El Camp Nou se abona a la goleada
El Bar?a y el Athletic combaten el mal tiempo con un partido muy peleado y lleno de ocasiones

Ni toda el agua del mundo puede acabar con toda su fantas¨ªa. Rivaldo se invent¨® ayer algo imposible en medio de un campo anegado: el brasile?o marc¨® un gol de tac¨®n y acab¨® con las serias aspiraciones del Athletic de llevarse un empate. El brasile?o fue, con dos goles, el rey en una noche de perros, mitigada por una lluvia de seis goles. El Camp Nou olvid¨® el fr¨ªo, su soledad -apenas hubo 20.000 personas- y vibr¨® con la generosidad de los dos equipos. El grupo de Van Gaal confirm¨® que la goleada ante el Alav¨¦s no fue un espejismo. La crisis azulgrana parece superada. El Athletic, por el contrario, trunc¨® su racha: pag¨® esta vez muy caro dejar medio partido a Urzaiz, el pichichi, en el banquillo.El Bar?a salt¨® al campo despreciando la lluvia y la piscina en que se disfraz¨® el Camp Nou. Ni se inmut¨®. Van Gaal reforz¨® su defensa con cuatro hombres para frenar el juego de ataque del Athletic y dej¨® la conducci¨®n del equipo a Guardiola para abrir el juego a tres delanteros. Parec¨ªa que el mal tiempo favorec¨ªa a los rojiblancos. Falsa impresi¨®n. Sali¨® el Bar?a con fuerza, con energ¨ªa, con presi¨®n y controlando casi siempre el bal¨®n. La lluvia fue su mejor aliado. Le libr¨® de gestar las acciones de ataque, el juego corto, asociativo, la asignatura que arrastra todo el curso. El Bar?a se fue directo al ¨¢rea. Busc¨® siempre el bal¨®n largo, las asistencias, las combinaciones en el ¨¢rea, el f¨ªsico de Kluivert y el cabezazo.
El plan funcion¨®. La lluvia retras¨® las ocasiones, pero el Bar?a no inquiet¨® a la grada. Dio sensaci¨®n de ser m¨¢s equipo que muchos otros d¨ªas. Sin ir m¨¢s lejos, en sus primeros compases ante el Alav¨¦s. Apret¨®, aprovech¨® las faltas y Figo lami¨® el gol. No tardar¨ªa en llegar. Fue un calco del segundo de la goleada de hace una semana, y con los mismos protagonistas: el portugu¨¦s bord¨® un preciso centro desde la derecha rumbo a Luis Enrique, que cabece¨® cruzado. El gol abri¨® el abanico de las ocasiones del Bar?a. Fue al final Cocu quien lo logr¨®: Rivaldo centr¨®, Kluivert dej¨® un bal¨®n de cabeza al volante que lanz¨® un remate preciso que entr¨® como un rayo por la escuadra.
No opuso demasiada resistencia hasta entonces el Athletic. Cedi¨® la iniciativa y Ezquerro y Etxeberria aportaron poco peligro. Apenas un centro de Larra¨ªnzar tras un fallo de la zaga. Poco m¨¢s. Luis Fern¨¢ndez, que cumpli¨® su sanci¨®n sentado en una butaca situada justo detr¨¢s de banquillo, movi¨® ficha tras el descanso. Con el marcador en contra, el t¨¦cnico aline¨® a Urzaiz, un extra?o suplente de lujo lejos de San Mam¨¦s. Dio fe de su condici¨®n de pichichi. Le bast¨® un despiste de Pellegrino para retratar a Hesp. Javi Gonz¨¢lez reforz¨® la delantera, pero la alegr¨ªa rojiblanca apenas dur¨® dos minutos. Rivaldo marc¨® el tercero y devolvi¨® la paz a la hinchada azulgrana.
Quedaba a¨²n una eternidad. Van Gaal sustituy¨® a su capit¨¢n (Guardiola) y coloc¨® a Xavi. La media azulgrana se resinti¨®, el Bar?a acab¨® pagando el cansancio y el Athletic se creci¨®. Crey¨® en el empate. Urzaiz volvi¨® a actuar de abrelatas: Julen Guerrero marc¨® el segundo tanto tras un potente remate del ariete que Hesp rechaz¨® con apuros. El partido volv¨ªa a estar abierto y el Bar?a acus¨® los nervios. Y ah¨ª apareci¨® entonces el talento. Ni siquiera la lluvia y un campo encharcado y casi impracticable puedieron con ¨¦l. Rivaldo agarr¨® un rechace y de tac¨®n, en una jugada de billar, marc¨® el cuarto provocando el delirio. L¨¢stima que Oscar, el h¨¦roe sentimental de d¨ªa del Alav¨¦s, viera el festival desde el banquillo.
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