Nazarb¨¢yev gobernar¨¢ 7 a?os m¨¢s en Kazajst¨¢n con un voto bajo sospecha
No exist¨ªa ayer por la noche, al cerrar los colegios electorales en la rep¨²blica ex sovi¨¦tica de Kazajst¨¢n, casi ninguna duda de que Nursult¨¢n Nazarb¨¢yev ganar¨ªa un nuevo mandato presidencial, de siete a?os. Las posibilidades de que haya que disputar una segunda vuelta parec¨ªan m¨ªnimas, aunque la inc¨®gnita no se despejar¨¢ por completo hasta que se conozcan esta ma?ana los resultados.
Su victoria, sin embargo, tendr¨¢ sabor amargo. La Organizaci¨®n para la Seguridad y la Cooperaci¨®n en Europa (OSCE), de la que Kazajst¨¢n forma parte, ha anticipado que, en ning¨²n caso, reconocer¨¢ como democr¨¢ticamente homologables los comicios. Human Rights Watch ha expresado tambi¨¦n su preocupaci¨®n por las escasas garant¨ªas del proceso. Nada de eso parece importar demasiado a este antiguo dirigente comunista, de 58 a?os, que convoc¨® los comicios por sorpresa en octubre, sin tiempo para que la oposici¨®n, desorganizada y sin medios econ¨®micos, pudiese montar una campa?a m¨ªnimamente aceptable. Nazarb¨¢yev logr¨®, adem¨¢s, que su principal rival, el ex primer ministro Akezhan Kazhegeldin, quedase fuera de la carrera por una minucia t¨¦cnica. Cuando ayer se le pregunt¨® sobre estas irregularidades y las objeciones que suscitan, respondi¨® con toda tranquilidad: "Ya me lo esperaba. Esto es una democracia y es normal que haya quejas. Lo importante es el voluntad de mi pueblo". Y ya puesto, agreg¨®, tras votar: "He viajado por todo Kazajst¨¢n, y s¨¦ lo que piensa la gente. Votar¨¢n por un desarrollo econ¨®mico estable y por la libertad".
Kazajst¨¢n, en pleno Asia Central, con una amplia frontera con China y con el mayor porcentaje de rusos, cerca del 40%, de todos los pa¨ªses surgidos de la desintegraci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica (excluida, por supuesto, la propia Rusia), tiene una superficie mayor a la de cinco Espa?as y algo menos de 16 millones de habitantes. Pero si no fuera por el cosm¨®dromo de Baikonur (centro del programa espacial ruso) y sobre todo, por las fabulosas riquezas de petr¨®leo y gas que se atesoran en su subuelo y bajo el fondo del mar Caspio, probablemente no estar¨ªa en el centro del inter¨¦s de las grandes potencias.
Embajada espa?ola
Incluso Espa?a, uno de los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea con menos representaciones diplom¨¢ticas en el antiguo espacio sovi¨¦tico, abrir¨¢ pr¨®ximamente una embajada, ya sea en Astana, la nueva capital, o en la antigua, Almaty. El rey Juan Carlos y el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, han visitado ya este pa¨ªs, considerado una de las piezas esenciales del nuevo gran juego que se disputa con el oro negro como premio gordo.Con tan importantes intereses por medio, no es de extra?ar que en Occidente, con contad¨ªsimas excepciones, se cierren los ojos ante limitaciones democr¨¢ticas que se ejercen con menos estridencia y m¨¢s moderaci¨®n que en otros pa¨ªses de la zona. Se prefiere destacar el logro de una estabilidad de la que Nazarb¨¢yev se muestra orgulloso y la eficacia en la prevenci¨®n del contagio del islamismo radical.
Nazarb¨¢yev parece decidido a mantenerse indefinidamente en el poder. Ya era l¨ªder comunista de la rep¨²blica en tiempos sovi¨¦ticos y, apenas un mes antes de que, a finales de 1991, se rompiese la URSS en pedazos, fue elegido presidente (era el ¨²nico candidato) con el 98,7% de los votos. Un porcentaje no muy alejado del 95,5% que obtuvo en abril de 1995 en un refer¨¦ndum que le permiti¨® extender su mandato hasta el a?o 2000. A¨²n le pareci¨® poco. Por eso logr¨® que un Parlamento c¨®mplice convocase las elecciones de ayer, que le garantizar¨¢n con gran probabilidad seguir en el poder hasta el 2006.
Es, por otra parte, un itinerario similar al de los l¨ªderes de otras rep¨²blicas ex sovi¨¦ticas musulmanas, como el uzbeko Islam Kar¨ªmov, el turkmeno Saparmurad Niy¨¢zov y el azerbaiyano Heydar Al¨ªyev, en cuyo vocabulario no existe la palabra retirada.
Nazarb¨¢yev ha tenido un acceso ilimitado a la prensa y la televisi¨®n, el apoyo casi un¨¢nime de los l¨ªderes regionales y las grandes empresas y una abundancia de medios que contrastan con la situaci¨®n de sus tres rivales, casi reducidos al papel de comparsas. Destaca entre ellos el populista Gani Kasimov, de 48 a?os, que promete "orden y disciplina" (como si no hubiese ya bastante) y llama la atenci¨®n con payasadas como arrojar agua a un presentador televisivo o romper un vaso con sus propias manos.
A¨²n menos posibilidades parece tener el l¨ªder comunista, Serikbolsin Abdild¨ªn, de 61 a?os, que pronostica un fraude masivo y lanz¨® a Nazarb¨¢yev el guante, que qued¨® sin recoger, de un debate en la peque?a pantalla. El cuarto en discordia es Engels Gabasov, de 61 a?os, que exige el cierre de Baikonur y de los pol¨ªgonos de pruebas de armamento que a¨²n conservan los rusos. Todos ellos intentan vender la idea de que, con Nazarb¨¢yev, se est¨¢ vendiendo el pa¨ªs y agigant¨¢ndose las diferencias entre la minor¨ªa de privilegiados y la abrumadora mayor¨ªa de pobres. La m¨¢quina propagand¨ªstica del presidente, que pr¨¢cticamente es la del Estado, tiene como principales argumentos una promesa (que el man¨¢ del petr¨®leo terminar¨¢ beneficiando a toda la poblaci¨®n) y una comparaci¨®n: que en Rusia la situaci¨®n es todav¨ªa peor.
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