la actual presidencia alemana del Consejo de la UE.
Santer ha hecho gala de su falta de liderazgo. Ser¨ªa bueno sacar lecciones para la pr¨®xima Comisi¨®n y nombrar a su frente -en junio, para iniciar su mandato en enero del 2000- a una personalidad fuerte. Pero s¨®lo desde una mayor transparencia y sometimiento al control presupuestario del Parlamento puede crecer la legitimidad democr¨¢tica de un ¨®rgano como la Comisi¨®n, que es esencial para la vida comunitaria.
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