El Centro Dram¨¢tico Nacional abre sus puertas al nuevo y rupturista teatro espa?ol con el estreno de "Dedos"
Con el estreno de Dedos, de Borja Ortiz de Gondra, de 33 a?os, que ha dirigido Eduardo Vasco, de 30 a?os, el Centro Dram¨¢tico Nacional (CDN) abre sus puertas por primera vez no tanto a un joven teatro, sino al nuevo teatro espa?ol, emanado de una distinta y renovadora dramaturgia que rompe con modelos anteriores. Un teatro del siglo XXI que quiere reflejar a un mismo tiempo la obligatoria funci¨®n social del teatro de hablar del hombre de su tiempo y los c¨®digos narrativos de los medios audiovisuales y t¨¦cnicos de finales del siglo. La obra se estrenar¨¢ ma?ana en el teatro Olimpia de Madrid.Ortiz de Gondra define Dedos como una comedia feroz o vodevil negro, en la que se encuentran est¨¦ticas que pueden recordar al gore, a Tarantino, al grunch, "pero llenas de limpieza", seg¨²n su autor.
Eduardo Vasco, quien adem¨¢s de director tambi¨¦n es m¨²sico, especialista en espacio sonoro para teatro y experto en nuevas tecnolog¨ªas audiovisuales, ya hab¨ªa estrenado con anterioridad en el CDN (Rey Negro, de Ignacio del Moral). Desde hace a?os estaba detr¨¢s de este texto que ha puesto en escena con su compa?¨ªa Noviembre Teatro.
Dedos habla de la estabilidad tanto en el trabajo como en el amor, a trav¨¦s de la p¨¦rdida y de la muerte. Los personajes interpretados por Jos¨¦ Luis Santos, Lola Casamayor, Montse D¨ªez y Vicente Colomar tienen que entregar como prenda un dedo, en este caso toda una met¨¢fora de la p¨¦rdida. Ortiz de Gondra, para hablar de su tragicomedia, siempre utiliza el t¨¦rmino vodevil negro o comedia feroz: "Algunas personas me han cuestionado porque en la obra afronto de manera irreverente temas muy serios, como el sida, el desempleo, el desencanto de la izquierda, el sadomasoquismo o la ambici¨®n neoliberal; pero creo que la manera m¨¢s radical de abordar lo que nos duele es dinamit¨¢ndolo desde dentro", dice el autor, quien tambi¨¦n rechaza para su texto el calificativo de nihilista: "Hay una cr¨ªtica a la generaci¨®n anterior que abord¨® el poder, se desencant¨® y cuando lleg¨® el relevo ¨¦ste actu¨® igual. Es una autocr¨ªtica hecha desde dentro".
El montaje ha contado, por un lado, con la escenograf¨ªa de Tatiana Hern¨¢ndez, pero tambi¨¦n con el atrezzo morboso de Morboria, conocido grupo teatral experto en viscerillas, despojos, miembros mutilados y otras casquer¨ªas, que procuran siempre salpicar de un cierto humor negro, aunque el autor, respecto a estas sangrantes cuestiones, hace una llamada a la calma: "No es nada gore, no te saltan las v¨ªsceras a la cara ni uno se siente salpicado; hay una tremenda distancia f¨ªsica y ps¨ªquica, y todo es muy limpio porque no hay muertes o dedos arrancados gratuitamente, son s¨®lo met¨¢foras", se?ala este autor, que considera que el nuevo teatro que representa cambia, con respecto al anterior, el lenguaje narrativo: "Nuestro teatro rupturista exige una mirada contempor¨¢nea, que consiste en que el p¨²blico tiene que poner lo que no se ve con obviedad".
En Francia Ortiz de Gondra cosech¨® un importante ¨¦xito el pasado a?o con A distance, obra escrita en franc¨¦s, ya que es un autor biling¨¹e que trabaja en varios idiomas.
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