Al Mallorca no le asust¨® el Madrid
El equipo insular mantiene el liderato y sac¨® provecho de dos goles en la primera parte
Para quien corresponda: el Mallorca estuvo por encima del Madrid en el dise?o del partido. Fue superior en su lectura y en organizaci¨®n. Encontr¨® al rival que buscaba, le dio el trato preferencial, aprovech¨® sus oportunidades, cometi¨® un error y cerr¨® la faena con la profesionalidad debida. El partido concluy¨® en t¨¦rminos de aceptaci¨®n por ambas partes: ni el Mallorca sufri¨® los apuros de ¨²ltima hora que se le suponen a un resultado ajustado, ni el Madrid se sinti¨® con capacidad para improvisar un asedio definitivo. El Mallorca cumple con los grandes, a la vista est¨¢, aunque largo es su camino.El Mallorca esperaba un Madrid prepotente, dispuesto a adue?arse del control de la pelota y a jugar con la amenaza de sus grandes figuras. Es decir, el Madrid visti¨® la apariencia de equipo grande que llega a la ciudad a poner orden en la clasificaci¨®n. Entr¨® en juego con altivez, con derroche de toque, ensayando remates con Ra¨²l y S¨²ker, provocando tres lanzamientos de c¨®rner en los primeros 8 minutos. Era una forma muy com¨²n de impresionar, que posiblemente haya sido ¨²til en muchas ocasiones, pero no ante este Mallorca. Hace falta algo m¨¢s que posturitas para meterle el miedo en el cuerpo a este equipo, que sabe lo que quiere y se tiene fe.
MALLORCA 2 REAL MADRID 1
Mallorca: Roa; Olaizola, Marcelino, Siviero, Soler; Lauren, Engonga, Stankovic, Ibagaza (Soler, m.65); Biaggini (Carlos, m.81) y Chupa L¨®pez (Fernando Ni?o, m.89).Real Madrid: Illgner; Panucci, Hierro, Sanchis, Jarni, Roberto Carlos; Seedorf, Guti, Ra¨²l; Suker y Savio (Morientes, m.40). Goles: 1-0. M.10. Internada de Stankovic por la derecha, pasa al segundo palo donde acude Lauren a disparar. El bal¨®n lo despeja Illgner y queda suelto para Ibagaza. 2-0. M.27. Centro de Lauren desde la derecha y Sanchis, al tratar de despejar, introduce el bal¨®n en propia meta. 2-1. M.46. El Madrid sale de centro hacia el ataque, el bal¨®n llega a Ra¨²l en la derecha, que centra en profundidad sobre Seedorf quien remata al poste contrario. ?rbitro: P¨¦rez Burrul. Amonest¨® a Sanchis en dos ocasiones, por lo que fue expulsado (m.76), a Guti, Engonga y Suker. Lleno en el Luis Sitjar (18.500 aficionados).
Bastaron 10 minutos para entender que el partido segu¨ªa en realidad el discurso que quer¨ªa el Mallorca. Un fallo de Seedorf permiti¨® una jugada de gol. Y el Mallorca dej¨® que las cosas siguieran por el mismo camino. Algo m¨¢s de un cuarto de hora despu¨¦s, en tanto el Madrid segu¨ªa gust¨¢ndose con su presunto dominio de la situaci¨®n, la fortuna le regal¨® un segundo gol. El marcador se?alaba justo lo contrario de lo que aparentaba suceder en el campo. De eso deb¨ªa tratarse: de dejar que el Madrid se conformara con aparentar.
Porque en su actitud dominante, el Madrid no lograba pasar de un juego discreto, sin la tensi¨®n necesaria para hacer da?o. Para remate, no encontr¨® esta vez esas dosis de inspiraci¨®n individual de alguna de sus estrellas, aunque Ra¨²l protagonizara un remate al palo al borde del descanso.
Su dominio era tan ortodoxo como venial. El mejor ejemplo lo daba Guti, tan pulcro en su colocaci¨®n como en la distribuci¨®n de juego. Guti estaba donde ten¨ªa que estar, a pesar de que tanto Roberto Carlos como Seedorf amenazaban su jerarqu¨ªa. Porque Guti no es Redondo y todav¨ªa no se le respeta su territorio como al argentino. Y Guti distribu¨ªa con rapidez y limpieza. Por la derecha, por la izquierda, en perpendicular. Nadie pod¨ªa tener queja de su reparto. Sin embargo, el partido necesitaba algo m¨¢s. No es el Mallorca el tipo de rival al que se le pueda doblar con un toque por aqu¨ª y otro por all¨¢. En alg¨²n momento lo entendi¨® Hierro que se quiso meter en la pelea del centro del campo con todo su peso espec¨ªfico y f¨ªsico. Quiso enviar un mensaje al resto del equipo, pero desert¨® del asunto poco despu¨¦s, v¨¢yase a saber porqu¨¦.
Nada m¨¢s comenzar la segunda parte, se produjo una interrupci¨®n de los hechos. El Madrid sal¨ªa al ataque nada m¨¢s sacar de centro, como se hace en el colegio, y de esa jugada naci¨® un afortunado gol de Seedorf. Fue el ¨²nico error que cometi¨® el Mallorca, que no debi¨® esperar ese arranque tan poco noble de un grande. Ocho minutos despu¨¦s, Ra¨²l obligaba a Roa a una parada. Parecer¨ªa que el Madrid dejaba la apariencia de dominio por la b¨²squeda decidida por la victoria. Pero pocos minutos despu¨¦s, el Mallorca cambi¨® el registro: se hizo fuerte en el centro del campo, despleg¨® su organizaci¨®n colectiva y enmara?¨® el discurrir del partido hasta convertirlo en un tr¨¢mite. Para entonces, al Madrid no le quedaba combustible para seguir dominando. Puestos a comparar, el Mallorca estaba mejor colocado, demostraba mejor tono f¨ªsico y, para remate, hasta contaba con superioridad num¨¦rica por la expulsi¨®n de Sanchis.
En esas, el Madrid termin¨® aceptando la derrota con disimulo. Eso fue el partido: El Madrid crey¨® que bastaba con aparentar y el Mallorca demostr¨® que lo suyo es trabajar. A estas alturas del campeonato no se va a asustar f¨¢cilmente.
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