Una mujer
Gil hab¨ªa ido a la c¨¢rcel seguido de su Rolls, no se sabe si pensando que acaso le prohibieran la entrada, por decente, o que el juez se arrepintiera y tuviera que salir del furg¨®n policial, saludar a las masas y entrar en su lujoso coche, camino de sus posesiones, o sea toda Marbella, con la que ha hecho todo lo que le ha dado la gana desde que la gobierna. Lleg¨® a la c¨¢rcel y no le prohibieron la entrada. Mala suerte. Y los suyos se fueron de mani, algo totalmente nuevo para ellos y que la democracia les ha permitido experimentar. La Constituci¨®n los ampara, y el Estado de Derecho, eso que Gil llama "establo". Ped¨ªan la libertad de Gil porque ellos creen ciegamente en su inocencia, insultaban a todos los que consideban culpables de la suerte de su l¨ªder y, sobre todo, a una mujer que ha soportado no s¨®lo las groser¨ªas, sino las amenazas del "estilo Gil". Isabel Garc¨ªa Marcos es esa mujer. Es rubia, menuda y valiente. Dicen muchos que incluso los suyos dudaron de la eficacia de su actitud. Sencillamente el tiempo ha empezado a darle la raz¨®n. Es concejala del PSOE en el Ayuntamiento de Marbella y los seguidores de Gil, manifestantes en la noche de Marbella, quer¨ªan insultarla mand¨¢ndola a la cocina. Los elegantes, fin¨ªsimos y feministas manifestantes gritaban rimando: "Rubia, cochina, vete a la cocina". Ella andaba en aquel momento algo preocupada por las amenazas de muerte que estaba recibiendo, pero s¨®lo lo justo, porque seg¨²n cuentan no eran las primeras y sabe ella que, si la cosa va a m¨¢s, no ser¨¢n las ¨²ltimas. Isabel Garc¨ªa Marcos ha sabido mantenerse contra todos los temporales, incluidos los provocados por los temores de su propio partido, que lleg¨® a perder la fe en su manera de hacer oposici¨®n. El tiempo ha puesto todas las razones de su parte. Ella denunci¨® siempre las cosas que ahora todos lamentan, incluso un PP que asisti¨® encantado a la ascensi¨®n de Gil, que en sus c¨¢lculos pod¨ªa suponer un debilitamiento del PSOE; todos d¨¦biles en Marbella mientras Gil crec¨ªa. En medio del ordeno y mando y la arrasante toma de decisiones, una mujer, Isabel Garc¨ªa Marcos, las denunci¨® incansable. Es su hora. Se la ha ganado a base de honesto tes¨®n.MAR?A ESPERANZA S?NCHEZ
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